Swallow The Sun: Luna roja Un debut intenso y alucinante Viernes, 24 de Febrero de 2023 23 de febrero – Club Chocolate Santiago – Chile Swallow The Sun es una banda que ha tenido una evolución muy interesante. Desde sus inicios en el Death/Doom más duro de “The Morning Never Came” (2003), que causó un impacto inmediato en la escena metalera finesa a principios del siglo XXI, hasta su última y celebrada incursión en terrenos sónicos más contemplativos que combinan lo gótico y lo progresivo con el último “Moonflowers” (2021), han sabido ganar cada vez más adeptos que se enamoran de su melancólica magia. Engendrado durante el encierro pandémico, esta octava publicación del quinteto es un viaje oscuro a través de la soledad que vivió su creador, el guitarrista Juha Raivio, quien incluso pintó la luna roja de la portada con su propia sangre. Con este honesto e intenso trabajo discográfico bajo el brazo, la banda se embarcó en una gira latinoamericana que los trajo por primera vez a tocar frente a su fanaticada chilena en el Club Chocolate y, tal como era de esperarse, fue una velada llena de emoción para los adeptos a los sonidos lentos y pesados. Todo esto se dio en medio del Spider March de la productora Spider, campaña que regalará cuantiosos premios a los asistentes a este recital y otros como Persefone, Mayhem, Katatonia, TesseracT, Festival CL.Prog y Moonspell. Los encargados de abrir la jornada fueron Mourning Sun, agrupación nacional que se desenvuelve de manera perfecta en instancias como esta. Liderados por Ana Carolina en las voces, el latigazo riffero cayó con 'Vena Cava', que desde su mastodóntica voluminosidad nos introdujo en un abismo atmosférico en el que la manifestación del público se hizo sentir inmediatamente a favor del quinteto. Los bosques amplios, las montañas imponentes y el mar eterno acompañaban desde las visuales, todo contribuía para generar la ambientación idónea que nos envolvía en las oníricas penumbras de otros cortes como 'Deep Downward, No Escape', 'Ecstatic Magellanism' o 'The Exhaustion of Life', cada una interpretada de manera pulcra por Rodrigo Morris y Ramón Pasternak en guitarra, secundados por Hermaunt Folatre en el bajo y Vincent Zbinden en batería. Cuando los vimos con Lucifer, pudimos apreciar un vistoso contraste entre la oscuridad opresiva de los chilenos y onda hard rockera vintage de los extranjeros, lo que dio como resultado una experiencia caleidoscópica y muy enriquecedora. En esta oportunidad, Mourning Sun cayó parado porque tanto ellos como Swallow The Sun pertenecen al mismo cajón. Acá lo interesante no era apreciar el contraste, sino una simbiosis que dejó un excelente sabor de boca a la gran cantidad de asistentes que llegaron a presenciar la actuación desde temprano. Y es que con Mourning Sun en la tarima, la calidad siempre está asegurada. Tras la intro acústica, la banda estelar tomó posición a las 21 hrs en punto y arrancó con 'Enemy', un corte bastante directo que oscilaba entre la agresividad de un groove maldito y momentos de calma absoluta en los que un encapuchado Mikko Kotamäki fluctuaba entre el gutural y la voz limpia. Con la pista de piano de fondo, 'Rooms and Shadows' abrió el headbanging, las melenas tanto arriba como abajo de la tarima se movían al unísono en las partes más violentas y la energía pasaba directamente a los brazos para acompañar esos instantes de pura tensión que formaban esa maravillosa dicotomía sonora por la que la banda es tan idolatrada. "Estamos encantados de estar acá por primera vez", expresó Kotamäki antes de embarcarnos en esa travesía gótica de 'Falling World' en la que las guitarras de Juha Raivio y Juho Räihä atraviesan los sentidos hasta llegar a lo más profundo. En 'Cathedral Walls', precedida por la solemnidad de los cantos gregorianos y respaldada por la grabación de Anette Olzon en los coros, eran capaces de modularse con el efecto del trémolo, mientras que en 'Firelights' cortaban como navajas con el poder de una distorsión envolvente en los arpegios y en las quintas apretadas. Reemplazando al icónico Matti Honkonen en el bajo, quien no pudo acompañarlos en el tramo latinoamericano, pero vuelve a unirseles en Europa, Pyry Hanski se mostró como toda una bestia en 'Woven Into Sorrow' o 'Stone Wings', aplacando las notas con fuerza, dejando retumbar las cuerdas al aire o haciendo dibujos elegantes. Su corporalidad era tan imponente como su interpretación rica en matices. Concentrado al máximo, Juuso Raatikainen protagonizó momentos de total luminosidad en 'New Moon', una batería mucho más suelta que hace estallar la canción en el coro. Sabemos que cuando desciende a las penumbras es imbatible, pero la cantidad de groove que introduce coloreaba de gran forma canciones más directas como esta. Y el contraste vino inmediatamente después con 'Don't Fall Asleep (Horror Pt. 2)', en la que vuelve a su estado natural, dejando caer las baquetas en los calderos humeantes del doom con un doble bombo del demonio hacia el final. Si hay algo que nos caracteriza como público es la entrega y hubo mucho de eso en esta noche. A pesar de que las partes black metaleras de 'This House Has No Home' abrían la oportunidad para un mosh acalorado, el respetable prefirió tomar el camino de la contemplación, dejando que el tsunami sónico impactara sin piedad permaneciendo en sus lugares, pero empapándose de los riffs mortuorios que el quinteto propinó hacia el final con total emoción. La triada conformada por 'Moonflowers Bloom in Misery', 'Descending Winters' y 'Swallow (Horror, Part 1)' no hizo otra cosa que encender aún más los ánimos, llevando al público desde la intensidad de la primera, pasando por la furia de la segunda, en la que Kotamäki gruñe sin dejar espacio a las voces limpias, hasta la tercera en la que vuelven a sus raíces, a ese death/doom lastimoso y amargo con el que tomaron a un enardecido Club Chocolate por asalto. Todo un acierto que se vivió en cuerpo y alma, incluso con los hacheros Raivio y Räihä subiendo a las tarimas y con el puño arriba junto a sus feligreses, tal como la luna dirige la marea. Una postal preciosa que dejó a todos con la energía por las nubes. El debut de Swallow The Sun fue excelente por donde se le mire, podemos decirlo sin muchas más vueltas. Un show elegante, introspectivo e intenso que en 1 hora y media demostró las razones por las que el combo finés es uno de los nombres más destacados del death/doom mundial y que, además, sigue el camino de esos grandes nombres que siempre buscaron ir más allá como Katatonia o Anathema, actos que acá en Chile tienen un bolsón de fieles asegurado. Con base en un setlist equilibrado y un sonido matemáticamente perfecto, Swallow The Sun nos dejó con la sangre hirviendo, sangre que podría teñir de rojo una y mil lunas. Pablo Cerda Fotos: Alejandro Parra Tags #Swallow the sun Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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