Courtney Barnett: Haciéndose amiga del tiempo «Me encanta la idea de la gente compartiendo en torno a la música» Sábado, 12 de Noviembre de 2022 (Publicado originalmente en revista #Rockaxis220, octubre de 2021) Pese a que tiene un montón para decir, Courtney Barnett suele hablar poco en el escenario y en las entrevistas. Prefiere comunicar a través de canciones llenas de densas y divertidas observaciones sobre el entorno que le toque vivir, y a través de videoclips en donde demuestra su talento en la actuación. A propósito del lanzamiento de su tercer LP, “Things Take Time, Take Time”, nos atendió desde Los Ángeles, California, donde se prepara para la gira promocional de un álbum que sirvió para curar heridas. Por Felipe Godoy La última vez que vimos a Courtney Barnett en Chile, el 1 de marzo de 2019, no teníamos idea de lo que ocurriría meses más tarde en nuestro país y en todo el mundo. Y así como acá los tiempos intranquilos comenzaron meses antes de la pandemia debido a la revuelta social, en Melbourne –la ciudad en que Barnett forjó su carrera musical– los tiempos complejos los adelantó un gigantesco e inapagable incendio forestal que cobró la vida de una vasta flora y fauna, arrasando a su vez con los hogares de mucha gente. Los eventos la sobrepasaron emocionalmente en esos primeros meses de 2020. “Things Take Time, Take Time”, el tercer álbum de Barnett que verá la luz el próximo 12 de noviembre a través de Milk! Records, ciertamente se vio influenciado por este estado emocional, aunque se siente más como un antídoto para el dolor y la desesperanza, antes que como una catarsis. Es un álbum de estado de ánimo apacible, que Courtney compuso pensándolo más bien como un refugio sentimental. «Creo que quería un álbum tranquilo, algo en que pudiera apoyarme, confiar al escucharlo. Quizás porque el año pasado fue más bien caótico, todo era tan indeterminado y había esta ansiedad como rara rondando en el mundo, con nuestra propia versión de eso en Melbourne». Por lo mismo, si bien no es un álbum “feliz”, a Barnett le genera sentimientos positivos: «me siento realmente bien con este disco, disfruté mucho haciéndolo y estoy muy entusiasmada por el hecho de que estas canciones vayan a ocupar su lugar en el mundo». La historia podría haber sido distinta. En 2018, luego de la edición de su segundo disco, “Tell Me How You Really Feel”, la oriunda de Sydney ya contaba con una serie de demos, los cuales finalmente descartó, aunque ella no lo vea tan así: «quiero decir, estoy permanentemente componiendo música y trabajando en cosas, y a veces compones una canción solamente para poder llegar a la nueva versión de esa canción, si es que eso tiene algún sentido –aclara entre risas–, entonces, eso no la hace una buena o una mala canción, es solo parte del proceso. Así que, sí, siempre escribo un montón de canciones que no llegan a ninguna parte, pero no quiere decir que sean malas, son solamente un peldaño». Si acaso esas canciones verán alguna vez la luz, solo ella lo sabe. «Tal vez sí, siempre hay una pila gigante de material en algún lado al fondo del estante». Si bien pareciera ser que las canciones de “Things Take Time, Take Time” siguen una narrativa particular debido al momento especial en que fueron creadas, a juicio de la guitarrista esto es muy difícil de visualizar tan pronto. «No sé, no suelo ponerme a hacer un disco con una idea clara en mente y a veces no logro descifrar cuál es la historia que cuenta hasta un año después o dos». De igual forma, se las arregla para bosquejar algunos conceptos generales para comprender el hilo conductor del disco: «pero no sé, considerando la poca distancia temporal, parece tener que ver bastante con el tiempo y el espacio, con la vida y la muerte, ese tipo de observaciones generales sobre el mundo». Musicalmente, el disco encarna el primer viraje drástico de Barnett con respecto a lo que venía haciendo hasta ahora. Fue el uso de una drum machine lo que marcó el tono de un álbum más cercano al indie lo-fi con tintes electrónicos, que al rock alternativo de guitarras que era común en ella. Después de haber rescatado el aparato del estudio de Wilco un par de años antes, la pandemia le dio el tiempo necesario para jugar y aprender a usarlo, con ayuda de Stella Mozgawa, la baterista de Warpaint que ofició de exclusiva compañera en la grabación y co-producción del disco. Al principio, la idea era solamente usarlo para hacer los demos de canciones que serían grabadas a banda completa, pero poco a poco se fueron dando cuenta que el camino sería mucho más minimalista. Al respecto, la guitarrista cuenta que: «es un disco más tranquilo porque estaba viviendo en un departamento y lo compuse usando una guitarra acústica y una drum machine, y en realidad no quería molestar demasiado a los vecinos, así que por eso muchas de las canciones son más bien en tono íntimo y calmado. Y creo que terminé trasladando eso al estudio». Cada canción vivió su proceso de traspaso desde los demos al estudio, aunque hubo algunas que sufrieron más cambios: «por ejemplo, ‘Oh the night’, que es la última canción del disco, empezó sonando parecido a algunas de las otras canciones, onda guitarra, bajo y batería en un tempo un poco más acelerado. Pasamos un par de días trabajándola y no sonaba bien, así que fuimos de vuelta al estudio, la desarmamos entera, yo me senté en la batería y Stella en el piano, y terminamos haciendo esta versión totalmente diferente, mucho más lenta, y nos terminamos enamorando de ella, que terminó siendo esta balada muy diferente». Por su parte, ‘Take it day by day’ trae de vuelta ese tono mordaz tan clásico en Courtney Barnett, aunque en realidad se erige como una especie de himno a la ansiedad, un sentimiento que se acentuó durante la pandemia y sobre el cual, ciertamente, canciones como ésta contribuyen a una sanación colectiva. «Claramente fue escrita durante la pandemia aunque es muy adaptable a la vida diaria. Pero claro, fue escrita con eso en mente, luego de múltiples conversaciones con amigos que estaban lidiando en el día a día con altos y bajos, una montaña rusa de incertidumbre muy extraña». The city looks pretty El primer single de “Things Take Time, Take Time” fue ‘Rae street’, el track inicial, donde si bien la batería electrónica se nota desde un inicio, no es mucho más que un adorno en una canción de indie rock de tradición estadounidense, similar al sonido de los primeros EPs de Barnett. El nombre es una referencia a una calle de Fitzroy, uno de los barrios bohemios más conocidos de Melbourne, aunque cualquier relación con la historia que la canción cuenta es más bien indirecta. En vez de eso, por ejemplo, opta por incluir en el coro una frase que su padre solía repetir («El tiempo es dinero, y el dinero no es amigo del hombre»). Como sea, constantemente podemos observar que las canciones de Courtney suelen estar muy conectadas con el espacio y lo idiosincrático, ya sea haciendo referencia a una calle –como en este caso–, a un barrio –como fue en su momento la magistral ‘Depreston’– o a ciertas costumbres australianas –como en la hilarante ‘Avant gardener’–. Sin embargo, aunque Barnett reconoce la importancia del entorno como fuente de inspiración, prefiere abrir el espectro. «Sí, o sea Melbourne ha sido mi hogar durante diez años, la amo, pero he tenido la suerte de poder viajar haciendo giras, especialmente en los últimos años. Creo que el lugar siempre es muy importante, pero muchas de mis canciones han sido escritas en lugares muy distintos, así que no es que un lugar sea más importante que otro, simplemente cada lugar te inspira y la gente te inspira. Creo que la gente siempre es el elemento más interesante en todos los lugares». De los tres singles lanzados hasta ahora, ‘Before you gotta go’ es la que encarna mejor la matriz sonora del álbum. A diferencia de ‘Rae street’, acá el nuevo juguete electrónico se lleva todo el peso y marca la atmósfera psicodélica de la canción, resaltando aún más la voz de Courtney, que parece emerger como una fuerza de la naturaleza. Esta vez, el videoclip captura locaciones en las zonas rurales de Nueva Zelanda y Melbourne. «Me encanta ese video, mi amiga Claudia Sangiorgi lo hizo. La idea vino de un sueño o una especie de pesadilla que tuve, en la que iba corriendo por el campo. Había visto la película “Stalker” (1979) y recuerdo haberle contado la idea y sí, tiene ese componente medio surrealista y ese tira y afloja entre escuchar y ser escuchado, junto con esa conexión con la naturaleza y el silencio», cuenta. La peculiaridad del hipnótico video lo hace especialmente identificable y, por lo mismo, fue una sorpresa el mensaje que Barnett colgó en sus redes sociales a los pocos días de su lanzamiento: «pensé que se me había ocurrido una hermosa y original idea para un video, ¡pero parece ser que estaba equivocada! Quisiera presentarles a la banda de Melbourne Quivers y la directora Nina Renee, quienes tuvieron la misma idea mucho antes que yo. Cualquier similitud es completa coincidencia y si hubiera visto este video cuando estaba haciendo el mío, hubiera cambiado completamente el concepto que venía explorando». La honestidad y rauda reacción de Courtney evitó que escalara cualquier polémica y la banda en cuestión –bastante buena, por lo demás– salió rápidamente a agradecer el gesto. I’m not your bitch: el activismo de Milk! Records Durante la década pasada, Courtney Barnett comenzó a integrar la realeza de la generación actual del rock alternativo no solo gracias a su música, sino también a la creación del sello australiano Milk! Records. Junto a su expareja Jen Cloher –otra de las heroínas locales del estilo y clave en el forjamiento de su sonido–, Barnett fundó una disquera independiente que ha logrado instalarse como uno de los bastiones de la industria independiente en el país oceánico. La compositora no esconde su orgullo al respecto: «Casi diez años ya que existe. A mí simplemente me encanta la idea de lo comunitario y de la gente compartiendo en torno a la música, ayudándose mutuamente. Es bonito, una comunidad musical». Si bien no fue concebido como tal, dada la historia e identidad de sus creadoras, el devenir del sello lo fue conduciendo hacia convertirse en una discográfica permeada por el activismo social, entregando especial atención a las luchas feministas y de reivindicación de pueblos originarios, con las que, ciertamente, países como Chile también pueden sintonizar. Así, por ejemplo, el sello promueve gestos simbólicos para visibilizar el conflicto y la deuda que Australia aún mantiene con sus primeras naciones, ofreciendo en sus despachos a domicilio la oportunidad para poner que el comprador ponga en la dirección el nombre tradicional de las tierras, previo a la colonización europea. No obstante, la principal contribución social del sello tiene que ver con la reducción de la inequidad de género en la industria musical y la discriminación a las sexualidades disidentes. Así, además de fichar exclusivamente en el medio local a artistas femeninas o LGTBI, como es el caso de Hachiku y Liz Stringer, además de las mismas Barnett y Cloher, el sello es el encargado de editar en Australia a músicas extranjeras como Bachelor o los últimos discos de Sleater-Kinney y St. Vincent. Como lo explica Barnett: «no teníamos en mente esto en un principio, solo empezamos editando a cierta gente y después se fue convirtiendo en algo más relacionado con artistas mujeres y no binarios. Somos un sello liderado por personas queer y bueno, es importante entregar apoyo a esos artistas, definitivamente». I’ll be your mirror El pasado 24 de septiembre fue editado “I’ll Be Your Mirror: A Tribute to The Velvet Underground & Nico”, un homenaje al famoso disco con la portada warholiana del plátano. Entre un montón de nombres estelares como Michael Stipe, Fontaines D.C. y Thurston Moore, Courtney Barnett fue invitada a reimaginar el track que le da nombre al LP, entregando una versión sencilla hecha primordialmente en base a guitarra acústica. Para ella, fue todo un orgullo ser parte del proyecto. «Fui invitada a ser parte de eso y bueno, amo a esa banda y amo esa canción, así que fue un honor. Hay un montón de esos tributos dando vueltas, pero creo que es bonito honrar las canciones, honrar a los artistas, la cantidad de tiempo que han permanecido vigentes y lo importante que siguen siendo, es bonito darle vida renovada a una canción o a un álbum». Las diferentes generaciones del rock alternativo están repletas de deudos de la banda neoyorkina, así que, ciertamente, no es nada difícil rastrear la influencia de The Velvet Underground en la música de Courtney Barnett, algo que ella lo tiene bastante claro. «Definitivamente ellos son una inspiración, como mucha otra gente. La actitud y a veces la simplicidad, el sarcasmo, pero también el amor, la gracia y hermosura que existe en su música, es realmente una línea muy fina entre crudeza y ternura». Tags #Courtney Barnett #Things Take Time, Take Time #Milk! Records Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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