Shame: Los nuevos outsiders del rock británico «Solo hacemos música con la que nos sentimos cómodos» Viernes, 11 de Febrero de 2022 Tras su debut en 2018 con el prometedor “Songs of Praise”, Shame se ubicó en el radar de la prensa inglesa, siempre en busca de la banda que sea el orgullo de la isla y que mantenga en alto su estatus de epicentro del rock. Y al parecer, con su reciente álbum “Drunk Tank Pink”, lo lograron. Sobre este aplaudido trabajo, conversamos en exclusiva con su vocalista, Charlie Steen, quien nos contó sobre el proceso de creación, cómo fue trabajar con James Ford (Simian Mobile Disco, The Last Shadow Puppets) en la producción y si se siente parte del nuevo rock británico. Por Bastián Fernández Toma un papelillo, le coloca tabaco, lo sella con un poco de saliva y se dispone a hablar. Charlie Steen, el histriónico vocalista de Shame, contesta feliz desde la comodidad de su pieza en Londres. Y cómo no va a estarlo, si el más reciente trabajo de su banda solo ha recibido elogios. NME le dio cinco estrellas a “Drunk Tank Pink” (2021), The New York Times nombró a su disco como el destacado de la semana y los siempre filosos de Pitchfork le colocaron un sorprendente 7.6 (una nota alta para los estándares del medio). A excepción de que no puede salir de gira, todo está funcionando para Steen. El ascenso de Shame fue meteórico y la fama tocó su puerta a una corta edad. Apenas terminaron la secundaria, el quinteto se dedicó a trabajar en su primer álbum, “Songs of Praise” (2018), con el que tomaron la carretera para tocar en cuanto lugar los recibiera. Su sonido crudo y a ratos adrenalínico, les permitió rápidamente hacerse un nombre en la escena del rock alternativo, lo que los llevó a tocar en festivales como Reading y Leeds. Tanto fue el éxito del grupo, que los miembros de Shame pueden decir que viven de la música. De hecho, Steen –de 23 años– se independizó gracias al dinero que ha ganado con su proyecto de vida. Su primer LP los tuvo ocupados, haciendo algo un poco contra la corriente: ser una banda de rock. Teniendo en cuenta que los personajes que hoy dominan la industria musical son, en su mayoría, solistas; lo que Shame ha logrado en su corta carrera es digno de destacar. Y no solo por lo que cuesta encontrar cinco personas que estén en sincronía, sino también porque estas deben poder congeniar y crear un producto lo suficientemente atractivo para convocar a muchas personas. A simple vista, los británicos parecen ser los jóvenes callados y un poco ñoños del salón. Pero algo se activa en ellos cuando es hora de subirse al escenario. Se convierten en un tornado que arrolla todo lo que está a su alrededor. Tal vez sea la irreverencia propia de su edad o, simplemente, en la música encuentran un lugar para ser ellos mismos. Fueron esas cualidades, más su gran sonido, lo que llevó a James Ford –una de las mentes creativas más relevantes del rock de los últimos 10 años – a producir su segundo larga duración. Ford los llevó hasta La Frette Studios, en Francia, para registrar las canciones de “Drunk Tank Pink”, misma locación en la que grabó en 2019 “Tranquility Base Hotel & Casino” de Arctic Monkeys. Con la inspiración que provocan las siempre atractivas calles francesas y un poco de vino, Shame dio vida a las 11 canciones que forman “Drunk Tank Pink”, un álbum que fluctúa entre un postpunk oscuro, bailable y, a ratos, catártico. Un sonido que en parte, resume lo que hemos estado escuchando de las nuevas bandas de rock del viejo continente; esa constante mirada al pasado, pero con la frescura y desprejuicio que ofrecen las nuevas generaciones. Sin embargo, Steen admite que ellos no se sienten parte de un recambio de la música inglesa, ni mucho menos que pertenecen a nueva camada. No es una medalla que se quieran colgar. Es más, se ríe un poco cuando se le pregunta sobre este tema. «Somos outsiders», comenta sin titubear. ¿La justificación? Simplemente cree que no encajan con lo que están haciendo los demás y que están fuera del radar. – Los músicos y la crítica siempre dicen que el segundo álbum es el más difícil de hacer, ¿ustedes lo sintieron así? ¿hubo alguna presión? – Inevitablemente se sintió la presión, pero la de nosotros mismos. Queríamos saber si éramos capaces de poder ir más allá, por eso mismo nos encerramos a trabajar y las canciones fueron saliendo. Además, trabajamos este disco con James Ford. – ¿Cómo fue trabajar con él, considerando que es uno de los productores de rock más importante del último tiempo? – Fue genial. Nos llevó a París a grabar, a un estudio en el que él ha estado trabajando harto. Nos quedamos ahí por un tiempo, ya que era un lugar con muchas habitaciones. Lo pasamos increíble y aprendimos mucho. También coincidió con que el The Murder Capital estaba por la ciudad y nos juntamos, fue una gran experiencia. Además, Francia es uno de nuestros lugares favoritos porque nos encanta el vino (ríe). – Mencionaste que se encerraron a trabajar. Gran parte de las canciones fueron creadas en tu pieza, un lugar muy íntimo para cualquier persona. ¿Sientes que eso se permeó en el resultado final? – Sí, totalmente. Las letras se centran en encontrarse con uno mismo, dudas existenciales y abordar las complicaciones que estaban pasando en mi vida. Quería hacer una exploración interna. Me estaba cuestionando mucho y también teníamos ganas de hacer un álbum más introspectivo. – ¿Cuál sientes que es la letra que mejor logra eso, o con la que quedaste más conforme? – Oh, difícil pregunta. Pero me quedo con ‘Human, for a minute’, es la que más contento me dejó con la letra y el sonido. Creo que está bien lograda, me gusta. Representa bien lo que viví. Trata sobre una relación que termina, pero que después vuelve, asumiendo que tiene un final. – El sonido de la banda, en comparación a “Songs of Praise”, se siente más maduro y grande. ¿Crees que hoy son un grupo que ha logrado cierta evolución musical? – La verdad es que no. Sí creo que tocamos mejor. Estuvimos dos años girando, eso inevitablemente nos hace ser un mejor grupo porque tenemos más experiencia. Pero no siento que hayamos madurado en lo musical. Somos muy jóvenes y todavía tenemos un largo camino por recorrer. – El nombre “Drunk Tank Pink” hace referencia a las celdas de prisión que fueron pintadas para calmar a unos presos. ¿Intentaron hacer un ejercicio similar? – Le pusimos así al álbum porque la pieza en la que escribí casi todas las letras era rosada. Un tono rosado pastelero para ser exacto. Después de la gira de “Songs of Praise”, me mudé y quería una habitación de ese color. En ese tiempo estaba aprendiendo sobre efectos, pero lo de pintar todo rosa fue creado en Estados Unidos durante los sesenta para solucionar los problemas con las drogas y la violencia, algo que a mí en ese momento me interesaba… Y sí, sí funcionó. – Después de una gira intensa, volver a casa y no tocar en vivo debe haber sido duro. Citándote: «Te vuelves muy consciente de ti mismo y cuando toda la música se detiene, te deja con el silencio». Sin embargo, su álbum resultó muy energético y algo enojado. ¿De dónde salió toda esa energía? – No creas que necesariamente es una especie de enfado solo porque las guitarras son algo ligeramente angular o las voces son un poco gritonas. Es solo la forma en que son elegidos para expresar. Solo para la naturaleza de escribir en una sala en vivo, de competir entre sí, de querer ser escuchado, querer disfrutarlo tanto como se pueda. Creo que hay enojo en este álbum como la hay en la mayoría de otros trabajos. La diferencia es que otras personas pueden cantar y yo no, así que estoy gritando (ríe). – El álbum también habla sobre temas personales, una crisis de identidad la que también se puede extrapolar a su generación. Hay una sensación de libertad infinita en lo que se debe ser y hacer. ¿Hay una búsqueda por este propósito? – Eso fue con todos nuestros compañeros. Cuando regresamos y nos mudamos, todo el mundo nos decía: «no sé lo que quiero hacer». Todos los que conozco parecen estar pasando por una crisis en este cuarto de vida (ríe). Todos lo miran al revés. Entonces, mis padres me tuvieron cuando tenían 27 y ahora tengo 23 años, así que me quedan cuatro años. ¿Qué pasa si quiero vivir en otro país por un año? Pero debería tener que trabajar en algún empleo… todo el mundo se está preparando para fracasar. Siento que hay mucha culpa en todas las cosas que hacemos. – ¿Tratas estos aspectos en el álbum? – Creo que es un tema enorme en todo el disco, en todo momento. No creo que necesariamente sea preguntarme por otras personas, pero sí por nuestros amigos que sintieron había más camino del que veían en el día a día. – Dentro del universo del nuevo rock inglés, ¿dónde se ven? – Mmm… afuera de todo. No nos sentimos parte de algo en particular. – ¿Por qué? – Solo siento que no encajamos. Estamos en el borde. Somos como unos outsiders (ríe). – ¿Dónde sientes que deja este álbum a la banda? – Creo que vamos en un buen camino. Digo, somos una banda muy joven. Tenemos mucho camino por recorrer. Esto está recién comenzando. Me cuesta la verdad saber en qué punto estamos. Solo hacemos música con la que nos sentimos cómodos. Las cosas solo fluyen. No nos hemos detenido a pensar tanto sobre cuál es el sonido que queremos plasmar, es algo más natural y orgánico. El futuro de Shame El panorama en la industria musical a raíz de la pandemia está complejo. Desde el año pasado que no hay conciertos presenciales y el streaming asomó como el nuevo formato, aunque no está ni cerca de acercarse a la experiencia de los shows en vivo. En ese contexto, Shame se prepara para un año en el que deberán volcarse al mundo de internet, pero con la esperanza de concretar su gira de 2021. Según indica su calendario, en el primer semestre de este año estarían de vuelta en las pistas, pero con aforos reducidos y con todas las medidas correspondientes. Su vocalista cuenta que se lo toman con calma y que esperan que las cosas se puedan concretar. Dice que tienen muchas ganas de tocar en vivo, al igual que todos sus colegas. – En caso de que la vacuna funcione y los conciertos vuelvan, ¿hay opciones de verlos por Sudamérica? – Sí, tenemos muchas ganas de ir. En nuestra gira pasada fuimos a Sao Paulo y estuvo increíble. Solo pudimos ir a Brasil, pero nos encantaría llegar a más países de la región. Ese concierto fue muy apasionado. – ¿Chile está en sus planes? – Sí, absolutamente. Tengo demasiadas ganas de ir a Chile, hablando en serio. Tengo un amigo de allá. Él vive acá, pero es chileno. Nos conocimos en Londres y por las cosas que me ha contado con su mamá, me genera mucha curiosidad. – ¿Qué cosas te llaman la atención? – Las personas, pero la comida en especial (ríe). ¡Me gusta lo que he probado! En serio quiero ir a Chile, así que espero poder estar allá pronto. (Publicado originalmente en revista #Rockaxis212, febrero de 2021) Tags #Shame #Charlie Steen #James Ford #Drunk Tank Pink Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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