James Dean Bradfield: Instinto, mitología y la definición del infinito Exclusiva con la voz de Manic Street Preachers Miércoles, 23 de Septiembre de 2020 Han sido días ocupados en la vida de James Dean Bradfield. Si bien, la pandemia del coronavirus sepultó muchos planes, el vocalista de Manic Street Preachers tuvo la suerte de completar su segundo disco solista “Even In Exile” (2020) antes del confinamiento, por lo que el lanzamiento del material en homenaje a Victor Jara no ha sufrido mayores inconvenientes. Sumado a esto, en junio la banda galesa editó una edición de lujo de su segundo disco “Gold Against The Soul” (1993) que incluye toda la memorabilia necesaria para los completistas. Este paralelo entre “Even In Exile” (2020) y “Gold Against The Soul” (1993) no deja de llamar la atención, ya que, obviamente, hacer un segundo disco solista a los 51 años no es lo mismo que hacer uno con la banda a los 24. Las dudas, las ansiedades y las expectativas que asolan la cabeza en la juventud pasan a segundo plano y el viaje es mucho más placentero con el respaldo de la experiencia sobre los hombros. El período de “Gold Against The Soul” no fue fácil según James. Los tonos sepia que reinan tanto en el arte del disco, como en los videos promocionales de la época, sumado a la imagen más adulta que proyectaba la banda en ese entonces se contrapone con la colorida desfachatez glam de “Generation Terrorists” (1992) y también al conceptualismo post-punk del siguiente “The Holy Bible” (1994), lo que deja a “Gold Against The Soul” (1993) como un paso intermedio que se entiende mejor hoy en día y que también es parte de una historia en la que sumaron experiencias tan marcadoras como la desaparición del guitarrista Richey Edwards o la visita a Cuba que los sindica como la primera banda de Rock en tocar en la isla con el mismo Fidel Castro sentado en el teatro. Además de la conversación sobre “Even In Exile” que forma parte de nuestra revista digital 206, James se toma el tiempo para ahondar en los recuerdos de dos hitos fundamentales de la banda y adelanta a Rockaxis parte de los planes de Manic Street Preachers en medio de un futuro incierto. Con los ojos del presente, confiesa haber aprendido a seguir su instinto y a encontrar el camino siempre consciente de los límites entre la realidad y la mitología del rock. - Están celebrando la reedición de “Gold Against The Soul” (1993) y algunos medios señalan que “por fin el disco tiene el reconocimiento que se merece”. ¿Qué opinas de esa observación? - Honestamente, no lo sé (ríe). “Gold Against The Soul” (1993) es un ejemplo clásico de lo que pasa con los segundos discos en la historia del rock. El sophomore siempre es el más difícil. Cuando grabas el debut te sientes indestructible, pero después de lanzarlo y de cumplir algunos de tus sueños, viene la incertidumbre. Éramos cuatro muchachos galeses de clase obrera que no teníamos mucho y, de repente, estábamos tocando ante millones de personas. Sentimos que habíamos traicionado nuestros ideales porque teníamos mucho dinero para gastar en un estudio gigante y que nos habíamos vuelto hipócritas. Básicamente, analizamos todo de una manera exagerada (ríe). Aún así, es un disco que tiene buenos singles. A mucha gente le gusta, pero para mí se escapa un poco de la línea de Manic Street Preachers. En el primer disco todo es instintivo, en el segundo te autodestruyes y en el tercero encuentras el camino. - Quizá la prensa no lo entendió bien en su momento. Venían de esa mezcla de glam y punk rock en “Generation Terrorists” (1992) y, luego, pasan a un sonido incluso un poco más rockero en “Gold Against The Soul” (1993). - Sí, creo que fue mi culpa (ríe). Me gustan bandas como The Clash y Magazine, pero también disfruto del heavy rock y quise que ese disco tuviera ese tipo de aproximación desde las guitarras, por lo que hicimos esa transición desde el punk hacia al rock, con lo que confundimos a muchos críticos (ríe). En “The Holy Bible”, nos fuimos hacia el lado más new wave con influencias como Wire, es todo un viaje. Tú sabes, a veces los jóvenes se comportan como idiotas y yo definitivamente lo era (ríe). Fui pretencioso, ambicioso y sobreanalítico. Ahora aprendí a apagar el cerebro. Eso es lo que me pasó con “Even In Exile” (2020), las letras con las que trabajé eran excelentes, así que seguí mi instinto y muchas veces me quedé con la primera idea. - ¿Van a tocarlo entero como lo hicieron con “The Holy Bible” (1994) o “This Is My Truth Tell Me Yours” (1998)? - No lo sé, por el momento estamos componiendo y haciendo algunos demos para el siguiente disco. Las reediciones conllevan mucho trabajo, como juntar el material y remasterizar, pero Nicky Wire es el que se encarga de recolectar demos y material audiovisual de la época. Pretendíamos hacer un pequeño tour este año, pero no se pudo por el coronavirus. - Este año se cumplieron 25 años de la desaparición de Richey Edwards y el próximo se cumplirán 20 años del concierto en Cuba. ¿Qué opinas de esos dos hitos de la banda? - Cuando terminamos de grabar “Know Your Enemy” (2001), nos dimos cuenta de que tenía varias referencias a Cuba, como el famoso atleta Alberto Juantorena, Elián González Brotons en ‘Baby Elián’ y la visita de Paul Leroy Robeson a Cuba en ‘Let Robeson Sing’, entre otras cosas. Tuvimos dos discos super exitosos en Reino Unido como “Everything Must Go” (1996) y “This Is My Truth Tell Me Yours” (1998), así que quisimos pensar afuera de la caja y que nuestro siguiente paso no estuviera ligado a imposiciones comerciales. Nos gustaba hablar de Félix Savón, el boxeador cubano, o de La Habana, pero cuando llegamos allá nos dimos cuenta de que quedamos al debe, éramos músicos, no políticos. No estábamos calificados para tocar allá, a veces nos preguntaban cosas tan complejas que ni siquiera podíamos responderlas. En vez de ayudarnos a descubrir quiénes éramos, el viaje a Cuba nos enseñó quienes no éramos. Yo quería ser más turista que músico. Visité escuelas, hospitales, tiendas de libros y muchos lugares realmente inspiradores con gente maravillosa que se sentía orgullosa de ser cubana. También me di cuenta de muchas cosas con las que no conecté. La revolución romantiza el simbolismo de las armas y eso me confundió. Además, cuando eres periodista en Cuba te encuentras con la falta de libertad de expresión, algo que sabíamos, pero que de todas maneras es difícil de entender. Fue una experiencia interesante. - Sin duda, fue un viaje que hizo historia. Fueron la primera banda de Rock que tocó en la isla. - Sí, quizá es uno de los momentos más sorprendentes de nuestra carrera. No sabíamos que Fidel Castro iba a estar en el concierto y que iba a visitarnos 15 minutos antes de salir al escenario (ríe). Imagínate que un personaje tan relevante como Muhammad Ali, Elvis Presley o Fidel Castro te viste en un camarín, es un momento que cambia tu vida. Podías sentir su poder y su pragmatismo. Por su modo de hablar, él sabía que vivía en un mundo imperfecto, pero era una persona motivada por su lucha contra el poder distante y opresivo de la cultura y la economía estadounidense. Siento empatía por la gente que toma decisiones importantes y se aferra a ellas cuando cree tener la razón. Decidieron no rendirse ante el dólar, pero desafortunadamente esa postura siempre deja a algunos fuera del camino. - ¿Y qué opinas de lo de Richey? - En verdad, no hay mucho más que agregar. Con cada aniversario que pasa, la gente se interesa más por el tema y surgen más preguntas, pero nosotros ya no tenemos más cuestionamientos, no podemos dar más respuestas. Hay una brecha entre la experiencia personal y la mitología del rock, y entendemos que él se ha vuelto parte de lo segundo. No hay conspiraciones, no hay verdades secretas, no hay agendas ocultas, ni historias no contadas. - Volviendo al presente, tienen agendado un concierto gratuito para los trabajadores de la salud con Liam Gallagher en diciembre. ¿Cómo van los preparativos? ¿Conocen las medidas de seguridad que se van a tomar? - Aún no lo sabemos, los tickets se vendieron pensando en que el concierto tiene posibilidades de llevarse a cabo. Tenemos que esperar y ver qué nos dicen la ciencia y el Gobierno al respecto (ríe). Haremos el concierto a penas nos den los permisos, pero no me sorprendería que la fecha se pospusiera. Todo el dinero recaudado se va a donar al Servicio Nacional de Salud británico y es una noche solo para ellos. Va a ser genial darle un momento de alegría a gente que ha trabajado tan duro. Se lo merecen. - Mencionaste que ya están trabajando en los demos del nuevo disco. “Resistance Is Futile” (2018) obtuvo muy buenas críticas, ¿van a seguir por ese mismo camino sónico? - Aún no lo sabemos (ríe). Estamos recién componiendo algunas canciones y todavía no las hemos tocado, ¡pero lo descubriremos en un par de semanas! Eres el primero en saberlo (ríe). - Quizá no es un buen momento para hablar sobre giras, ¿pero crees que “Even In Exile” (2020) abra la posibilidad para tenerte en Chile durante alguna etapa de promoción? - Creo que no haré giras para promocionar este disco. Se dice que, por lo menos en Reino Unido, no habrá conciertos en lo que queda del año, lo cual es un poco devastador porque disfruto estar tanto arriba como abajo del escenario. La posibilidad de tocar se abrirá recién el próximo año y, para ese entonces, ya estaré trabajando en el nuevo material de Manic Street Preachers, ¡así es como funciona la historia! (ríe). Es posible que visitemos Chile y Argentina cuando tengamos un nuevo disco bajo el brazo. Si algo nos ha enseñado el coronavirus es que no vivirás para siempre. Quiero visitar la patagonia chilena algún día y si lo dejo para cinco años más tarde, ¡ya se me está acabando el tiempo! (ríe). Lo hemos conversado como banda y para el próximo disco queremos hacer nuestra versión de un tour mundial, obviamente, no será en estadios en todos los países, pero tenemos ganas de tocar en lugares que nunca hemos visitado. Siempre hemos querido ir a Chile por su tradición futbolera (ríe). - ¡Genial! Es una excelente noticia que tengan el interés de visitar Sudamérica en el futuro cercano. - Es algo muy importante para mí. Quiero tener la oportunidad de hacer cosas en Santiago, comprar música, probar su comida, ¡comer empanadas, por ejemplo! (ríe). Tengo amigos que han ido a Santiago y me cuentan que es una ciudad impresionante. Además, me encantaría conocer la costa chilena. Siempre he tenido la impresión de que mirar al mar desde Chile define la palabra “infinito”. Eso llama mi atención cada vez que miro un mapa. Pablo Cerda Tags #James Dean Bradfield # Manic Street Preachers Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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