Andrés Calamaro: tiempos dorados de un pasado argentino El argentino repasa su carrera Domingo, 22 de Agosto de 2021 (Publicado originalmente en revista #Rockaxis216, junio de 2021) Un disco de duetos con quince de sus mejores canciones trae devuelta a Andrés Calamaro. El cantautor de origen argentino con estadía en España conversó con Rockaxis sobre canciones, producción y colaboraciones, sin perder la oportunidad de soltar su afilada lengua sobre la actualidad. Es “El Salmón”, siempre polémico. Siempre vigente. Por Cristofer Rodríguez «Bohemio es ser la sombra de encontrarle el sentido a las cosas». ‘Bohemio’, canción incluida en el álbum del mismo nombre publicado en 2013, suena diferente en 2021. Quizás haciendo más sentido al título y primeras líneas de la canción: oscura, introspectiva y con el aura propia del existencialismo de cantina que tan bien conocemos en Chile y Latinoamérica. De pronto, la voz rasposa y más pausada de Calamaro se encuentra con la voz galante de Julio Iglesias, el crooner mayor de España, en un bolero profundo y elegante. Así es “Dios los Cría”, el álbum de duetos de Andrés Calamaro. La lista de invitados es larga y de lujo: Juanes, Mon Laferte, Raphael, Milton Nascimiento, Julio Iglesias, Carlos Vives, Vicentico, León Gieco, Alejandro Sanz, Julieta Venegas, Sebastián Yatra y más, reversionando clásicos de la discografía del cantautor de doble nacionalidad argentina/hispana, desde ‘Pasemos a otro tema’ de su disco “Nadie sale vivo de aquí” (1989), hasta ‘Bohemio’ y ‘Tantas veces’ de su disco “Bohemio” (2013), pasando por clásicos como ‘Engánchate conmigo’ de Los Rodríguez y singles de sus discos cumbres “Alta suciedad”, “Honestidad brutal” y “El Salmón” (‘Flaca’, ‘Paloma’, ‘Gaviotas’). ¿Un disco que recorre su biografía? No necesariamente. «Las canciones no son biográficas, ni todo lo contrario. Una buena letra tiene distintos códigos y significados que se ensanchan con el tiempo, tampoco dependen del autor o del cantante. Se expanden. Las canciones son la biografía de quienes escuchan las canciones. En mi caso, superan el asunto biográfico, algunas letras saben cómo ver el futuro», dice El Salmón. El hilo conductor del álbum es el bolero, pero también hay espacios para mirar al folk, al blues o dotar de nuevos colores al bolero tradicional, lo que para el artista es parte central de la historia del estilo. Un ejemplo es su trabajo con Manolo García y Vicente Amigo para una nueva versión de ‘Para no olvidar’, donde el bolero adquiere forma flamenca. «El bolero es más cosas, es una época y un repertorio celestial. Bolero mariachi de Javier Solís, boricua de Daniel Santos, cubano con Rolando la Serie, el repertorio de Manzanero, los tríos y el bolero como la clave en cámara lenta. Existe el puente, el bolero con pellizco flamenco. Si no existiera, habría que inventarlo». - ¿Cuál es el espíritu tras la elección de los artistas invitados? - El amor fraternal entre los cantantes. La amistad, la gratitud y el respeto. Luego más cosas además del espíritu, estos artistas saben, quieren y pueden. Son consagrados y contrastados. - ¿Con cuáles no habías grabado antes y por qué decidiste invitarlos ahora? - Son una veintena de artistas. Repetimos con algunos y nos estrenamos con otros. Habíamos cantado juntos con Julio (Iglesias), Vicentico, Fernando Cabrera, Leiva, Lila Downs, Alejandro (Sanz), Juanes y León Gieco. Con el guitarrista Niño Josele, claro. Luego podemos juntarnos con cientos de músicos y cantantes, siempre con deseo y conjugando bien lo que cada uno sabe hacer. Los músicos somos una familia de primos; los cantantes, hermanos separados al nacer. - ¿Qué sueño personal cumples con la grabación de estas canciones? - Más que un solo sueño. Milton Nascimento, Raphael, Julio Iglesias, Alejandro Sanz y León Gieco, cantando mis propias canciones, eso es el sueño de todos los artistas en el mundo. Grabar ‘Horizontes’ y ‘Gaviotas’ con Saúl y Fernando Cabrera es otro, son dos canciones oscuras en el disco “El Salmón”, y dos artistas sensibles y especiales. Son las sombras cuando brillan. - En algunas canciones escapas del bolero y buscas en otros formatos, como el folk con León Gieco, el tango con Raphael y rumba con Juanes ¿Qué viste en esos artistas que decidiste explotar esas otras estéticas distintas al bolero con ellos? - Con León somos casi familia, nos conocemos hace largo tiempo y es León Gieco, un artista que trasciende incluso la música, cantar ‘Mi bandera’ con él no es un episodio folk, es retratar la sensibilidad argentina en una cuerda de arte e identidad. ‘Mi bandera’ era un himno para los marginales y ahora tiene categoría de himno nacional para nuestra Argentina real y sus gentes. El episodio con Juanes es distinto, le tocó la patriada de completar una grabación comprometida. Juanes es mi amigo y un compañero muy querido en el gremio del canto. Vino a completar una grabación que se nos estaba complicando y quedó muy bien. Cantamos con el toque del Niño Josele, es un Triángulo de las Bermudas. Canciones que ya escribí Una de las historias más excitantes de la música chilena es la del grupo Santiago. Cuatro músicos con un pasado virtuoso y diverso en la música popular de los años sesenta, arrojados a su suerte sin más que su talento en tierras europeas en la siguiente década. Lejos de la patria, cultivaron un éxito inédito como grupo e individualmente, algunos de ellos ocupando lugares de privilegio desde ahí en adelante. Carlos Narea, vocalista y guitarrista, aún mantiene una carrera como productor con un currículo donde suma a artistas como Roque Navaja, Miguel Ríos, Luz Casal, Nacha Pop, Hombres G y Fito Páez. Calamaro no tiene más que elogios para él. «Productor chileno de dinastía, contrastado en España y operativo en la más alta exigencia, le llaman incluso para dirigir grabaciones y festivales a la vista imposibles de armar, es capaz de todo y somos amigos hace ya tiempo», señala Calamaro sobre el líder de un equipo que componen Germán Wiedemer en piano y dirección, Martín Bruhm en percusiones, Toño Miguel en contrabajo y Ángel Martos como ingeniero. - Completando el dicho popular, «Dios los cría, pero el diablo los junta», ¿quiénes representarían al diablo tras el encuentro de los músicos en este disco? - Gracias por preguntarlo. Tendríamos que ser Carlos Narea y este servidor. No sé si Carlos acepte el rol diabólico, pero tampoco creo que le ofenda compartir conmigo semejante crédito. - ¿Cómo se realizó el trabajo de producción desde la distancia con cada uno de los invitados? - Como siempre, estamos acostumbrados a hacer eso y lo hacemos todo el tiempo. La semana pasada grabé para dos discos, cuarteto cordobés y punk asturiano. Hace décadas que los cantantes grabamos solos, fuera de grabaciones en vivo o proyectos orquestales. En este caso contamos con el oficio y la disposición de ingenieros, estudios y productores en varios países. Hace 20 años hubiéramos viajado por el mudo llevando maletas llenas de cintas, ahora la música llega por correo. - ¿En qué medida los invitados participaron del proceso creativo de las nuevas versiones? - Cantando. Narea pensó en distintos guiones para los duetos, no quisimos repetir el mismo tipo de diálogo siempre. No me consta en qué medida cada cantante se sujetó al guión o si cantaron la canción entera para luego acoplarnos en duetos. En Madrid canté las canciones completas como guía, luego grabaron los artistas y después me ajusté a los duetos ya cantados. Es complicado, pero Carlos resuelve con aparente tranquilidad los desafíos complejos y comprometidos. Consta un diálogo entre ingenieros y productores para que suene natural, completo y muy interesante. - Además de la presencia de Narea, para el público chileno es una grata sorpresa notar la aparición de Mon Laferte, de quien has manifestado públicamente admiración por su voz. ¿Cómo fue trabajar con ella? - Si soy completamente sincero, espero juntarnos a cantar en un escenario. Mon Laferte es una gran cantante y en escena se agiganta. Mon cantando ‘Tantas veces’ va a permanecer como favorita del público. Tiene un don muy especial y me honra que haya cantado en el disco. Jugando con fuego Siempre polémico y relevante, Calamaro es una estrella de la música y de eso no hay dudas. Conformó el trinomio dorado del recambio del rock argentino de su última era dorada, junto a Gustavo Cerati y Fito Páez, y hasta hoy puede llenar cualquier coliseo donde se presente, con conciertos que fácilmente llegarían a las tres horas de duración. Es esa visibilidad y estampa de estrella la que también lo ha puesto en el foco de conflictos y cuestionamientos, ya sea porque el éxito comercial de sus últimas producciones no ha alcanzado la estatura de clásicos de sus discos de los años noventa o, incluso, por el perfil varonil de sus canciones cuestionadas por reproducir un paradigma machista o su fascinación por la tauromaquia (por lo que ha sido aún más cuestionado). Pese a todo, ahí está y tal vez su última gran exposición lo sitúa como referente para una juventud que ve en su figura un compositor auténtico e influyente. - Recientemente, C. Tangana comentó que a raíz de su disco “El madrileño”, se armó un grupo de Whatsapp con los artistas que participaron, donde discuten diversas situaciones, entre ellas políticas. ¿Cómo has logrado sobrellevar el clima de hostilidad y polarización política en España y el mundo, además de la crisis sanitaria por el COVID-19 en estos dos años? ¿Cómo percibes que esto ha impactado a la comunidad musical que te sientes cercano? - ¡No me han invitado al grupo! Soy un observador cultural y político con experiencia y he tenido los mejores maestros. Me gusta agitar el avispero y pisar charcos. Estoy en la vanguardia cultural y política. Me revienta la frivolidad puritana y moralista de los usurpadores del progresismo de zona de confort. Quieren partir en pedazos a España y al mundo entero; y en Argentina la fractura es venenosa. Primero operan con el cinismo que afecta a los ingenuos, luego ya nos comportamos como fanáticos. La comunidad musical no destaca por el valor, tampoco soy el único que abre los ojos. La mayoría eligen no ofender a la manada, ser aceptados como moralistas de patio de colegio. Entre los músicos soy un mirlo blanco, distinto y disiento. Estoy para gustar y para ofender como mandato generacional. - Tuviste una participación muy activa en el documental “Rompan Todo” de Netflix. ¿Qué opinas de las críticas de que es un documental muy sesgado por la mirada de Gustavo Santaolalla, con sobre valoración del rock argentino y mexicano? - Se critica todo, como si la frustración hubiese desembocado en un resentimiento urgente y bochornoso. Ni han visto el documental, como no escuchan los discos, y van ventilando que no les gusta. “Dios los cría” ya tiene detractores y es un disco inédito que casi nadie ha escuchado. No tengo que comulgar con el relato de Gustavo, pero el que realizó el documental es él y el equipo que trabajó fuerte para hacer las cosas. Tampoco es una enciclopedia donde tengan que estar todos los que han grabado un disco. Criticar un documental de rock apoyados en el capricho de la nostalgia es injusto y desleal. He sentido vergüenza leyendo las críticas. Tags #Andrés Calamaro Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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