Max & Iggor Cavalera: Estas raíces permanecerán por siempre Otro encuentro memorable entre los Cavalera y su tribu chilena Lunes, 01 de Agosto de 2022 Domingo 31 de julio - 2022 Teatro Caupolicán - Santiago No estamos descubriendo la pólvora cuando decimos que “Roots” (1996) es divisivo. Muchos no lo entendieron en su tiempo, y hoy en día hay algunos que todavía no logran asimilar el cambio que Sepultura planteó al despojarse del thrash metal para recorrer un camino de experimentación que terminó siendo el fin de una era. Si ya en “Chaos A.D” (1993) se advertía una vuelta de tuerca, “Roots” (1996) fue la consolidación de que la sensibilidad de su estirpe latinoamericana estaba a flor de piel y que esta sería un elemento protagónico de la propuesta, no secundario. Para otra legión de fanáticos, este es un disco de la vida y a 26 años de que se tomara el mundo del metal por asalto, pareciera que el fervor que causa entre ellos está lejos de extinguirse, tanto así que no importó que esta gira de los Cavalera ya hubiera aterrizado en nuestro país en el 2016, la tribu igual llegó al Teatro Caupolicán atendiendo al llamado salvaje. Eso sí, esta vez el gran Dino Cazares tuvo el honor de acompañar a los hermanos en las seis cuerdas, lo que sin duda prometía ser uno de los ingredientes más especiales de la jornada. Sumado a la presencia del hombre de Fear Factory y Brujería, el anuncio de que los chilenos Nuclear abrirían este regreso a las raíces sangrientas del Sepultura clásico era otro argumento sólido para no perderse este memorable encuentro. Cuando el reloj marcaba las 7:50, la atmósfera acústica de ‘Pitchblack’ nos introdujo de lleno en la dupleta conformada por ‘Murder of Crows’ y ‘No Light After All’, un ataque visceral proveniente de la placa más reciente de los chilenos titulada “Murder of Crows”. El mosh pit se prendió al instante mientras caían en consecución ‘God Forsaken Life’, ‘Abusados’, ‘Heaven Denied’ y ‘Confront’, una artillería de riffs con el que el tridente de cuerdas comandado por Francisco Haussmann, Sebastián Puente y Roberto Barría se paseó cómodamente entre el groove y ese filo thrash de la escuela de Slayer que siempre encuentra cómo reinventarse para seguir encantando, especialmente en ‘Killing Spree’, que se enriquece enormemente con la contundencia de un Eugenio Sudy en total dominio de las dinámicas. Corriendo de aquí para allá, el implacable Matías Leonicio se echó el público al bolsillo tal y como nos tiene acostumbrados, escupiendo de manera belicosa las letras de ‘Belligerence’ y la siempre bien recibida ‘Apátrida’, que encapsulan todo el espíritu del thrash de viejo cuño que tiene una raigambre incuestionable en nuestra historia musical, pero que se lleva adelante con un sonido fresco que el quinteto entrega en cada jornada. Nuclear prometió una devastación sónica y cumplieron a cabalidad su palabra gracias a una presentación que dejó los ánimos encendidos a puro machaque y que los empapó del cariño de un público que los tiene encumbrados en lo más alto del metal nacional y con justa razón. Con la cancha a tope, los hermanos Cavalera, Dino Cazares y Mike Leon fueron recibidos con una atronadora ovación sin siquiera haber tocado un acorde. Como se estila en este tipo de shows conmemorativos, el setlist siguió mayoritariamente el orden del disco original, lo que propició un arranque que causó estragos de inmediato. La cancha era un caldero de cuerpos en ebullición saltando al ritmo de ‘Roots Bloody Roots’, ‘Attitude’, ‘Cut-Throat’ y ‘Ratamahatta’, esta última con un hermoso juego de pregunta y respuesta en el que la tribu chilena tomó el lugar del músico Carlinhos Brown en el original, sin duda uno de los momentos más entretenidos del concierto. Si hay algo que caracteriza a “Roots” (1996) es la enorme labor de Iggor Cavalera, y eso no lo vamos a descubrir en este review. Si “Chaos AD” (1993) es el disco de Andreas Kisser en el sentido en que tiene un rol preponderante en la arquitectura sónica de los riffs, “Roots” (1996)” es el disco de Iggor. Tomó lo más característico de la música tribal brasileña y lo tradujo al lenguaje del metal con una naturalidad que a veces es difícil de traspasar cuando se explora este tipo de fusiones. En ese contexto, tenerlo en frente aplacando el kit en ‘Breed Apart’, en la instrumental ‘Itsári’ con el sonido de la tribu Xavante de fondo o en ‘Lookaway’, con guiños a ‘War Pigs’ de Black Sabbath mientras el teatro era solo iluminado por los celulares del público a petición de Max y que concluyó con un encendido fragmento de ‘Territory’, fue una muestra de puro oficio, digno de uno de los bateristas más inspiradores que ha salido de nuestro continente. Por su parte, Mike Leon y Dino Cazares fueron los acompañantes perfectos para salvaguardar la densidad de esta aventura auditiva por la selva de distorsión. Leon se apoderó de los gritos de ‘Straighthate’ y su pulso en las cuatro cuerdas impactó directo en el pecho cuando introdujo ‘Spit’, siempre mostrándose dispuesto a pasarlo bien jugando con los ases de luz que salían del piso del escenario o gesticulando animadamente para aleonar al público. Cazares fue bastante respetuoso del trabajo original tanto en los arpegios enfermos de ‘Dusted’ como en los riffs de ‘Ambush’ o ‘Born Stubborn’, pero obviamente imprimió parte de su personalidad tan distintiva desde la guitarra solista. Al centro del escenario, Max Cavalera lució con gracia su rol como líder de la tribu. “Ustedes también fueron afectados por la dictadura. Esta canción fue escrita contra la dictadura, ¡tortura nunca más!”, espetó desde el micrófono para introducir ‘Dictatorshit’, que transformó todo el dolor de esos años oscuros para Latinoamérica en un mosh pit de energía apabullante. Sabiendo lo que provoca en el público chileno, le dedicó una sección de ‘Raining Blood’ de Slayer a Tom Araya que dio paso a ‘Troops of Doom’, le dió crédito al invitado Cazares tocando un clásico de Brujería como ‘La Migra’ y pidió una “muralla de la muerte” en medio de ‘Refuse/Resist’, deseo concedido por el respetable. El cover de Motörhead ‘Orgasmatron’ y una versión de ‘Roots Bloody Roots’ con secciones más lentas y otras más rápidas que la original pusieron el punto final a un ritual que tuvo a sus asistentes en éxtasis, una verdadera masa de gente que no paró de gozar cada una de las canciones y que volvió por un momento a ese estado primitivo que a veces es tan necesario. Cada vez que los hermanos Cavalera han venido a revivir los éxitos del “verdadero Sepultura” el público ha respondido enérgicamente y esta no fue la excepción. Si fuiste uno de los afortunados que estuvo en el “Tribalism Across The World” (1996) en el mismo teatro, de seguro que esta noche significó mucho para ti, volviste a sentir cómo los riffs te golpeaban el cráneo, pero con la madurez que entregan los años. Si estuviste también en 2016, cuando se cumplieron exactos 20 años de la placa, pudiste apreciar una vez más como estas canciones vuelven al presente para transformarse en himnos eternos. Si esta fue tu primera vez ante el poder de esta placa inmortal, te contagiaste de la energía infecciosa de unos verdaderos estandartes del género que hacen erupcionar al público con un setlist repleto de actitud. Por muy divisivo que haya sido en su momento, “Roots” (1996) vive para unir a distintas generaciones. Mientras la fiebre de reuniones se toman la agenda musical en todos los estilos, las aguas están tan divididas para los oriundos de Brasil, que es sumamente irreal pensar en ver a la alineación clásica que pateó el tablero del metal juntos en un escenario. Por lo pronto, los hermanos Cavalera no tienen problema con volver una y otra vez a las raíces para encontrarse con esa tribu chilena que tiene a Sepultura en la sangre. Al ver las caras de alegría que pasadas las 23 horas rondaban por calle San Diego, uno solo podía pensar en las insignes líneas de ‘Born Stubborn’: “Tengo a mi tribu, es mi propio derecho. Y no tengo que decirte por qué. Siempre ha sido así desde el comienzo y no puedes quebrarlo. Sepultura en nuestros corazones, no pueden arrebatarlo. Estás raíces permanecerán por siempre”. Pablo Cerda Fotos: Thomas Moraga Tags #Max Cavalera # Iggor Cavalera # Roots # Brasil #Sepultura #Dino Cazares #Igor Cavalera Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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