Deafheaven: Un puzzle de colores infinitos Exclusiva con George Clarke Jueves, 04 de Agosto de 2022 (Publicado originalmente en revista #Rockaxis219, septiembre de 2021) En el transcurso de una década, la música de Deafheaven ha sido una tormenta de belleza y rabia, pero el anterior “Ordinary Corrupt Human Love” (2018) parecía advertir que venía un cambio fuerte. Y así fue. El quinto álbum de los estadounidenses es un salto valiente hacia el shoegaze, dejando su abrasivo black metal en segunda línea, un movimiento que según su vocalista George Clarke se dio de forma natural. Si “Infinite Granite” te pilló de sorpresa, no estabas poniendo atención, porque es una pieza más en un gran puzzle de colores infinitos. Por Pablo Cerda En cierto sentido, la pandemia fue beneficiosa para Deafheven. El disco en vivo “10 Years Gone” no fue algo planeado, se editó como una ofrenda para los fanáticos que no pudieron ver la celebración de su primera década de vida en directo y también para aplacar un poco las pérdidas monetarias por las cancelaciones. Aún así, la banda pudo grabar “Infinite Granite” casi en secreto en Los Ángeles, utilizando el tiempo de forma productiva con los calendarios liberados. Las ganas de hacer un disco como este venían desde antes, pero la pandemia fue el momento ideal para cuajar esas ideas. Necesitaban tiempo y se lo dieron porque, al contrario de lo que se piensa, simplificar la propuesta no es coser y cantar. Las melodías, las rimas y la composición en general tienen que cambiar completamente. De hecho, a George Clarke le tomó un año entero «encontrar su voz melódica», tal como se lo aconsejó el reconocido productor Justin Meldal-Johansen, quien lo dejó ir al estudio mientras él estaba en otras sesiones para que pudiera usar las cabinas de grabación y practicar. A miles de kilómetros de distancia, el mismo Clarke nos recibe virtualmente en un clima de total relajo. Viste una sudadera rosada de Portishead, lo que no es para nada extraño considerando que el nuevo álbum es una carta de amor al sonido de referentes como Tears For Fears, Radiohead, Slowdive o la misma banda liderada por Beth Gibbons. – “Infinite Granite” es un disco que ha llamado mucho nuestra atención. ¿Cómo se hizo? – El proceso de “Infinite Granite” tardó más de lo que esperábamos. Empezamos a trabajar en julio del 2019 y cuando tuvimos algunas canciones en el horno nos juntamos con el productor Justin Meldal-Johnsen. Grabamos entre mediados y finales del 2020 y eso nos lleva a su lanzamiento en agosto de 2021. – ¿Tardó más de lo esperado por la pandemia? – Sí. Grabamos en el Atomic Garden East Studio de California y tuvimos que someternos a muchos procedimientos para que todos los trabajadores estuvieran sanos. También hubo varios incendios en la zona y protestas, así que la energía de esos eventos se refleja en el álbum. – ¿Cuál era el motivo de las protestas? – Fueron protestas del Black Lives Matters por el caso de George Floyd, pero también eso se mezcló con otras demandas sociales y la revaluación del Estado en general. Hubo algunos toques de queda y una alta presencia policial durante un tiempo. Creo que las protestas fueron necesarias, de hecho, aún creo que lo son, así que inevitablemente cargaron la atmósfera a nivel compositivo. – En Chile pasó lo mismo con el estallido social de 2019. Mucha música se inspiró en la energía de lo que pasaba en las calles. Es una época de cambios en todo el mundo. – Sí, tiene sentido. Hay mucha gente interesada en la política en este momento y creo que eso está repercutiendo en la música y el arte en general. Nosotros no quisimos irnos tanto por ese lado, pero creo que es importante que fuera parte del disco. Muchas de las secciones más dramáticas e intensas tienen que ver con esos momentos. – Este es el primer disco que no tiene guturales en la mayoría de sus canciones. ¿Qué te llevó a explorar ese lado de tu rango vocal? – He gritado y cantado de forma agresiva durante 15 o 16 años y experimentamos con voces limpias en “Ordinary Corrupt Human Love”, pero no les dimos el tratamiento suficiente a pesar que estábamos muy emocionados con el resultado. Esta vez queríamos expandir lo que hicimos en ese disco y lo tomé como un desafío. Cantar no es algo natural para mí, así que quería algo distinto para que el grupo también buscara otros lugares musicalmente hablando. Fue lo que nos nació (ríe). – Mencionaste que para fue un desafío. ¿Querían desafiar a su público también? – No sé si queríamos desafiar al público, pero sí sabíamos que se sentirían así. Nuestra intención es que entiendan nuestro presente y viajen a nuestro lado. Claramente, todos los discos son distintos entre sí y está bien que el público se desoriente un poco para que se queden con el que más les gusta. Algunos dicen «me gusta Deafheaven, pero solo escucho el “Sunbather” o el “New Bermuda”» y eso está bien. Probablemente habrá gente que diga «me gusta Deafheven, pero solo el de “Infinite Granite”». Para nosotros, es solo una pieza más de un puzzle gigante. Espero que en 10 o 20 años más miremos hacia atrás y nos sorprendamos de las distintas cosas que hemos hecho. No le tenemos miedo a las ideas y eso es lo más importante. – Cuando lanzaron el single ‘Black brick’, muchos pensamos que el próximo disco vendría muy pesado, pero ocurrió todo lo contrario. ¿Qué lugar ocupa una canción como esa en el puzzle de Deafheaven? – Es gracioso porque cuando la hicimos pensamos lo siguiente: «La gente se va a volver loca con esto» (ríe). ‘Black brick’ iba a ser parte de “Ordinary Corrupt Human Love” y estaba pensada para ser la cuarta canción, o sea, iba a ser la gran pieza central. Cuando escuchamos el disco completo nos dimos cuenta de que era una canción muy loca en comparación con el resto, no encajaba emocionalmente porque es lo más pesado que hemos hecho. La dejamos reposar un año y la lanzamos después del tour con Baroness. Es muy divertido tocarla en vivo. Empezamos a grabar cosas más shoegaze, pero también teníamos esta canción agresiva, entonces dimos la impresión de que estábamos en una onda más heavy y que nos arrepentimos a medio camino. No fue así, solo la habíamos escrito hace mucho y nos gustaba. Es divertido escuchar ‘Black brick’ y después ‘Great mass of color’, la gente se pregunta qué mierda nos pasa (ríe). Te repito, no es algo intencionado, pero es muy interesante ver las reacciones. – ¿Qué estaban escuchando al momento de componer las canciones de “Infinite Granite”? – Es interesante porque el lado metal siempre está ahí para mí, aunque parezca que está ausente en “Infinite Granite”. Daniel Tracy es un baterista de metal, no hay manera de que lo saques de ese sonido. Incluso si estamos en algo más shoegaze, sus fills son muy metaleros como en el final de ‘Villian’ o en el solo de ‘The gnashing’. Tenemos esa potencia, pero queríamos interpretarla de manera distinta, no con blast beats. Si escuchas ‘The gnashing’ te puede parecer muy shoegaze, pero para mí tiene algo sabbathico y ¡el final es una de las cosas más doom que hemos escrito! Pocos se dan cuenta porque centran la atención en los sintetizadores, pero quiero dejar en claro que hay varias cosas heavy en este disco, aunque acentuamos otras influencias. Shiv Mehra compuso mucho e incorporó los toques de psicodelia y krautrock como en el inicio de ‘Shellstar’. A Chris Johnson le gusta mucho Pink Floyd y esas cosas, mientras que Kerry McCoy estaba bien metido en Ride y yo en Radiohead, Pulp, Nina Simone, Tears For Fears y The Stone Roses. Siempre nos han gustado esas bandas, pero esta vez nos preguntamos «¿qué pasaría si presentamos eso con voces limpias?», y esa decisión abrió muchas puertas. Fue muy cool porque habíamos querido hacerlo antes, pero nunca nos habíamos dado el tiempo. No quiero decir que siempre va a ser así, pero es lo que estamos haciendo ahora y me gusta. – Noté que tienes una polera de Portishead. ¡Yo tengo la mía de Radiohead aquí! – ¡Qué bien! Radiohead siempre ha sido una influencia para nosotros. Creo que ir en una dirección más melódica nos permite capturar esa inspiración de una manera que nunca lo habíamos hecho antes. – Hay muchas canciones geniales en el disco como ‘In blur’, ‘Other language’ o ‘The gnashing’, pero ‘Mombasa’ es la que pone los puntos suspensivos, como un «continuará...». – A mucha gente le impresionó este “giro”, pero creo que lo anticipamos de muchas maneras en los discos anteriores, canciones como ‘Near’, ‘Night people’ o ‘Gifts for the Earth’. “Sunbather” fue el disco que movió el foco en su momento y queríamos ver a dónde nos llevaba. ‘Mombasa’ es la canción definitiva de Deafheaven, resume todo lo que hemos hecho y me encanta. La secuencia del disco tiene un sentido, ‘Shellstar’ parte muy pequeña y ‘Mombasa’ logra que todo termine en un punto alto, con una distorsión cacofónica que desaparece de repente. Si lo escuchas en rotación, vuelve a empezar desde lo pequeño con ‘Shellstar’ (ríe). Quería que la gente terminara de escucharlo con los ojos bien abiertos y sorprendidos. – Mencionaste que trabajaron con Justin Meldal-Johnsen, pero además participan Jack Shirley y Darrell Thorp. Cuéntame cómo surgieron estas colaboraciones y cuál es su aporte a este disco Deafheaven. – Justin tiene un gran oído para este tipo de música. Además, somos fanáticos de M83 y de su trabajo en producción. Él entendió que queríamos hacer un disco en el que cada canción fuera melódica y tuviera muchas capas. ¡Algunas tienen 100 pistas! Si vieras los archivos, no podrías creerlo (ríe). Recomiendo escucharlo con audífonos porque tiene muchos detalles y esa es la mano de Justin. Nosotros compusimos y arreglamos, pero él sabe cómo mover las melodías. Jack es el que pone el equilibrio, es una persona muy inteligente. Sabe mucho de grabación analógica y ha estado con nosotros en los discos anteriores. Darell tiene un curriculum impresionante, ha trabajado con muchos de nuestros artistas favoritos, pero tiene una tarifa que está lejos de nuestro alcance (ríe). Él se codea con los grandes como Foo Fighters y fue el ingeniero de “Hail to the Thief” de Radiohead. Justin lo contactó y le gustó tanto nuestro disco que no le importó lo que podíamos pagarle. Vino y fue nuestro ingeniero en sonido durante seis semanas, para nosotros fue trabajar con un equipo soñado. Cuando Justin y Jack empezaron a trabajar en nuestros discos fue algo que nos dejó con la boca abierta, ahora nos pasó lo mismo con Darell. Todos fueron importantes para que el disco resultara bien. – Deafheaven ha tocado dos veces en Chile. ¿Te acuerdas de algo en especial? – ¡Claro que sí! Las veces que hemos tocado en Santiago han sido muy divertidas y queremos volver. El show gratis de Converse fue salvaje y la segunda vez fuimos en un tour más grande. El recuerdo más vívido que tengo es el del show de Converse cuando el público cantó la guitarra lead de ‘Come back’. ¡Era como estar en un estadio de fútbol! (ríe). Nunca habíamos experimentado algo así. Fuimos a la casa de Neruda, la pasamos bien. ¡Espero que a los fanáticos chilenos les guste este disco porque hay muchas partes para cantar! (ríe). – Finalmente, ¿cuáles son tus reflexiones sobre los primeros diez años de Deafheaven? – Ha sido un viaje divertido, una experiencia de vida. Tengo 32 años y me siento muy afortunado de hacer esto y de tener fanáticos en todo el mundo que están dispuestos a apoyarnos en esta loca travesía y que se mantengan a pesar de los cambios. Tags #Deafheaven #Infinite Granite #George Clarke Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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