La Ley: grabaciones, giras y los costos de la fama Un aniversario más de "Invisible" Miércoles, 28 de Julio de 2021 (Publicado originalmente en revista #Rockaxis205, julio de 2020) Rodrigo Aboitiz, Mauricio Clavería, Luciano Rojas y Pedro Frugone cuentan la historia de un disco marcado por la muerte de Andrés Bobe a la vez que instaló a La Ley en el mercado internacional y lograban una popularidad pocas veces vista –hasta entonces– en una banda nacional. Por Juan Pablo Andrews Colaboración: Crístofer Rodríguez El reporte policial de Televisión Nacional del 10 de abril de 1994 que daba cuenta de la muerte de Andrés Bobe finalizaba con una periodista señalando sin rodeos: «toda la trayectoria musical (de La Ley) parece pender de un hilo». Probablemente esa frase reflejaba el pensar de muchos acerca de una banda que cosechaba algunos éxitos a nivel local y que perdía a su líder y compositor en un trágico accidente en moto en la comuna de La Reina. Sin embargo, lo que ocurriría con La Ley a partir de ese momento fue todo lo contrario a «pender de un hilo». Lidiando con el dolor de la pérdida y como una suerte de homenaje al fallecido músico, el conjunto decidió seguir en pie. Reclutaron a Pedro Frugone, guitarrista del conjunto Viena, y reintegraron al tecladista –y fundador– Rodrigo Aboitiz, quien había dejado el grupo en 1991. Con ellos, retomaron sus planes hasta ese minuto: lanzar un cuarto disco y buscar la tan anhelada internacionalización, en una década que veía nacer nombres promisorios en el rock chileno. «Me abrieron las puertas de par en par», recuerda Pedro Frugone en conversación telefónica desde Puerto Rico con Rockaxis al abordar su arribo al conjunto. «Llegué e hice cuatro canciones directamente. Entonces ellos me abrieron la puerta súper grande a todo». Por su parte, Rodrigo Aboitiz rememora así su vuelta al grupo: «Yo estaba conversando con Andrés. Me había salido del grupo y tenía ganas de volver, no sé si al grupo o a hacer otra cosa con él. Estaba choreado de lo que estaba haciendo, trabajando en una empresa con mi papá. Y bueno, falleció Andrés, entonces ahí Alejandro Sanfuentes (manager de La Ley) me escribió y me dijo que sería súper bueno que me integrara a la banda como compositor e integrante estable. Y se retomaron filas. Pedro ya había tocado con ellos también, incluso girado en México. Ahí entramos con él y nos ponemos a hacer el disco “Invisible”». Una vez rearmados, comenzaron los trabajos para el cuarto disco, que hoy cumple 25 años de su lanzamiento. Tomaron algunas ideas que habían quedado de Bobe –quien figura en los créditos del disco– y las registraron en el estudio de Frugone, en Santa Ana de Chena, donde hicieron la pre-producción y algunos demos. Aquellas conjeturas de los medios, que dudaban si el grupo pudiese levantarse ante la pérdida de Bobe, fueron recogidas por el conjunto en la época. «Se especuló en la prensa y mucha gente nos dio por enterrados. Los ánimos estaban súper bajos, no vimos la luz por unas semanas. Finalmente decidimos juntos que, en realidad, a Andrés le hubiese gustado que su proyecto siguiera. Entonces todos nos pusimos a trabajar muy profundamente en este disco y eso se nota finalmente. Sin duda, es el disco más exitoso de la carrera del grupo, fue el que nos abrió las puertas a Latinoamérica», comenta Luciano Rojas. Sin embargo, las dudas sobre si el álbum podría resultar un éxito parecían ser un obstáculo en los primeros días trabajo. «Siendo bien honesto, (trabajamos) no con toda la seguridad del mundo, porque Andrés era el líder de todo esto. Para mí era como un hermano mayor, siempre le hacía caso, lo seguía, aprendí mucho de él. Entonces tomar las decisiones solo daba cierta inestabilidad también», dice Rojas. Con un contrato con Warner, el conjunto fichó al reputado productor chileno Humberto Gatica para grabar y producir el disco en los estudios Record Plant, en Los Angeles, California, con un presupuesto de 100 mil dólares, según señala la prensa de la época. Se alojaron por cinco meses en un hotel en Hollywood Boulevard y empezaron a materializar la obra. Mauricio Clavería, baterista de la banda, cuenta que el contacto con Gatica se dio gracias a un amigo en común. Bobe viajó a Estados Unidos a comprar equipos y se contactó con el productor, a quien le mostró los discos que tenían a la fecha. De ahí se gestó el nexo. Y es que la idea de internacionalizar su carrera era algo que rondaba al grupo hace un tiempo. Así lo reflejaba Bobe en una entrevista en Aquí, en Hotel O’Higgins, con Juan Andrés Vivado en 1993: «El Festival de Viña fue un gran paso para nosotros para la proyección internacional, porque dentro de Chile ya somos bastante conocidos. Tocamos de Punta Arenas a Arica y hemos tenido muy buena acogida del público. Pero a nivel internacional, queremos ir a actuar y hacer lo mismo que hacemos en Chile. En Argentina, Bolivia, Perú, en todos los países latinoamericanos». En otra entrevista de ese tiempo, el vocalista Beto Cuevas comentaría que el álbum parecía tener cierta preconfiguración estilística. En marzo de 1994, un mes antes del fallecimiento de Bobe, así lo comentaba: «el próximo disco viene con una tendencia un poco más rockera, un poco más cruda a nivel de guitarras, de sonido de baterías, más básica; tenemos blues. Estamos cambiando un poco la base y cambiando nuestro método de composición que hasta ahora había sido completamente distinto. Nosotros siempre comenzábamos a riffear nuestra música con secuencias con teclados y después le agregábamos los instrumentos acústicos. Ahora estamos comenzando al revés, con guitarras, baterías y después le estamos agregando la tecnología sintetizada como complemento». Sin duda, el disco estaría marcado por la muerte de Bobe de principio a fin. Incluso en su título. Según contó Cuevas a medios mexicanos, surgió a raíz de un sueño que tuvo a tres días de la muerte del guitarrista. En él, el fallecido músico manejaba un auto donde Cuevas iba a bordo. Cuando el cantante le preguntaba quién manejaba el vehículo, Bobe respondió: «para ustedes yo, para la gente: el hombre invisible», concepto que quedó dando vueltas en el cantante. Sin dolor no te haces feliz: Las grabaciones Humberto Gatica, quien contaba con un currículum portentoso tras haber trabajado con figuras como Michael Jackson, Quincy Jones, Barbra Streissand y bandas como Chicago, sería fundamental en la producción y grabación de este álbum. «Creo que Humberto también tuvo mucho que ver con respecto al sonido y los arreglos. Fue un salto para La Ley ese disco, sin desmerecer los discos anteriores ni los que vinieron, pero ese fue un disco que va a marcar a La Ley para siempre», asegura el tecladista Coti Aboitiz. «Estuvo muy comprometido. También se vio muy afectado porque era muy cercano a Andrés», complementa, por su parte Luciano Rojas. «Indudablemente la participación de Humberto en ese disco fue muy importante», añade Clavería, quien cuenta que tardó un día y medio en grabar todas sus partes del disco y que luego de eso se fue a recorrer Los Angeles. Y fue dentro de esas grabaciones, recuerda Clavería, que en un momento Eminem y Dr. Dre aparecerían por esos estudios para grabar uno de los primeros discos del rapero blanco de Misuri. Parte de la cotidianeidad de estar en uno de los estudios destacados de la ciudad californiana. «Empecé a grabar un día en la tarde, como a eso de las tres o cuatro, después del almuerzo, y terminamos como a las ocho de la noche. Al otro día me tocó empezar a grabar temprano en la mañana y a eso de las tres o cuatro de la tarde ya estaba afuera y ya había grabado las 10 canciones de este disco. Me fue bien con él (Gatica), creo que encajamos bien en ese aspecto de la parte musical. Creo que le gustó como trabajo. Me acuerdo haber recibido más de una felicitación por parte de él, sobre todo por lo rápido que lo hice, lo cual era muy bueno para porque obviamente le importaba que los músicos no se demoraran mucho. No soy amigo de él en absoluto, pero sí tuve una buena relación de trabajo con Humberto», añade el baterista, quien hoy vive en México y Estados Unidos. Pero el estilo de trabajo de Gatica no sería siempre miel sobre hojuelas. Frugone recuerda que fue una “guerra” mantener la preproducción que ya habían hecho como grupo en Chile antes de viajar a Estados Unidos. «Tuvo un precio muy alto para mí, porque fue una guerra, una pelea desde el día uno con Gatica. Y yo asumí eso. Hicimos toda la preproducción en mi estudio, no quiero decir que fui yo el que hizo la producción o preproducción, pero sí me metí harto en ese sentido, en cómo queríamos que sonara el disco. Entonces entrando tuve un choque muy grande con Gatica. Pero a mí me sirvió mucho, fue un gran aprendizaje. Creo que es el mejor disco que hicimos con La Ley, porque creo que éramos un grupo», recuerda el guitarrista. Frugone argumenta que el estilo de Gatica basaba sus conocimientos en David Foster, productor estadounidense mentor del chileno y quien trabajó con John Lennon, Whitney Houston, Bee Gees, entre varios otros. Y esos apuntes versaban en que todo el contenido de las canciones se desprendía de la melodía del cantante. Esa era la clave, según Gatica. «Él, sobre todo, tenía otra manera de trabajar, enfocada en lo que son los solistas». Frugone recuerda un episodio en esa “batalla” por encontrar el mejor sonido para “Invisible” en la que se enfrentó con Gatica en un momento incómodo. En un día de grabación, el guitarrista llegó hasta los estudios para continuar con el registro de cuerdas y se encontró con la sorpresa que Gatica había fichado al guitarrista estadounidense Michael Thompson para apoyar ciertas canciones. Thompson, músico de sesión que ha participado en discos de Christina Aguilera, Cher y Joe Cocker, estaba ahí sin que Frugone lo supiera. «Voy de repente y llego al estudio y está nada más y nada menos que Michael Thompson, que es increíble, realmente un dios de la guitarra. Tuve que básicamente pelear con un montón de huevadas. Y Gatica lo metió a tocar», dice Frugone. No obstante, el trabajo logrado terminaría siendo glorioso. «Como en todos los procesos de grabación, existen vicisitudes con el productor, algunos de los integrantes no encajaron tanto con la onda de él como otros. Me parece que es normal que pase eso», cuenta Clavería. Comienza el día cero: El éxito y la fama El 30 de octubre de 1994 terminaron las grabaciones, pero no sería lanzado hasta el 28 de junio del año siguiente. En junio de 1995 se lanzó un video definitorio para el grupo de la canción ‘El duelo’, el primer single de “Invisible”. La pieza audiovisual dirigida por Cristián Galaz fue estrenada en MTV y contaba con toda la estética sombría y gótica que caracterizaba al conjunto en esa época. Aquella idea de oscuridad en la imagen de ese video es parte del disco en general, según recuerda Aboitiz: «es una estética súper dark, se ocupaba mucho el maquillaje. Veníamos saliendo de los ochenta y en esa época el hueón que no se maquillaba en el escenario era raro. Nos gustaba mucho la estética del under británico. Marcó mucho al grupo esa música». ‘El duelo’ se convirtió en un hit sin demora. Se metió en los Top 20 de MTV y tuvo alta rotación en radios. Permaneció 18 semanas en el ranking radial de la revista TV y Novelas, entre junio y octubre de 1995, alcanzando el puesto N°1 por diez semanas. ‘Día cero’ permaneció 16 semanas, entre noviembre de 1995 y marzo de 1996. Otras canciones rankeadas fueron ‘Cielo market’ y ‘Hombre’. En un ranking realizado por varias radios nacionales, como Rock & Pop, Pudahuel, Carolina, Colo-Colo, Concierto, entre otras, ‘El duelo’ figuró como la canción más tocada de 1995. Según afirma el blog especializado del periodista Roberto Carreño, “Invisible” consiguió Disco de Oro (15.000 unidades vendidas) y de Platino (25.000 copias) en sus primeras semanas en el mercado chileno. Además, el lanzamiento realizado en la mítica Feria del Disco del Paseo Ahumada, contó con una firma de discos que terminó con varias vitrinas de la disquería quebradas por los fanáticos que llegaron. Pero la prensa “especializada”, cómo no, no fue del todo benevolente. «Uno siempre se acuerda de la crítica. Sobre todo al principio, cuando uno es más pendejo y le duele que te digan que lo que tú haces es más o menos. Nosotros tuvimos la suerte de conocer prensa hasta en Europa y nunca nos hemos encontrado con un periodismo tan ácido y tan destructivo como el chileno. Era una huevada impresionante”, recuerda Frugone. Pese a todo, en febrero de 1996 anunciaron su partida a México para promocionar su nueva obra. «Este disco me llevó a tocar a Estados Unidos y a toda Latinoamérica. Y recorrer el enorme país que es México, de arriba abajo y de lado a lado. Así que nos hizo conocidos a nivel regional, fue un éxito de ventas, me llenó los bolsillos de dinero, pude viajar por todos lados y disfrutar lindos momentos como grupo de trabajo, entonces es parte fundamental de mi vida», se confiesa Rojas. El paso por Estados Unidos, en años fructíferos para el rock en el país del norte que se sacudía de la ola grunge y se preparaba para nuevos sonidos, también fue parte de la gloria de “Invisible”. «Fueron enseñanzas bien grandes. Te estoy hablando del año 96. Nosotros nos dimos vuelta por hartos lados de Estados Unidos. Fuimos a Nueva York, tocamos en Chicago, en Phoenix, Houston, en lugares que tú piensas que son lo más estadounidense que existe. Pero en esos años ya estaba lleno de latinos. Nosotros tocamos en el Teatro Apollo 2000 y estaba repleto y eran todos latinos. Para mí, darme cuenta de eso, fue súper importante», repasa el también hombre de Saiko. Frugone también rememora con alegría ese periodo: «fue tremenda. ¡Puta que lo pasamos bien! Esa fue la otra huevada porque yo creo que duramos tanto tiempo con Mauricio ahí (en La Ley), porque aparte de la posibilidad de los viajes y lo que estábamos haciendo por todo ese lado, la opción de conocer gente, de tocar con huevones en la ciudad donde vivíamos era muy entretenido. Pasamos experiencias muy buenas». Hombre que camina: Un futuro predeterminado Como sucede a menudo en las bandas cuando tienen que lidiar con el precio de la fama, aquel éxito sin precedentes que alcanzó el quinteto con “Invisible” terminaría dibujando lo que sería su futuro, con rencillas internas imposibles de manejar. El grupo cosecharía nuevos éxitos en los años siguientes, pero vería las salidas de Rojas y Aboitiz. Hoy, La Ley se encuentra separada, sin contacto alguno entre Cuevas y el resto de los músicos que sí mantienen una relación de amistad y trabajo entre ellos. De hecho, formaron un conjunto en 2016 bautizado como DíaCero, con Ignacio Redard (del dúo electropop The Plugin) como vocalista. Por su lado, Beto Cuevas –que vive en Los Angeles, California– continúo con su proyecto solista, editando en 2019 “Colateral”, disco co-producido por Humberto Gatica y Federico Vinder. Tras la separación de la banda, en 2018 declaró a un medio mexicano que «lo que es historia pasada es la relación que tenía con mis excompañeros, más no La Ley, que es un nombre que me pertenece y que eventualmente podría tener una nueva versión con otros músicos», remarcando el distanciamiento. Rockaxis intentó hablar en más de una oportunidad y por más de una vía con el compositor para tener su voz en este especial, sin embargo no obtuvimos respuesta. Al hablar sobre el posterior éxito de “Invisible”, tanto Frugone como Rojas hacen la relación con la separación que ocurriría años después. «Llegó a ser un muy buen negocio en un momento, pero la magia del grupo después de ese disco fue definitivamente en picada», dice Frugone. «Yo me retiro del grupo el año 99, porque posterior a todo esto que te estaba contando (de las giras) que fue súper lindo, ya después del disco “Vértigo” (1998), que fue el siguiente de “Invisible”, el rumbo del grupo se fue para un lado que a mí no me gustaba». Clavería también se manifiesta sobre este punto: «empezamos a viajar muchísimo, los tours eran cada vez más agotadores también, entonces creo que, en definitiva, cada integrante va agarrando su propia historia dentro de una banda. Entonces, claro, empezaron las discordias, es como en todas las bandas, desde los Beatles o los Rolling Stones en adelante pasó eso. En Pink Floyd también. En la medida que la fama llega muchas veces a los grupos, empiezan los roces internos de cada uno de los integrantes». Sin embargo, más allá de aquella ruptura que hoy se ve como indisoluble, con “Invisible” La Ley escribió uno los capítulos más importantes de la historia del rock chileno en la década de los noventa y marcó el camino de otros conjuntos chilenos que años después también tomaron la decisión de irse a México a probar suerte. «Hay una coincidencia importante en que sin duda es el disco más importante en la carrera del grupo», dice Rojas, y Frugone complementa: «Si tú le preguntas, no solo a la gente en Chile, sino a cualquier persona de la edad que tengo yo, cincuentones, y todos lo conocen, todos hablan de él con mucho cariño». Tags #La Ley #Invisible #Pedro Frugone #Mauricio Clavería #Luciano Rojas #Rodrigo Aboitiz Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. Ultimos Contenidos Rock Noticias Greta Van Fleet comparte su nuevo single: 'Farewell for Now' Viernes, 09 de Junio de 2023 Rock Noticias Imperdible: Congreso y Electrodomésticos llevan su música a Valparaíso Viernes, 09 de Junio de 2023 Rock Noticias Concurso: gana entradas al retorno de The Sisters of Mercy Viernes, 09 de Junio de 2023 Rock Noticias Black Veil Brides y Ville Valo se unen para versionar a The Sisters of Mercy Viernes, 09 de Junio de 2023 Rock Noticias Concurso: Rockaxis te invita al debut de Hombres G en Chile Viernes, 09 de Junio de 2023 Rock Noticias Hardcore Superstar agenda su debut en Chile Viernes, 09 de Junio de 2023 Rock Noticias Slipknot sorprende con el EP ''Adderall'' Viernes, 09 de Junio de 2023 Rock Noticias Anneke van Giersbergen y Marko Hietala en Concepción Viernes, 09 de Junio de 2023