Alectrofobia: Hágase la luz «Fue lindo que como de un proceso de mierda, terminamos muy enriquecidos» Miércoles, 27 de Julio de 2022 (Publicado originalmente en revista #Rockaxis208, octubre de 2020) Los planes 2020 de Alectrofobia cambiaron radicalmente desde mediados de marzo, cuando las alertas por la pandemia provocada por el COVID-19 daban inicio a un confinamiento del que aún estamos subyugados. Una gira por Europa tuvo que ser pospuesta, al igual que su ida a Buenos Aires, donde se iban a juntar con el productor Mario Breuer para grabar el sucesor del aplaudido “Violenta Fortuna”. Pese a todo, la idea de sacar nuevo material se mantuvo intacta, y en un experimento de grabación casera –pero muy bien pensada y de trabajo encomiable–, Gerardo Elgueta, Rudy San Martín y Alonso Cabello, más la producción a distancia de Mario Breuer (e incluída la masterización del súper clase Greg Calbi), dieron vida a “Era Luz”, cuarto álbum del power trío. Por César Tudela Un repertorio sincronizado a los tiempos que corren en el país y recitales que eran combustibles para una banda tan infalible como inflamable. Alectrofobia, con su fórmula de power trío callejero, le imprimió su estampa al 2019, justo en momentos donde la escena musical local entró en modo renovación: mientras algunos leían un estado regenerativo, otros veían el fin del rock en manos del trap. Pero mientras se vislumbraban nuevos festivales, referentes y voces, la banda fue como una ola inmensa que golpeó fuerte y se llevó puesto a los desprevenidos. Aunque vale decir que todo ha sido parte de un trabajo de años, mordiendo el ingrato polvo del under, pero aprendiendo de cada paso en falso. Y, por supuesto, de los aciertos. Alectrofobia ha sido un big bang en el circuito rock y son parte de una camada activa y creativa que alimenta una escena transversal y desprejuiciada –junto a nombres como Kuervos del Sur, Como Asesinar a Felipes, Tenemos Explosivos, Niños del Cerro, Tus Amigos Nuevos–, cuya expansión desconoce los límites, y más bien se alimenta de la diferencia. Esperado o no, su momento ha llegado. Y, alparecer, están listos. La edición de su nuevo álbum “Era Luz”, con todas las vicisitudes que conllevó, es un disco con canciones que, como caballitos de troya, pretenden entrar a decenas de playlist para que se infiltren, dialoguen e interpelen. Su música es cosa seria: un hard rock que conecta la tradición con otras posibilidades sonoras; y las reflexiones que sintetiza a nombre de la banda un compositor como Gerardo Elgueta, que vive en primera persona –y en primera línea– los cambios sociales de un país que hace un año exacto le dijo basta a los abusos e injusticias. Sin haber probado el miedo Si retrocedemos en el calendario 2019, en los meses previos al estallido Alectrofobia tuvo un gran hito con su show en un atestado Teatro Cariola. En esa impecable presentación (disponible en el canal de YouTube de la banda), contó con la participación de los míticos Tierra Oscura, banda fundamental para Gerardo Elgueta, líder del grupo, quien es categórico al decir que sin ellos no existiría Alectrofobia. «Por eso abrieron, no hay otro motivo. Cuando los invitamos y nos dijeron que sí, a mí me emocionó mucho. Tenía como 15 años cuando ellos ya tocaban y era impresionante. Todas las bandas sonaban mal en Temuco en ese tiempo y ellos sonaban increíbles. Se paraban en una peña folclórica o en una tocata de rock y siempre sonaban bien», argumenta. Esa ética de trabajo de “sonar bien” ha sido fundamental para entender la arremetida de Alectrofobia en la escena. Sus logros no han sido casuales y, de a poco, se activó un boca en boca viral a medida que iban mostrando canciones y videos que alertaban del estado en el que estábamos como sociedad. ‘Rutinas’, ‘Mierda pa’ consumir’, ‘Hijos de la segregación’, ’Violencia estatal’ son canciones que realizaban el diagnóstico –no alejado de la rabia que la provoca– de lo que pasaría la tarde del 18 de octubre pasado. «La rabia es uno de los motores, seguramente, más poderosos y efectivos de hacer música», dice Gerardo, aunque manifiesta que no es el único. Una de las características justamente de “Era Luz” es que bebe de las sensaciones que deja la tormenta luego del huracán. «El camino que al menos yo he recorrido como compositor –y que creo hemos recorrido como banda– es un poco más reflexivo. No quiere decir que no sea un disco que no tenga rabia, que no tenga odio o que no tenga amor. De hecho, creo que tiene más emociones que ningún otro disco, pero tenía mucha más certeza de las cosas que estaba diciendo, sobre todo porque la música no es solamente un actor político, sino también es una herramienta de comunicación en donde puedes ayudar a alguien más a reflexionar, a concientizar». Al escuchar “Era Luz”, la percepción no es otra que entenderlo como una continuación natural y orgánica de “Violenta Fortuna”. De hecho, en medio de los dos discos, apareció el EP “Caudillo”, que con el tema ‘Alto al fuego’ y su portada con un casco de Fuerzas Especiales siendo golpeado como una cacerola, muestran la postura que siguen teniendo como banda ante los hechos que estaban –y están– pasando en Chile. «Somos la consecuencia / De dormir de pie / Callados y tan quietos como ayer», dice parte de la letra que muestra, de alguna forma, el puente discursivo de un disco a otro. «Obvio que no soy dueño de una verdad absoluta, pero sí formo parte de las convenciones en esta gran comunidad que estamos en contra de todos los fachos, de los poderes fácticos y los poderes totales que son abusivos, del abuso de los privados», dice el bajista. El estallido social, finalmente, marcó el inicio de la nueva era de Alectrofobia. Una llena de luminosidad. La verdad verá la luz Las canciones de “Era Luz”, según nos cuenta Elgueta, se comenzaron a escribir antes del estallido, pero ya con el desarrollo de las manifestaciones sociales durante los meses siguientes, la inspiración fue total, con lo que la composición se volvió más productiva. «Había una prelectura de que esto iba a suceder en algún momento, pero como que el ánimo se empezó a calentar mucho antes», cuenta. De hecho, las canciones de “Caudillo” fueron pensadas para un disco nuevo. «Las grabamos a modo de demo y Breuer me dijo, “oye, estas canciones saquémoslas ahora”», cuenta Gerardo, quien igual considera esas canciones como parte del proceso de “Violenta Fortuna”. La rabia estaba ahí y, entre los acordes poderosos de la canción que invitaban a la desobediencia civil, tambien se colaba el olor a lacrimógenas. Aquel EP sirvió también para mantener el feedback con sus seguidores, quienes habían respondido con lealtad en cada fecha de la larga gira que tuvo la banda durante el verano 2020, en un panorama más bien hostil para las tocatas. «Fue la raja poder tocar igual y tener harto show. Me acuerdo de uno en Puerto Montt que fue notable porque durante el estallido social quedaba la cagá, pero la cagada, y los cabros se pasaron de la marcha a la tocata. Fue maravilloso». Al volver de ese viaje, el tándem creativo e histórico de Alectrofobia –Elgueta+San Martín– conversaron sobre los planes a seguir, teniendo en cuenta lo que les había pasado. «Rudy me dijo, “ya hueón, ¿sabis qué?, la gente se sabe las canciones y está llenando los locales, hay que plantearse la idea de hacer un disco nuevo”. Era la primera vez que hacíamos varias ciudades y todas llenas. No nos había pasado nunca, siempre alguna guateaba». Con el argentino Mario Breuer nuevamente guiando el buque tras los buenos resultados obtenidos con “Violenta Fortuna”, Alectrofobia planificó detalladamente su cuarto larga duración. Sin embargo, la ideas originales se deshicieron tras el anuncio de las fuertes medidas de confinamiento que provocó la llegada del coronavirus al continente. Si mañana cae uno se levantan diez Pese a que tuvieron que improvisar y adecuarse sobre la marcha, en el momento en que el trío y el productor argentino decidieron aventurarse en la construcción del nuevo disco, la cosas comenzaron a darse solas. «Como que hay una necesidad de sacar música nueva. Una necesidad emocional, sociopolítica. Lo digo siempre: la música es un actor político. No solo es una herramienta de lucha. La música nacional de por sí tiene que tener una opinión, tiene que ser una voz, y me parece que cuando dijimos: “ya, hagamos un disco nuevo”, tenía que ser en función de eso», enfatiza Elgueta. De esta manera, “Era Luz” es un disco en donde se trabajó más conceptualmente la indignación de nuestros tiempos, entregando mensajes que en “Violenta Fortuna” quedaron en el tintero –como mencionan ellos mismos– por una razón fundamental: ellos tampoco son los mismos de hace dos años atrás. «Me encontré más resuelto conmigo mismo; con mi familia, con mi manera de ver la vida… más tranquilo. “Era Luz” es un disco que tiene caleta de emociones, pero siento que estaba menos enojado cuando lo compuse». La elaboración de estas nuevas canciones llevó a Elgueta hacia un periodo de introspección personal, donde las cosas que derivaron gracias al estallido social –plebiscito, encuentro con vecinos y amigos, creación de colectivos, etc.– fueron terreno fértil para nuevas letras con un exponencial poderoso y mágico, con una sensibilidad distinta pese a que la indignación sigue estando ahí. «Lo que pasa es que, por ejemplo, ‘Violencia estatal’ (del “Violenta Fortuna”) es una canción que habla contra los pacos, contra la violencia y el abuso policial que se vive en el Wallmapu. Pero hice una reflexión: ‘Violencia estatal’ no es una canción que le gusta a mis hijos y eso era algo que yo quería. En cambio, ‘Nunca seas policía’, que es una canción que uno la escucha y prácticamente te dice lo mismo, el mismo mensaje, te lo está diciendo de otra manera. Entonces tenía la necesidad de decir ciertas cosas pero que más gente las escuchara. ‘Nunca seas policía’ y ‘Violencia estatal’ pueden ser canciones hermanas, pero la primera es una canción que se pueden aprender tus niños, entonces siento que ya sembré algo en esa generación: que la violencia policial está mal y que el ser policía es malo, y los niños se lo aprenden. Y ojo, no estoy diciendo que nosotros vayamos a hacer música para niños, en ningún caso, no me refiero a eso. Pero sí me detuve más a pensar en cómo decir ciertas cosas y que se entendieran mejor, sobre todo ahora que tenemos una voz un poco más validada. La gente nos escucha más, entonces quería que quedara absolutamente claro lo que estábamos diciendo. Por eso esta vez me preocupe mucho más de las letras, me detuve mucho más a escribir y a reescribir, a pensar y a repensar, a leer y a releer mucho». Sin duda, este rodaje ha sido clave para el devenir de la banda. Así también lo cree Rudy San Martín, guitarrista y fundador de la banda, quien siente que el espíritu de este disco tiene que ver con la búsqueda y la inquietud. «La búsqueda de nuevos sonidos, de nuevas formas de enfrentar nuestras canciones fue esencial, pero también hay una búsqueda desde las letras. Hay una mirada más reflexiva, todos los temas te invitan a pensar y a pasar por diferentes estados emocionales. Somos una banda con un espíritu inquieto por naturaleza, siempre buscamos ampliar nuestros horizontes, en todo sentido, en lo musical, en la gestión, en el arte desde lo visual, en todo lo que implica tener una banda, no nos podemos quedar tranquilos, hay mucha injusticia por denunciar y muchos corazones rotos que tocar. Tenemos que seguir buscando caminos para llegar a ellos». Para San Martín, las letras de las canciones de Alectrofobia son un testimonio muy importante para entender dónde y cómo está nuestra sociedad y qué lugar ocupan ellos en ese relato. «Es imposible que todo lo que sucede en nuestro país o el contexto mundial no nos afecte y no impacte en nuestras canciones. La indignación se lleva de muchas maneras, desde la rabia hasta la tristeza y la impotencia. No afecta solamente a una parte del ser humano, lo golpea íntegramente y lo afecta internamente, en sus relaciones con el resto de las personas, a su manera de ver el mundo, desde la política hasta el amor. Este disco tiene mucho de eso, el concepto tiene que ver con lo que habita detrás de una persona que vive en todo este contexto de rabia, de malestar, de ver cómo día a día la injusticia es mayor, de ver cómo se fragmenta su vida, todo eso que escondemos o que guardamos, todo lo que está detrás de nuestras máscaras, todo eso está en este disco, te invita a sacarlo y a reflexionar sobre eso. Por eso también los matices musicales del disco, que tienen que ver con eso; cómo cada una de las partes que conforman a una persona sufren y conviven mientras el mundo se vuelve un lugar difícil, de cómo las personas pasamos de un estado a otro con rapidez. Este disco va desde la rabia a la tristeza, del amor a la soledad». En “Era Luz” hay canciones sentidas, con letras fraccionadas por el actuar que arrastran por décadas cierta clase política, la élite despota y las fuerzas de orden, en donde los gritos de Gerardo se entienden como la expresión de una frustración acumulada por los años y que, finalmente, decantaron en un malestar social que fue combustible para los meses en que se mantuvieron las protestas y movilizaciones (frenadas solo por los toque de queda planificados como medida de seguridad ante la pandemia). Como ya han dicho, la reflexión ante el momento histórico que afecta a la patria, conjugado a cómo se materializa en nuestros espacios más íntimos, es el nervio central del disco. Muchas frases del disco están en esa línea: “Es la esclavitud moderna / Sin virtud ni consecuencia / Lo venden con elocuencia”, dicen en ‘Globalización, refiriéndose a los trabajadores de apps de delivery, ejemplo máximo del neoliberalismo y el capitalismo salvaje; “¿Cómo le explico a mi madre mayor / Que el matinal la mantiene el control?” se preguntan en ‘La verdad verá la luz’, ante la impotencia en el control y manipulación de la información de los medios de comunicación y cómo permea en el ciudadano común; o “Hoy sus casitas no son de resipol / Viven en penthouse y predican de dios / ¡Y aún no pisan ninguna población!”, dicen en ‘Mentir, robar, prometer’, ante la negligencia, corrupción y desconexión de la clase política y empresarial con la “calle”, con mención a Víctor Jara incluída. «”Era Luz” tiene un fuego intacto: el que uno tiene en función de hacer esto que uno ama y que es entregar un mensaje que es necesario. Un punto de vista que muchos compartimos y que también vivimos. O sea, muchos compartimos y vivimos en carne propia el discurso». *** «Ahora tienen que brillar muchachos». En la primera reunión de trabajo grupal luego de que la banda le enviara los demos a Mario Breuer, el argentino fue enfático. Vía Zoom, y mientras el coronavirus se expandía por la región, Alectrofobia tuvo que adecuarse a los tiempos de encierro y reunirse virtualmente para preparar la grabación, que también sería desde sus casas. Una tarea titánica y muy distinta a los planes de irse por casi un mes a Argentina para grabar y producir todo juntos. «Nada de eso se pudo hacer. Fue horrible», recuerda Gerardo tras conoer la medida del cierre de las fronteras. Entre las particularidades positivas que tuvo este proceso de grabación, está el que cada uno tuvo el espacio suficiente para crear y desarrollar más profundamente sus propuestas. Para Rudy, fue desafiante llevar a distancia todo el proceso, sobre todo la grabación final, «que es un momento en donde surgen situaciones que a veces marcan a los discos», aunque aclara que el trabajar de esta manera no es novedoso en la banda: «no se nos hizo tan difícil, ya que vivo hace años en Temuco (después de vivir en Santiago por mucho tiempo) y con Gerardo ya hemos trabajado maquetas y canciones a distancia hace tiempo. Desde la composición llevamos mucho tiempo tocando juntos y eso hace mucho más fácil la comunicación y la toma de decisiones musicales estando lejos. Así que nos dimos todo el espacio para probar y buscar nuevos caminos. Por ese lado todo esto fue muy bueno, en algunos momentos pudimos hilar muy fino y eso a veces en los ensayos y procesos de grabación no siempre se puede hacer, porque los tiempos pueden ser más acotados». En esta historia falta un elemento para completar el tridente. Alonso Cabello, el más joven de la banda, quizás no tuvo tanto que ver con la etapa de hacer canciones, «pero sí cuando había que enriquecer las canciones para que llegaran a ser lo que son», comenta Gerardo, quien no escatima en elogios para su baterista. «El proceso de composición de batería es brillante y es heavy que lo diga, ya que es el baterista de mi banda y porque las baterías del “Violenta Fortuna” las intervine caleta. Ahora que tuvo el espacio en donde nadie lo direccionó mucho, tuvo la visión de hacer las baterías solo, ya que lo coartaba mucho. En algún momento me dijo: “voy a grabar las baterías y te las voy a proponer”, y había muchas cosas que yo jamás hubiese podido componer desde mi visión y él sí las hizo. En su visión métrica y que son cosas absolutamente cantables, que también trabajan en función de la música que hacemos, que trabajan en función de la canción, y lo hizo porque no le estaba hinchando las bolas al lado». Durante la sesión de grabación del disco, la banda estuvo conectada por videollamada durante 12 horas diarias por dos días, desde las 9 de la mañana a las 10 de la noche, con Breuer escuchando y opinando de todo lo que se hacía desde Buenos Aires. «Nos acompañamos sin descanso durante todos los días que definimos como los de grabación definitiva, y eso le dio un carácter de mucho compañerismo a cada momento en el que cada uno tuvo que grabar», recuerda Rudy. Gerardo, por su parte, comenta que fue súper agotador: «fueron dos días así en que Alonso grababa la batería, la mandaba y nosotros grabamos todo lo demás. Cuando terminaba de grabar el bajo y tenía que grabar la voz, ya había llegado la otra pista de batería, entonces empecé a grabar los bajos no más porque no alcanzaba en el transcurso. En los dos días ya teníamos todas las baterías grabadas, todos los bajos y todas las guitarras». Pese a todo, sus conclusiones al respecto son positivas: «se dio un proceso de enriquecimiento frente a la pandemia, porque si bien tocar juntos es lo que uno quiere y es lo que te alimenta como banda, aquí hubo un crecimiento personal». De hecho, Rudy sincera que pudo desarrollar y experimentar muchísimo más con la guitarra en este extraño proceso. «Mi relación con el instrumento creció muchísimo, porque desde el espacio que cada uno tenía para componer, la única compañía física que tienes es tu instrumento, así que fue muy interesante enfrentar este proceso a distancia desde esa perspectiva». Con esa base, la composición del disco –cuenta Rudy–, se suma como un eslabón más a la cadena del trabajo acumulado en su historia. «A lo largo de los discos que hemos hecho, siempre he tratado de contar cierta historia en la guitarra. Cada disco tiene su carácter desde cada instrumento, pero el factor común es que las canciones mandan y según lo que vaya necesitando cada canción, la guitarra va a apareciendo. Nunca he sido un guitarrista que ponga el virtuosismo sin sentido por sobre una canción, el mensaje de las letras para nosotros es muy importante. Curiosamente, en este disco probablemente por el proceso en sí, muchas canciones nacieron a partir de líneas de guitarras muy protagonistas, el riff de ‘La discusión’ o de ‘La verdad verá la luz’ prácticamente definieron la canción completa desde su inicio. Esa agresividad es algo que tenemos de manera muy natural en la banda. Para mí los acordes que elijo para cada canción son muy importantes, trabajé muchísimo las guitarras desde esa perspectiva, a veces de una manera muy minimalista, pero siempre buscando poner alguna nota o acorde que lo diga todo. Por otro lado, en este disco me arriesgué haciendo algunos solos más elaborados, que no son algo tan habitual en nuestros discos (“Violenta Fortuna” tiene solo uno) y eso es algo que también define el desarrollo de la guitarra en este disco. Estuve en una búsqueda sonora que me permitió ampliar mis barreras y experimentar lugares en la guitarra que no había encontrado en los discos anteriores». Mario Breuer tuvo mucho que ver en aquella búsqueda que menciona San Martín. «Un día nos juntamos a conversar de las canciones que estaban apareciendo y me dijo que comiera y respirara guitarra, que me levantara solo en el medio de la noche y tocara sin pensar lo que me saliera. Y la verdad que estuve varias noches improvisando y, prácticamente, todas las canciones que hice nacieron de esas noches improvisando por horas, grabando todo el tiempo y buscando lo que más me gustaba al día siguiente». Su compañero en el bajo reafirma lo de su contribución en el disco: «Rudy tiene mucha más participación, compuso mucho. Él se empoderó de cosas que también Breuer le dijo, como que era un tremendo guitarrista con un sonido único y muy personal». La complicidad del argentino con la banda bien la conoce Gerardo, con quien afiataron una relación tanto de amistad como la de maestro/discípulo. «Hay una cosa que Mario me entregó en el disco anterior que se lo agradezco, una especie de coaching. Se juntó con todos nosotros un día y nos dijo: “¿saben qué?, ustedes tienen que entender que tienen roles. Entender que Gerardo es un gran capitán y si ustedes solo me creen a mí, en el fondo siempre van a estar esperando una solución de un experto externo y no, Gerardo es un gran capitán y tienen que seguir su capitanía”. En ese momento era más cabro, tampoco entendía tanto, pero cuando llegamos a hacer este disco, que lo hicimos de una manera muy distinta a todo lo demás, me dijo “esto es lo que va a pasar: yo no voy a poder estar contigo todo el tiempo así que te tienes que hacer cargo de esto, de que esto funcione. Yo lo voy a producir a la distancia y tú me vas componiendo, pero yo no puedo hablar con todos». «Nos hizo crecer como profesionales», reflexiona Elgueta sobre los aprendizajes junto a Breuer, quien, por cierto, no encuentra ninguna virtud al haber grabado de esta manera, pero que lo hizo por el cariño que le tiene a la banda y por el compromiso ya adquirido. «Cuando terminamos el disco, Mario me dijo “te quiero felicitar porque en este disco hice mucho menos de lo que esperaba hacer”, a lo que le contesté: “todo lo contrario, tú hiciste mucho más porque me entregaste herramientas que no tenía antes”», relata sobre un diálogo tenido con Breuer. Finalmente, “Era Luz” puede considerarse como un disco que co-produjeron entre ambos. «Fue lindo que como de un proceso de mierda, terminamos muy enriquecidos». Tags #Alectrofobia #Era Luz #Gerardo Elgueta #Mario Breuer #Rudy San Martín #Alonso Cabello Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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