George Murray: "Me considero muy afortunado de haber estado en ese tiempo y espacio" Entrevista con el bajista del trío D.A.M. Martes, 30 de Enero de 2018 (Publicado originalmente en revista #Rockaxis177, enero de 2018) El trío D.A.M. fue clave para la etapa más influyente de David, entre 1976 y 1980 y conformó la banda más estable en toda su extensa carrera. Junto a Carlos Alomar y el fallecido Dennis Davis, George Murray –el hombre del bajo- dio la potencia y elasticidad a clásicos como ‘Ashes To Ashes’ o ‘Sound And Vision’. Logramos contactarnos con George, quien se encuentra retirado de la música desde comienzos de los años ochenta –su última participación en un disco fue junto al ex Modern Lovers y Talking Heads Jerry Harrison, en su debut solista “The Red And The Black” (1981)- y conversamos por teléfono desde su hogar en Los Angeles, California, acerca de los años dorados junto al Delgado Duque Blanco. Por Nuno Veloso -George, ¿desde hace cuánto vives ahí? -Me mude a Los Angeles en 1979, justo después de mi último tour con David, en diciembre de 1978, cuando terminamos la gira en Japón. Volví a los Estados Unidos y decidí que era buena idea mudarme a Los Angeles, -en ese entonces era algo temporal- pero las cosas en la industria discográfica no terminaron para mí como yo esperaba. Yo había crecido en New York, y ahí conocí a Dennis Davis y Carlos Alomar. -Así que eras amigo de Dennis antes de conocer a Carlos. -Yo conocía a Dennis antes, después conocí a Carlos y a ambos los conocí antes de comenzar a trabajar con David en 1975, cuando él estaba preparándose para grabar “Station To Station” y decidió que quería otro bajista, ahí fue que Dennis me recomendó y yo llegué. -¿Cómo fue esa experiencia para ti? -Fue bien sobrecogedora, porque nunca había tocado ni trabajado con un artista al nivel que estaba David. Sabía lo que Dennis y Carlos habían hecho con él, su trabajo en “Young Americans” y la gira, pero nunca había trabajado con alguien de la estatura de David Bowie. Me acuerdo que, antes de eso, cuando él había sacado “Diamond Dogs”, recuerdo haber estado en Manhattan y haber visto un cartel gigante con la portada de “Diamond Dogs”, y no tenía idea quién era David Bowie. Probablemente era 1973 o 1975, y no conocía al artista, pero eso impresionó mucho, como un showman que probablemente era muy diferente y muy famoso. -El trío D.A.M. era muy afiatado, había una química particular en la forma en que ustedes tocaban juntos. La música es impresionante y aún continúan inspirando a generaciones de músicos por el mundo. ¿Qué piensas del legado de esos discos que hicieron juntos ustedes con Dennis, Carlos y David, por supuesto? -Bueno, ese sonido afiatado venia de haber tocado juntos antes de trabajar con David. Nos conocíamos musicalmente antes de ser la banda para su música, sus composiciones y su visión particular. Teníamos un sonido juntos cuando empezamos. Eso, creo yo, fue para nuestra ventaja. No nos conocimos como músicos que iban sólo a trabajar como parte de una banda para David, nos conocíamos de mucho antes. Sabíamos de nuestras vidas personales, conocíamos a nuestras familias, vivíamos en Nueva York todos, o cerca de ahí, y habíamos tocado otra música juntos antes de David. Sobre el legado, me siento halagado y honrado –con humildad- de que tanta gente piense así de nosotros, porque solamente consideramos que estábamos cómodos haciendo eso con David, y nos pudimos adaptar a lo que él quería. Alcanzar el ritmo y el concepto que él quería lograr fue algo muy cómodo para nosotros, porque lo que sea que nos pedía, lo podíamos producir. -¿Cómo se sintió enfrentar el cambio de estilo en los discos con Brian Eno, que son muy diferentes, salvajes, y que vienen completamente de un lugar muy diferente? -Así es, lo son porque creo que –así recuerdo esos tiempos- la relación entre David y Brian Eno en esos discos que eligieron hacer, en la trilogía, es que David tuvo la oportunidad de hacer mucha de su música experimental y toda la música fue compuesta a raíz de la conexión entre ambos, se comunicaban a un nivel diferente que Dennis, Carlos y yo. Pero, si le sacas ese salvajismo, eso avant-garde - lo particular que tenía ese sonido y esas texturas- si sacas todo eso y sólo pones las pistas de ritmos, aún seguimos siendo Dennis, Alomar y Murray: el trío D.A.M. Con la guitarra rítmica, el bajo y la batería vas a tener el mismo sonido, el mismo sentimiento, sin importar la estructura de acordes de la canción o la melodía, la mezcla, los efectos o las letras. Sacas todo eso y estamos nosotros tres haciendo lo mismo que hacíamos cuando tocábamos en Nueva York (risas). Creo que por eso funciona tan bien. -Carlos Alomar encontró que era impresionante el hecho de que David fuera un músico británico tratando de hacer música en Norteamérica, tocando con un puertorriqueño y dos afroamericanos en aquel tiempo. ¿Qué piensas tú de eso? -Si miras hacia atrás a la forma en que David presentaba ese concepto en vivo en 1976, para la gira cuando su personaje era el Delgado Duque Blanco y la forma en que iluminaba el escenario en luz blanca, con el escenario negro y el equipamiento en negro (risas) y nosotros gente de color, era algo único en ese nivel. De ninguna forma fuimos los primeros en combinar rock and rol con músicos latinos y afroamericanos. De hecho, puedo pensar en Carlos Santana, a fines de los sesenta o comienzos de los setenta, donde una banda interracial era algo ya establecido. Pero, la forma que tuvo David de presentarlo era distinto, como algo chocante y fuerte, no en el mal sentido, sino que tipo ¡no había visto esto! Todo el mundo que iba no sabía que esperar, estaban sorprendidos por lo único de todo. De hecho, te contaré algo: Dennis, Carlos y yo, antes de tocar, solíamos salir y mezclarnos con la gente mientras entraban al show, o estaban afuera en el pasillo o en el estacionamiento. A la gente le decíamos que éramos la banda ¡y no nos creían! (risas) Nosotros les decíamos que teníamos entradas extra –porque no conocíamos a nadie en el lugar- y que si querían ir al show. Nos decían “¡sí, claro!” (risas), y al final los convencíamos porque querían ver a David Bowie. Pero algunos deben haber dicho “¡oh, sí decían la verdad, mira, están en el escenario con David! (risas) Creo que nos pasó más de una vez, en distintas ciudades alrededor del mundo. No sabían que éramos la banda, y considerando hace cuánto tiempo fue, no había internet ni Twitter, Facebook o cable, y si ya no sabías de antes quiénes éramos, no tenías como estar expuesto a eso de forma tan fácil como ahora. Siempre encontramos fascinante poder impresionar a la gente de esa forma. -¿Cuál dirías que es legado más grande que dejó David y la música que ustedes cuatro hicieron, si pudieras pensar en algo? -En cada uno de los discos de David antes de “Young Americans” y desde “Station To Station” hasta “Scary Monsters” -con nosotros-, luego en “Let’s Dance” y en todo lo que hizo con las diferentes variaciones de bandas que formó y con los diferentes músicos y productores con quienes colaboró, todas las influencias que tomó del teatro, de la literatura, del arte, de todo, de cómo él percibía el mundo, él pudo tomarlo, reprocesarlo y devolverlo a través de su música y su arte. Sus presentaciones en los escenarios también eran parte de su arte. No solamente con nosotros -esos seis o siete años que estuvimos con él- sino que lo que hizo antes con los Spiders From Mars, y lo que hizo después, impresionó a mucha gente, o a la misma gente de formas diferentes cada vez que tenían la oportunidad de verlo, si es que lo veían más de una vez a lo largo de su carrera. Cada vez vas a tener algo diferente, hasta que partió y grabó “Blackstar” (risas) ¡eso era muy diferente a lo que Dennis, Carlos y yo hicimos! (risas) Me considero muy afortunado de haber tenido la oportunidad de tener esa relación profesional y personal con Dennis y Carlos, y de haber estado en ese tiempo y espacio que nos permitió trabajar a los tres con David, en ese período desde septiembre de 1976 hasta nuestro último álbum juntos, “Scary Monsters”. Recuerdo que la primera canción que grabé con él fue ‘Golden Years’, en septiembre de 1976 y una de las últimas fue ‘Ashes To ashes’, y las dos son unas de mis favoritas totales, tanto por la canción como por el sonido de la sección rítmica. Tags #David Bowie # George Murray Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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