Lucybell: Treinta años, mil caminos Entrevista con Claudio Valenzuela, Eduardo Caces y Cote Foncea Jueves, 22 de Septiembre de 2022 (Publicado originalmente en revista #Rockaxis225, marzo de 2022) Lucybell cumplió tres décadas de historia en medio de la pandemia internacional más grave en lo que va de siglo. ¿Qué es esto para Lucybell? Cumplir 30 años de carrera en Chile es un mérito mayor y hacerlo superando crisis y reveses es aún más meritorio. Pero Lucybell, además, lo ha conseguido a punta de carácter y convicción, escribiendo, de paso, varios de los himnos más importantes de la música popular chilena de las últimas décadas y publicando algunos de los discos más fascinantes del rock latinoamericano. Una banda importante y admirable, qué duda cabe. Y en Rockaxis, quisimos sumarnos a su celebración. Este es el Lucybell del presente –Claudio Valenzuela, Eduardo Caces y Cote Foncea–, que mira sus 30 años desde un sitial merecido y que nadie les regaló. Por Cristofer Rodríguez Enero de 1995. Carlos Fonseca anunciaba una de las apuestas discográficas más arriesgadas y agresivas en la historia de la industria musical chilena. Una decena de bandas de rock se sumaban al catálogo EMI para ser grabadas, publicadas y distribuidas por el entonces importante sello multinacional. La noticia fue una bomba, pues intentaba consolidar un movimiento musical que lentamente comenzó a asomar en el escenario público masivo a mediados de 1994 y hacerse cargo de una escena olvidada por los grandes medios de comunicación desde finales de los ochenta. Para aquel momento, solo un par de grupos gozaban del éxito, fama y prestigio esperable en un panorama artístico maduro –ansiado con fuerzas tras el retorno a la democracia–, pero Fonseca tenía entre manos inyectar de nueva sangre y competencia al ambiente liderado por Los Tres y La Ley. Para ello, también necesitaba una banda de cabecera, capaz de hacer el peso y tomar el relevo necesario para enfrentar la segunda mitad de la década. Esa banda fue Lucybell, integrada por Claudio Valenzuela en voz y guitarra, Francisco González en batería, Marcelo Muñoz en bajo y Gabriel Vigliensoni en teclado y sintetizadores. A 27 años del anuncio, podemos evaluar si es que Lucybell tuvo la fuerza suficiente para liderar el proyecto y tomar la posta de convertirse en uno de los grupos fundamentales de su generación. Para 1995, cuando el cuarteto debutó con ese enigmático disco de pop rock oscuro de nombre “Peces”, sumaban cuatro años de carrera en el cuerpo, específicamente en el ambiente alternativo y universitario, que los dotó de coraje y oficio. Ahí, entre facultades, festivales y tocatas, incubaron un repertorio que se convirtió en canon del rock nacional, con canciones como ‘De sudor y ternura’, ‘Vete’ y ‘Cuando respiro en tu boca’. Tan grande era el impacto que generó el grupo, que se convirtieron en un secreto a gritos que de vez en cuando asomaba en medios de comunicación alternativos y en compilados de bandas independientes. Luego de “Peces” todo fue hacia arriba. A las listas de éxitos, videoclips e invitaciones a la televisión, se sumó un segundo disco, “Viajar” (1996), tan bien valorado como su espectacular debut, agregando al cancionero popular himnos como la homónima ‘Viajar’, ‘Mataz’ y ‘Carnaval’. Luego vinieron invitaciones al extranjero, entrevistas en revistas de papel couché, presentación en el Festival de Viña del Mar y un disco que confirmó que, además de un olfato pop privilegiado, el cuarteto tenía un hambre artístico mayor, con la publicación del álbum más arriesgado de su carrera titulado sencillamente “Lucybell” –más conocido como “Disco Rojo”– en 1998. La consolidación vendría el año 2000, aunque con el cambio de siglo también llegó la primera crisis. La salida de Marcelo y Gabriel, dos integrantes fundadores del grupo, y la reconversión en trío con un nuevo miembro, Eduardo Caces en bajo, con el que poco a poco fueron alejándose del sonido alternativo de sus inicios, hacia uno más contemporáneo e internacional. Así, los lanzamientos de “Amanece” (2000) y el en vivo “Sesión Futura” (2001), los inscriben definitivamente en el mapa del rock latino en uno de los momentos de mayor explosión creativa en la región, sumando éxitos como ‘Milagro’, ‘Luces no bélicas’ y ‘Tu sangre’, además de dos compilados entre el 2000 y el 2003. Momento que incluyó canciones para telenovelas, múltiples premiaciones, colaboraciones en discos tributos, nuevas presentaciones en el Festival de Viña del Mar, residencia en Los Ángeles, California (EE.UU.) y “Lúmina” (2004), su quinto disco de estudio. Entonces, la segunda crisis. Nuevo cambio de integrante: Francisco González cede la batería a Cote Foncea y sigue nuevamente un Festival de Viña y un disco con un sonido más rockero y renovado. Son los tiempos de “Comiendo Fuego” (2006), su sexto disco, y del Vive Latino en México. Canciones como ‘Fe’ son heredadas de esta época, convirtiéndose en parte de la banda sonora de un álgido momento político liderado por las juventudes y estudiantes chilenos. Con 20 años de historia, el grupo publica “Fénix” (2010), marcado por el fin de la era de los sellos multinacionales, pero sin abandonar su lugar como referente obligado del rock del sur del mundo y como pieza central en festivales como la Cumbre del Rock Chileno y Lollapalooza. Desde la década de 2010, Lucybell es un grupo adulto, que llena sus recintos con un público transgeneracional y construye un setlist con himnos coreables desde la primera hasta la última fila. Una banda que enfrentó una difícil prueba cuando decidió juntar nuevamente a los seis miembros que han sido parte de su carrera, entregando nuevas grabaciones y preparando el camino para sus últimos discos, “Magnético” (2017) y “Mil Caminos” (2020), este último en vivo y que sintetiza tres décadas de historia. Llegando a este punto, dos preguntas. La primera, ¿era necesario hacer esta síntesis de la existencia de uno de los grupos más importantes de las últimas décadas en Chile? Segunda, ¿qué hizo a Lucybell convertirse en la banda que ocupa, merecidamente, este lugar en nuestra historia? En primer lugar, sí, era necesario. En esta edición de celebración de los 30 años de Lucybell, poner en valor y recordar el lugar que el grupo ha tenido en la historia musical chilena era un deber, no solo desde lo informativo, sino como imperativo ético. Cumplir tres décadas en un medio como el chileno es una virtud en sí misma. Hacerlo con éxito, sorteando crisis, evolucionando y calando en el corazón del espíritu nacional en base a canciones es un mérito mayúsculo. Eso nos lleva a la segunda respuesta, y es que sencillamente Lucybell es una banda jodidamente buena. Y lo ha sido en todas sus formas y épocas. En estudio y en vivo. Una escena: 1996, el cuarteto tocando “Viajar” en la sala SCD de Bellavista; un sonido exquisito y sofisticado, con una letra poética de alto calibre y un aura erótica en la voz de Claudio, en la fuerza de Pancho y Marcelo y la elegancia de Gabriel. Segunda escena: 2001, “Sesión Futura”; el ahora trío haciendo la entonces inédita ‘Tu sangre’, con Pancho y Eduardo sirviendo de base rítmica para una versión extremadamente inspirada de Valenzuela, mítica, seductora y en complicidad con el público. Tercera escena: 2017, la banda en Lollapalooza. Cote dirige el pulso como si estuviese en los mejores años del Rock In Rio, Eduardo elabora una línea de bajo que llena de vibra una canción de estadio de categoría como ‘Sálvame la vida’ y Claudio se echa al público al bolsillo desde el primer riff. Lucybell es una banda única y, tal vez, junto con Chancho en Piedra, Nicole, Javiera & Los Imposibles, Joe Vasconcellos, Los Tres y La Ley, sean las únicas de su generación inscritas en el cancionero mayor de la nación, no una, sino varias veces. Lo que ha sido conseguido con convicción, pero sobre todo, con canciones. Buenas canciones. Estoy vivo otra vez A 30 años de su formación, el grupo preparó un número de actividades como el lanzamiento de un disco en vivo –“Mil Caminos”– y la gira 30 años, que fueron interrumpidos debido a la pandemia mundial del COVID-19. A fines del 2021 pudieron retomar las actividades de celebración, con promoción del álbum y la reactivación de la postergada gira. – Estuvieron en tour por Chile después de mucho tiempo sin presentaciones ¿Cómo fue volver a tocar en vivo y retomar las actividades del aniversario? – Claudio Valenzuela: Era lo que nos faltaba para poder encendernos un poco. Pasó tanto tiempo sin estar con la gente tan cerca que es súper difícil para cualquier músico o artista. Ha sido un reencuentro increíble hacer esta gira que partió en noviembre y sigue por más allá del verano, estamos contentísimos. – La gira contempló México y en el verano se sumaron nuevas fechas para abril. – Cote Foncea: Sí, lo que pasa es que tenemos un ambiente en México y con varios países que han sido una serie de postergaciones por la pandemia y se van agrupando y esto va creciendo. Empezar una gira es un efecto dominó para las productoras y los promotores. Ver una banda en acción genera movimiento. En un año normal íbamos dos veces por año a México. La gente de Tijuana siempre ha sido muy cercana a Lucybell. – ¿Cómo fue aceitar la máquina, volver a tocar en vivo? ¿Costó el reencuentro? – Eduardo Caces: Es todo un proceso, sin lugar a dudas. Volver a tocar con mis compañeros, sonar, escucharse. Supongo que eso se dio, siempre es una suerte de información que ya está alojada en el disco duro, se prende y a los dos minutos ya está el motor andando. El primer concierto (noviembre de 2021, Teatro de Chillán) se sintió mucho, pero ya al segundo y tercero estaba todo armado. En uno de los últimos conciertos que tuvimos en la Ciudad Empresarial junto con Beto Cuevas, ahí se sintió otra cosa, como tocar en conciertos en vivo, en lugares al aire libre. – Volver a ver a los colegas. Vimos una foto con Beto Cuevas en las redes sociales ¿Cómo estuvo eso? – CF: Lo invitamos al disco (“Mil Caminos”) y ahí se generó un vínculo. La camaradería, el respeto y la admiración mutua ha sido siempre la tónica de esta onda y teníamos pendiente eso. Cuando lo invitamos a cantar en ‘Milagro’ funcionó súper bien, cuajó bien la unión, las voces de Claudio y Beto funcionan increíble. – ¿Con quién trabajaron para hacer los arreglos de las nuevas versiones? – EC: Trabajamos con Sebastián Vergara, que estuvo a cargo de los arreglos de cuerdas. Ya habíamos trabajado anteriormente en “Comiendo Fuego”. Sin lugar a dudas también por camaradería aceptó encantado participar. Con Andrés Pérez, gran saxofonista, gran arreglador, una gran persona también. Y bueno, Cuti Aste, que en el primer ensayo se transformó en un cuarto Lucybell, estábamos muy conectados. Bueno, Beto Cuevas, con quién también fluyó todo. – CF: Consuelo Schuster, Manuel García. – EC: Claro, y Carlos Cabezas también. Habíamos sugerido a Carlos Cabezas de Los Jaivas que cantara en ‘Magnética luz’ y él dijo «no, prefiero tocar charango porque le dará una profundidad y un color». Todos estos ingredientes armaron el disco y todo el equipo técnico ligado a los conciertos, Barry Sage, Cris Cuevas, Felipe Silva. Todo el Lucybell Club estuvo metido para lograr un resultado ideal. – CV: Enfrentamos cada uno de los temas de forma nueva. Habíamos hecho pequeños acústicos, pero esto ya era un trabajo diferente, un trabajo colaborativo. Era interesante lo íntimo que era. Es un disco que tenemos que preparar en vivo. Vienen grandes planes, pero así son las cosas del rock (ríe). – A la gira de aniversario y la promoción de “Mil Caminos”, se suma “Infinito Amor”, segundo documental de Carlos Moena sobre la banda, esta vez concentrado en la presentación del Festival de Viña del Mar el año 2007. – CF: Es un documental muy sorpresivo para nosotros, fue muy interesante verlo. Cuando llegué el 2005, hubo siempre un carácter muy audiovisual de Lucybell, registraban cada conversación, concierto, país, California, México. Cuando llegamos al Festival de Viña el 2007, el registro que empezó Carlos fue un poquito antes y en realidad estábamos tan sumergidos en esto que es muy espontáneo lo que se ve. Mucha entrevista, muchas tallas, mucha camaradería. Es el espíritu que vive una banda en un festival de esa envergadura y eso hace que el material sea muy jugoso, en la previa, el show y el post show. La reactivación de la música en vivo inicia un ciclo virtuoso para músicos, músicas y trabajadores asociados. En Chile, antes de la pandemia, el estallido social ya había frenado ciertas actividades culturales relacionadas a la música en vivo y lanzamientos de discos. Este contexto encontró a la banda y su equipo por sorpresa y con varios proyectos en carpeta. “Cuando vino toda esta transformación para el 18 de octubre, debido a los álgidos que estaban los ánimos sobre todo en Santiago, que era difícil moverse y se cancelaron los eventos en vivo, todo eso generó que quisiéramos mantener el equipo. Cuando nos fuimos a Estudios Del Sur a grabar Mil caminos fue porque queríamos y necesitábamos salir un poco del ambiente de Santiago”, explica Cote, sobre un disco de 20 canciones que sintetiza la discografía del grupo desde sus inicios, con nuevas versiones grabadas en vivo. – “Mil Caminos” no pudo estrenarse en sociedad como esperaban, pero sus singles coincidieron con el clima revolucionario post 18 de octubre y el inicio de la pandemia. No puedo dejar de recordar a Claudio recién iniciado el estallido social, el 19 de octubre del 2019. La potente imagen de Claudio junto a Gabriel Boric en Plaza Dignidad, enojado, dirigiéndose a los militares para que abandonen el lugar y regresen a sus cuarteles. Fuiste el primer rostro de la música chilena en manifestar, gráficamente, una posición alejada de los militares y el gobierno y cercana a la gente en ese entonces ¿Qué pensaste en ese momento? – CV: Somos una generación que está marcada por una historia a sangre y a fuego de muchas formas y es inevitable sentir este tipo de reacciones. En lo personal, habían salido recién los militares a la calle y fue una fotografía que no puede volver a ocurrir. No quisiera que mis hijos pasaran lo que yo pasé. Todos tenemos una marca en alguna parte, siendo del lado que sea, fue una época que a nuestra generación nos dejó un libro abierto que todavía no se cierra. No me considero ni político ni miembro de un partido, pero me pareció algo humano reaccionar contra esa violencia que apareció en aquel momento. Incluso se parece mucho a lo que está pasando en el sur. Tiene que haber otras formas, pero somos una generación marcada por esas formas violentas de funcionar. Fue un momento histórico, se prendió la mecha y ni siquiera lo pensé mucho. Fui solamente. – EC: De alguna manera nuestra generación está marcada. Nuestra misión es buscar alguna vía de comunicación. Estamos todos en este planeta, aunque haya cosas que nos distraen. Tenemos que cambiar ese paradigma porque si no nos vamos a volver tropezar con las mismas situaciones que los hijos de mis compañeros no tienen que volver a vivir, porque en ningún caso fue un momento agradable en la historia de Chile. Mis células renacen por amor – Eduardo y Cote, antes de ser parte de Lucybell, la banda ya estaba camino a la consolidación. ¿Qué les pasó cuando los llamaron a ingresar al grupo? – EC: Con Claudio nos conocíamos desde el año 86. Tuvimos dos bandas previas a Lucybell, La Máquina y La Redención. Cuando vi a Lucybell en un canal de televisión el año 94, me di cuenta de lo que era la banda. Me puse a estudiar en la Escuela Moderna, fui a algunos conciertos y vi algo, una energía de los noventa. Me gustaba, me llamó la atención, había rock, había una propuesta, había una emoción. Fue increíble, una patá. Haber escuchado el disco “Peces”. «Wow, acá hay mucho material». Cuando salió ‘Mataz', «qué sofisticado este compadre, qué sofisticado Gabriel». Cuando entré, tenía una gran responsabilidad, pero a sabiendas de que había un tremendo piso. – CF: Mi historia con Lucybell es muy divertida. No es una hueá tan azarosa que yo estaba en mi casa, me llamaron por teléfono y estaba libre para irme a vivir a Los Ángeles. No, la historia es como rara. De hecho, me acuerdo de haber estado tocando en 7° u 8° Básico en un festival del colegio donde estudié y los chiquillos estaban tocando con La Redención, con el Pato Moya, cinco cursos más arriba que yo. Nos conocíamos porque éramos poquitos músicos en el colegio y más encima mi papá grababa todo y en un cuadro salimos los tres. Yo con cuea' me veía arriba de los toms y Eduardo y Claudio viendo la prueba de sonido. Te estoy hablando del 89. – Seguro luego se encontraron en la escena rockera de los años noventa. – CF: Nos encontramos en la sala de ensayo de Bellavista, ya con Lucybell formado y famoso. Ustedes –mira a Claudio– ensayaban con Pánico y yo ensayaba en la sala de al lado con De Kiruza. Estaba La ley a un lado, Compañero de Viajes y Congreso. Explotaba una bomba ahí y cagaba a toda la generación (ríe). Y obviamente yo escuchaba y decía «puta los hueones que suenan bien». Además, trabajamos muchas veces con las mismas personas, como Óscar López, ingeniero histórico de Lucybell e ingeniero de De Kiruza en vivo. Me acuerdo que cuando salió “Sesión Futura”, Óscar llegó a probarlo al equipo de la sala de ensayo y me dijo «cacha, no la ha escuchado nadie, ni la banda». Estaba traumado porque el click de Francisco sonaba muy metalero y le dije «hueón, suena espectacular». – En el 2004 estabas sin De Kiruza ni Dracma. – CF: Había estado con una bajada de ánimo heavy porque no estaba tocando en vivo y de pronto me encuentro siendo técnico de Nacho Allende, baterista de Canal Magdalena, y en la última fecha del Cristal Music, ellos le abren a Lucybell, veo el concierto después de no haberlos visto en varios años y nos conversamos unas chelitas post show. – EC: Unas varias (ríe) – CF: Sí, y resulta que un mes y medio después estaba viviendo con los chiquillos en California. Tengo una relación con Claudio y Eduardo de mucha buena onda desde siempre. Incluso los mismos círculos de amigos. Nosotros tocamos en Colombia con Dracma el 2001, en Rock al Parque, y estaba Lucybell allá. – CV: El piso de los chilenos en el hotel esa vez… – EC: El primer disco que me llevé a Los Ángeles cuando nos fuimos con Lucybell fue el disco de Dracma. – CF: Cuando me senté en la batería por primera vez con Lucybell, no tocamos ninguna canción. Empezamos a componer. Tres días después de ese primer ensayo tocamos en vivo. El público se portó la raja, todavía tengo en el occipital izquierdo el recuerdo de la gente coreando mi nombre. Fue una locura. Tocamos como 36 canciones, hubo tres bis. Siempre he tenido los pies en la tierra y sé que me tengo que ganar los puestos, tratar de mejorar en términos de equipamiento, de estudio. Cuando salí de ese concierto me fui con el espíritu arriba y dije «si los chiquillos me aceptan, me quedo». Eso pasó esa noche en Salón 21, mayo del 2005. Y aquí estamos 17 años después. – EC: La gente coreando el nombre de Cote y pidiendo su cabeza (ríe). Fe, nada te va a detener – Claudio, me gustaría saber tu balance de la banda en 30 años. ¿Cuál es el lugar de Lucybell en la música popular chilena? – CV: Creo que lo resume la gente, cuando la canción pasa a ser más allá que una canción. Cuando nos cuentan historias de personas que hacen esas canciones propias y que muchas veces no tienen mucho que ver con el origen. Es un pedazo de su vida. Cuando te hablan eso en un concierto o te escriben, ahí es cuando se empieza a entender que estos 30 años son sumamente importantes de celebrar, no solamente por la historia de uno, sino por la gente. Insisto, Lucybell no sería nada si no fuera por la gente, sería una banda más de música como otras que hay. Pero creo que ese proceso de comunicación con la gente que ocurre en los conciertos desde siempre, esa emoción que se puede vivir, que se puede palpar. Sí claro que somos una banda importante, pero las canciones son las que van a seguir adelante, eso es lo más interesante, que no son nuestras, son estas cositas que vuelan en el aire y van pintando el tiempo. – En un país como Chile, que una banda tenga 30 es un logro. Cuando empezaste, ¿te imaginaste estar acá? – CV: La verdad es que no sé dónde imaginé que iba a estar. No creo. Había ganas de hacer música. Mientras exista la música vamos a poder continuar. – CF: Eso me lo dijiste en la primera reunión con la banda en Los Ángeles. Mientras haya música va a haber Lucybell. – CV: Ver en los teatros dos o tres generaciones que se identifican con nuestra música es súper emocionante. Ese es el gran valor que ha tenido la banda. Eso pasa porque estamos interpretando lo que sentimos. Quizás por eso también los discos tienen cosas tan diferentes entre sí. – ¿Cómo una banda ha vivido tantos cambios en la industria y sobrevivido a ello? – CV: Yo tengo 52, es una vida entera con un proyecto que ha estado cambiando, evolucionando, etc. A veces es súper complicado mantenerlo obviamente, pero eso no implica que, en el momento de hacer la música, nos comuniquemos y nos reinventemos. Por ahí ha sido un viaje de vida. Lucybell no para y eso ha hecho que pasemos de generación en generación. – EC: La constancia ha sido la música por sobre las industrias. Creo que hemos sido a esta altura como héroes por sobrevivir a ese capítulo cuando la industria nos dio todo y después nos quitó todo. Hemos sido inteligentes y nos hemos adaptado. Claudio, el Cote y yo somos testarudos, y esa testarudez está inmersa en Lucybell. También lo digo por Francisco, Marcelo, Gabriel, por todos los que han pasado por Lucybell. El equipo también es testarudo. Esa tozudez de que no nos va a ganar la industria, más esfuerzo, sacrificio, sangre, sudor y lágrimas hace que cada vez que tocamos ‘Cuando respiro en tu boca’ por enésima vez, sea con la misma energía que la primera. – CF: Nos costó, tuvimos momentos súper tensos, pero hoy somos una banda sana que tenemos control total de nuestro contenido y estamos súper orgullosos, sin tocar las puertas de compañías de discos que trataban de forma denigrantes a los músicos. Nos tocó aprender a ser súper responsables también y preocuparnos de todos los productos, no solo discos, que los conciertos sean una experiencia, que la gente viva una experiencia. Que esas 20 lucas que gastan en ver a Lucybell en vivo signifique que saliste mejor después de ver a Lucybell. Pero ojo, la canción siempre va a ser lo más importante. – CV: Así es. Tags #Lucybell #Claudio Valenzuela #Eduardo Caces #Cote Foncea #Mil Caminos Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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