Ana Tijoux: Respirar y sacar la voz «Estoy súper en desacuerdo con afirmaciones como que el reggae, el rock o el rap murió» Jueves, 16 de Febrero de 2023 (Publicado originalmente en revista #Rockaxis230, agosto de 2022) Una de las artistas chilenas más importantes del siglo XXI y uno de los nombres más significativos en el panorama internacional. Ana Tijoux tiene un lugar reservado en el olimpo de las y los grandes de la memoria musical chilena. En medio de una pausa en su agitada agenda de trabajo, tuvimos el honor de conversar sobre canciones, próximos proyectos, contexto político y más. Esta es nuestra exclusiva con la emcí clase 1977. Cristofer Rodríguez El presente de Ana Tijoux nos lleva a Barcelona, ciudad en que está asentada desde hace un tiempo y que cobija su vida familiar y artística. Sus últimos sencillos han sido lanzados desde allá y es también en España donde afina los detalles de sus próximos proyectos: una gira por Europa y Estados Unidos, un nuevo álbum para 2023 y la publicación de un libro con poemas, pensamientos y memorias personales. Pero antes de la concreción de ello, una actividad programada hace meses la trajo de vuelta a Chile en una visita exprés, silenciosa y sin publicidad: encabezar el cartel del festival Cosquín Rock, a finales de julio en Santiago. Como sabemos, el evento no se realizó, pero la cantante aprovechó su estadía para presentarse en el primer aniversario del ciclo de conciertos Music Vibes, cuyo estrenó será el próximo jueves 25 de agosto a través de las redes de Marley Coffee Chile. «Es un esfuerzo de mucha gente en una época en que con la pandemia las cosas se pusieron precarias para los músicos y todo el equipo técnico, periodistas, en fin. Estas son súper buenas plataformas para crear trabajo, pero también para estar mostrando lo que está pasando», contó sobre la instancia en la que también participó la joven MC Millaray, revelación del rap nacional e inapelable futuro del género. «La verdad es que sería súper irresponsable de mi parte decirte cómo viene el disco, porque estamos recién a inicio del proceso. Estamos recién definiendo para donde orientarlo, entonces no me gustaría adelantar algo», nos cuenta Ana sobre el sucesor de “Vengo” (2014), álbum que la consagró como la artista más importante de la temporada, arrasando en los premios Pulsar 2015 en las categorías “Álbum del Año”, “Mejor Artista Urbana”, “Artista del Año” y “Mejor Canción del Año”, por la canción homónima. – Han pasado ocho años desde “Vengo”. ¿Cómo recuerdas esa época? – Muy embarazada, como en un proceso de mucha lactancia. Un proceso de familia, muy de árbol, no sé. Recién había tenido a mi hija. Es un disco que mostré mucho y lo sigo mostrando, lo que fue bacán, pero tuve que parar un poco para meterme en mi vida, pero siempre aparecía más y más pega. Lo que dice Ana es cierto a todas luces. Pese a los años que han pasado entre su último disco y el próximo a publicarse eventualmente en 2023, su actividad ha sido incesante, tanto profesional como personalmente, radicándose en España y publicando una docena de canciones para diversos proyectos y fines, entre los que destacan musicalizaciones de obras audiovisuales (como la película Pacto de Fuga y la serie La Jauría), colaboraciones (con artistas tan diversos como Alex Anwandter y Sara Hebe) y algunas producciones empapadas por la urgencia del acontecer político chileno (como la icónica ‘Cacerolazo’, devenido en primer hit tras el estallido social de octubre del 2019, y su sucesora ‘Antifa dance’). La hora sonó Cidtronyck y MC Millaray son dos de los artistas urbanos más relevantes del presente chileno. Cada uno en su estilo, comparten la representación del futuro del género en el país, con proyección internacional y con una performance que los diferencia de sus contemporáneos. Otra cosa en común: ambos han colaborado con Ana. Y no solo eso, la ven como un modelo a seguir y cumbre del hip-hop nacional. Dudar de esta aseveración en pleno 2022 es un despropósito mayor. Cuando irrumpió en plena eclosión comercial del rap chileno en 1998 con el primer lanzamiento independiente de Makiza (el desconocido “Vida Salvaje”), Ana dio que hablar con su prosa veloz, punzante y llena de soul. Un año más tarde, el grupo dio el batatazo: “Aerolíneas Makiza” (1999), un clásico tanto del género como de la música popular chilena, que representó el mejor momento discográfico de la banda y la escena nacional en mucho tiempo, destacando los hits ‘En paro’ o la popular ‘La rosa de los vientos’. No conforme con ello, tras la disolución de la banda a mediados de la década de los 2000, comenzó una carrera solista que ya ha cosechado cuatro álbumes, encumbrándose, a mediados de la década del 2010, como uno de los nombres definitivos de la música del siglo XXI chileno y, con la revuelta social, no hizo más que confirmar su enorme poder de convocatoria. Volviendo a Cidtronyck y MC Millaray, debe ser un honor –y hasta una presión– compartir escenarios y grabaciones con una mujer que se convirtió en el rostro de la escena rapera chilena. La matriarca, podríamos decir. De rostro mestizo, moreno y con sus ojos achinados, penetrantes y profundos; de voz dulce, melódica, festiva y furiosa cuando es necesario; de figura que llena el escenario de lugares como el bar El Clan o el Coca-Cola Stage de Lollapalooza. Da lo mismo donde sea, Ana es sinónimo de rap y eso lo saben quienes vienen tras de ella. A su vez, Tijoux conoce su lugar en esta historia. Un lugar importante. No existe artista de rap local que haya anotado logros como los de Ana, ni que haya influenciado en generaciones venideras de manera tan transversal. Tampoco existe otro u otra con una carrera permanente y siempre en alza, que ha transitado en la industria de la música en cuatro décadas seguidas (desde los 90 en adelante) y siempre apareciendo en las primeras planas de la música nacional. Ana es una figura autorizada para hablar de música, de historia y de futuro. – ¿Cómo ves la escena chilena del rap en la actualidad? – La veo super bien. Creo que el rap nunca va a morir. De repente va a tener momentos de más auge. Creo que es como el rock. Estoy súper en desacuerdo con afirmaciones como que el reggae murió, que el rock murió o que el rap murió. Simplemente son géneros que están establecidos y con un público muy fiel. Después aparece mucha gente nueva que hace música nueva que es necesaria. Hoy hay mucha gente, gente menor que yo, que son geniales, gente más nueva que viene a renovar y refrescar la escena. – MC Millaray es muy potente... – Heavy, y ahora solo tiene 16. – ¿Te recuerda un poco a ti a su edad? – Me recuerda a mí en varias cosas. Me digo: «pucha, no haberla tenido de compañera en el colegio pa’ haber sido su amiga a su edad». Es muy bonito porque somos amigas siendo que tengo más edad que sus papás. Soy amiga de los papás y de la Milla. – Un sencillo que grabaste con ella es ‘Rebelión de octubre’. A propósito de esta canción, ¿cuál es tu percepción del proceso histórico que estamos viviendo, con un momento crucial ad-portas del plebiscito del 4 de septiembre? – Complicado. Lo que viene es muy, muy complicado, por muchísimas razones. Hay una evidente polarización política en Chile, que siempre ha existido, pero que la pandemia ha profundizado. Es evidente la campaña que se hace por una cosa tan dura, que es gente que perdió la vida, los ojos, gente que estuvo presa, gente que sigue presa por luchar por una nueva Constitución, entonces es triste pensar que este proceso pueda tambalear, más allá de las diferencias que podamos tener, porque menos mal que tenemos diferencias, sino sería como una horda de gente caminando hacia el mismo lugar. Cualquiera que haya escuchado ‘Shock’ o ‘Mi verdad’ (canción principal de la serie El Reemplazante) sí hubiese visto venir el estallido social de octubre del 2019. Ana, siempre cercana a los movimientos sociales y con una carrera construida en paralelo con su actividad política, no solo lo vio venir: lo anunció en su voz. «El neoliberalismo nació en Chile y debe morir en Chile», citó meses después cuando aún la lucha seguía en las calles, se preparaba el primer plebiscito y la pandemia no nos azotaba. Tras las masivas movilizaciones y una brutal represión por parte del gobierno de Piñera, el movimiento artístico chileno optó por el camino de la creación, la denuncia y la rebelión. La primera canción fue ‘Cacerolazo’, estrenada sorpresivamente el 21 de octubre, a solo tres días del inicio de la revuelta. Devenido en hit, se convirtió en símbolo de la protesta y canalizó en solo un minuto el sentir de un pueblo que exigía dignidad, cuando los partidos políticos y medios de comunicación miraban con desconcierto algo que no lograban entender. «No son 30 pesos, son 30 años / La Constitución y los perdonazos / Con puño y cuchara frente al aparato / Y a todo el Estado, ¡cacerolazo!», dice parte de la letra. – ¿Qué te parece que la resolución de un conflicto social haya terminado en una posible nueva Constitución? – Me parece que el esfuerzo colectivo que ha hecho mucha gente por escribir esta Constitución amerita mucho apoyo. Estos días hubo un apoyo multitudinario en Maipú y los medios de comunicación no mostraron nada. Los medios de comunicación siempre han sido parte del problema, por los dueños que tienen. Es una avalancha evidente de quiénes son los dueños del país, pero la calle también habla y también se expresa. El panorama es complejo, pero tengo fe en que nuestra gente igual tiene un pensamiento propio y que es capaz de discernir. – Dentro de este dolor, los crímenes cometidos y el panorama polarizado, ¿cuáles son los elementos más favorables que rescatas de este momento álgido de debate político? – Chile se ha politizado más. Hace 10 o 15 años nadie quería hablar de política porque generaba quiebre en la familia, entonces la gente no se metía por este temor. Ahora me parece que todo el mundo tiene una opinión, más allá de que uno esté de acuerdo o no, la gente expresa un poco más lo que piensa. El legado de la dictadura quedó muy incrustado: el miedo a tener una opinión política. Ahora por lo menos está arriba de la mesa. – MC Millaray representa un poco a esta generación más valiente, en términos de discurso. – Totalmente, una generación que viene desvestida de este miedo, entonces me parece súper interesante y hay que estar muy atentos. Me siento súper poco adultocentrista, sin ser irrespetuosa de las generaciones mayores, porque ellos tienen una vivencia en carne propia que tiene que ver con la memoria de este país, pero también me parece súper interesante escuchar a las nuevas generaciones que vienen empapadas de lecciones de cómo hacer política desde otro lugar. Salud y vida por nuestros muertos Sería obtuso no reconocer en Ana Tijoux una artista de rap, pero también, sería injusto encasillarla solo en ese estilo. Desde sus inicios ha dado ejemplos suficientes de su hambre por la fusión y el sincretismo cultural. Lo latino y lo urbano. Lo rockero y lo electrónico. La cantante ha hecho de la búsqueda y la mezcla estética un sello personal y, en eso, sus exploraciones han dado resultados sonoros que hacen alucinar a norteamericanos y europeos. Heredera de una tradición rica que tiene sus antecedentes históricos en De Kiruza y Joe Vasconcellos, Tijoux ha hecho de la música afro/rap/urbana un universo multicolor que siempre es capaz de sorprendernos. Esta inquietud la ha hecho colaborar con músicos y músicas de todo el mundo y convertirse en un nombre obligado en el catálogo de músicos latinoamericanos de alcance global. – Tanto en el disco “Vengo” como en el single ‘Calaveritas’, lo latino está muy presente desde lo folclórico y el bolero. Otros músicos como Chico Trujillo y Bloque Depresivo también beben de esta música y han tenido éxito en Europa. Estando allá, ¿cuál ha sido la recepción que has tenido del público en relación a la mezcla del pop y lo urbano con nuestras músicas más vernáculas y nostálgicas? – De la manera en que lo interpretó yo, creo que el bolero es como la parte más nostálgica de América Latina. Viene a romper esta postal que, si bien hay un montón de música increíble tropical que a mí me encanta, también hay toda una parte respecto a la nostalgia latinoamericana, a este lugar un poquito más tenue, más opaco. Esta emocionalidad toca y creo que en Europa también existe y la gente se siente identificada de alguna u otra manera, por más que no entiendan la letra, hay una cosa con la nostalgia. – Has lanzado colaboraciones con la rapera argentina Sara Hebe e incluso con la actriz española Alba Flores (Nairobi en La Casa de Papel). ¿Las colaboraciones te vienen bien? ¿Te gusta el trabajo colectivo? – Sí, es bonito que seamos una suerte de comunidad. La Sarita es compañera, colega. Es una gran amiga que admiro mucho y me gusta mucho el camino que ha trazado. Con Alba también fue muy lindo porque es una canción de Clara Peya, una tremenda artista catalana. La canción se llama ‘Mujer frontera’ y pues nada, fue muy conexión, de esa gente que conoces y terminas conversando muchas horas de la vida. Es extremadamente humilde y tiene un legado familiar demasiado, muy importante en España. Fue muy bonito descubrirla y conocerla. – Desde ‘Calaveritas, en 2016, has lanzado cerca de una decena de singles. ¿Piensas que el disco ya no es un formato tan relevante? – Me gusta mucho más el disco que estos singles que se lanzan cada cierto tiempo. O sea, el disco es como construir una casa. «Hagamos tres ventanas, acá ampliamos la cocina, acá acortamos el patio». Cuando saco una canción sola siento que armé una pieza y me falta armar más piezas. Por lo mismo no he lanzado un disco, porque ha sido un poco difícil sumergirme en eso. Soy de una generación a la que le gusta el concepto disco. He tratado de sacar temas sueltos, pero la verdad es que me gusta el disco porque creo que es un concepto. Hay un concepto que por lo menos a mí me hace sentido a la hora de hacerlo y valorarlo. – ¿El retraso del disco se debe a razones personales, exceso de trabajo o el contexto pandémico? – No he hecho el disco porque me ha tocado tanto trabajo que no he tenido tiempo de contemplar y parar. Y pensé que iba a parar en pandemia y tampoco paré. Me sentía muy frustrada y decía «chuta, no he logrado hacer el disco por falta de tiempo», porque han pasado muchas cosas y me he dado cuenta que he hecho muchas otras cosas que no tienen que ver con música. Por eso estoy recién en la etapa de composición. – ¿Qué otros proyectos? – Estoy terminando mi libro. El otro día tuve que imprimir el primer borrador, porque estamos en la etapa previa a impresión, porque sale el próximo semestre y me emocioné. Pensé que no había hecho nada y salió esto. – ¿De qué trata el libro? – Manifiesto, soliloquios, poesía, pensamientos, creencias. Un poco diverso, disperso y me ha sido súper lindo hacer el libro. Ha sido un lugar muy nuevo. Tampoco son entrevistas, ha sido extremadamente personal, más allá de tener una editora increíble que me ha ayudado. Ha sido increíble este proceso, he alucinado sola y más encima que es un trabajo muy solitario. – ¿Fue un trabajo que surge en medio de la pausa de la pandemia? – Fue pre-pandémico. Tengo una hermana que falleció y fue en el momento en el cual ella se empezó a enfermar de un cáncer y lo que sentía no lograba hacerlo canción. Tenía que ver con algo más allá de la enfermedad, quería hacer una reflexión sobre la vida, la muerte, las partidas, el soltar, la carrera… «¿Qué es una carrera? ¿Quiero correr la carrera?», me hacía esas preguntas. Quería ir más lento. La familia, la gira, los cuestionamientos, los momentos más tristes, los momentos más felices. Muy disperso. Es un libro que ha ido un poco en paralelo a esto, a la enfermedad de mi hermana y después a la pandemia. – ¿Tienes nombre para el libro? – Todavía no le tengo nombre. He pensado en un par, pero todavía no le doy en el clavo. Tengo una idea de título, pero no lo quiero decir porque quizás no lo ponga. Pienso que el próximo disco y el libro van a ir un poco paralelo en el nombre, serán simbióticos. – El disco tampoco tiene nombre, ¿generalmente bautizas tus obras al final? – Sí, al final (ríe). Sobre el futuro estético de las próximas canciones de Ana Tijoux se sabe poco. A decir verdad, ella misma sabe poco. Su mirada hoy es dejarse sorprender y dejarse explorar. Permitirse mirar dentro de sí con calma y canalizar ese mundo en una obra que represente genuinamente sus sentires. Sentires que últimamente están marcados por viajes al interior y reflexiones sobre lo vivido y por vivir. Lo que sabemos, eso sí, es que será un disco mestizo, donde lo latinoamericano, lo urbano y las músicas del mundo caminarán por un mismo riel en un lenguaje que ya es su marca registrada. Será también un disco profundo y sentido. Honesto y urgente, otro de sus signos distintivos personales. Pero, pese a que cuando pensamos en la música de Ana Tijoux siempre remitiremos a un estofado cocinado a fuego lento, rico en sabores, ritmos e influencias, aún la artista nos ha sorprendido incursionando en distintas músicas, como el bolero ‘Calaveritas’ o el trap distópico de ‘Antifa dance’ en su momento. No nos cabe duda de que, de esta mixtura, saldrá una obra que encantará a latinos, europeos y anglosajones. Acá la esperamos. Tags #Ana Tijoux # Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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