The Black Crowes: la hermana suerte Una cátedra de rock vibrante, exquisito y ondero Domingo, 12 de Marzo de 2023 Sábado 11 de marzo, 2023 Teatro Caupolicán Revisa la galería de imágenes AQUÍ. Cuando “Shake Your Money Maker” salió al mercado, muchos tuvieron que chequear el calendario porque era increíble que un disco aparecido en febrero de 1990 sonara así. La música rock estaba tomando diversos rumbos, era un año de transición y este grupo de Atlanta, Georgia, parecía venir de otra época. No encajaban con el glam metal que reinó los charts en los 80, tampoco con el eclecticismo que planteaban Jane’s Addiction, Red Hot Chili Peppers, Faith No More o Living Colour, y estaban a años luz del metal. Los hermanos Robinson tenían bajo el brazo un disco nombrado como una canción de Elmore James, que ni siquiera aparece en el registro, pero que tocaron varias veces en vivo, e irrumpieron en el mainstream con todo. El mismo David Fricke de Rolling Stone quedó dado vuelta comparándolos con actos como Faces, The Rolling Stones o unos jóvenes Aerosmith. Cuando tratamos de definir las trazas sonoras de The Black Crowes no podemos saltarnos a Led Zeppelin, una relación que se ve afianzada incluso con una colaboración que tuvieron con el mismo Jimmy Page titulada “Live At The Greek” (2000). Esta llegó justo en un momento crucial para ambas partes, ya que Robert Plant no estaba interesado en revivir a Zeppelin y los Crowes lanzaban un “By Your Side” (1999) que no tuvo el éxito de sus publicaciones en la primera mitad de los 90. Años atrás, en 1996, habían aterrizado en Chile para justamente abrir el concierto de Page & Plant en el estadio Sausalito de Viña del Mar. Más de alguien de los que lee esto es uno de los afortunados que asistió o conoce a alguien que lo hizo. Pocos se acuerdan de los Crowes. Y los que sí lo hacen, coinciden en que fue un show errático, incluso con un corte de energía que empañó aún más la presentación. A casi tres décadas de ese amargo y postergado recuerdo en el que la suerte no estuvo de nuestro lado, los cuervos negros regresaban a Chile para su primera presentación en solitario a fin de saldar esa “deuda”, concepto que amamos ocupar en la prensa musical, pero que nos ayuda a tender un puente con la historia. Para completar el puzle de una jornada que tenía todas las herramientas para ser inolvidable, The Versions se sumó al cartel en un gran momento de su carrera y recibió a una escueta cantidad de asistentes que llegaron temprano al Teatro Caupolicán. 'Summer Romance' dio la partida amparándose en un sonido muy contundente con un Sam Maqueira que lucía su clásica polera de The Black Crowes y expelía psicodelia a raudales con esos solos anclados en un overdrive crujiente. A su lado, Alejandro Gómez operaba un Epiphone viola, bajo que replica al Höfner de Paul McCartney, con un gran pulso en 'Island', un corte directo y penetrante que dio paso al single 'Wake Up', muy destellante y veraniego. En este, se pudo ver a un Sam compenetrado con Luciano Mariño en una interpretación muy cómplice. La siguiente 'Slow Death' fue una instancia de protagonismo para el slide de Mariño, sobresaliendo con ese toque blusero de sabor tan natural. La batería de Álvaro Gómez unió todo con un beat sobrio y preciso, sin mucha pirotecnia porque no la necesita, de hecho, lo orgánico de su manera de tocar es parte de esa magia que nos lleva a viajar por varias décadas del rock. 'Mine Mine Mine' cerró esta incursión con los cuatro integrantes sumidos en un trance sónico de proporciones que sacó aplausos ante una nutrida cantidad de almas que ya rondaban en el coloso de San Diego. Así, entre el blues, la psicodelia y ese tufillo de rock estadounidense sureño, The Versions se vio sólido en el escenario, con una profunda convicción rockera que no tiene segundas lecturas, al contrario, es increíblemente honesta, distendida y, sobre todo, potente. Con ‘Are You Ready’ de Grand Funk Railroad calentando los motores en los parlantes, The Black Crowes salió a escena ante un público que los esperó con los brazos abiertos. Lo primero que hay que destacar es el gran sonido que ofrecieron en el escenario gracias a una amalgama de amplificadores y aparataje técnico en el que desfilaban desde unos Fender clásicos, pasando por varios Magnatone para la guitarra solista, cajas Aguilar para el bajo, un teclado Hohner hasta otros Vox para la guitarra rítmica. Lejos de ser una mera ficha técnica, esa es una de las claves de porqué escuchar a The Black Crowes es como viajar hacia los más puro de los 60 y 70. Eso sí, no por sonar vintage se quedaban atrás en contundencia, ya que 'Twice As Hard' nos dejó peinados para atrás con una versión más pesada y lenta, una arreglo que le venía de perillas. A pesar de que el cartel prometía la interpretación íntegra de “Shake Your Money Maker” (1990), sabemos que con los Crowes todo puede pasar. ‘Jealous Again’ confirmaba que estábamos asistiendo a lo que se nos dijo, por lo que el karaoke no se hizo esperar. De hecho, la ventaja de este tipo de sesiones es escuchar los llamados “deep cuts” que no aparecen en una gira habitual. Revisando los setlists anteriores, joyas como ‘Sister Luck’ estaban ausentes, así que la hermana suerte nos permitía alzar los brazos, llorar y cantar fuerte esta hermosa pieza que crece como la espuma en el directo. Lo mismo pasa con ‘Could I've Been So Blind’ y 'Seeing Things', desde ese hard rock añejado en roble de la primera a esa balada blusera tenue de la segunda cubierta con el manto sagrado de unas teclas impetuosas, son esas delicias que hay que aprovechar al máximo y es que, si vienes a ver a The Black Crowes, es difícil no saberse este álbum de pie a cabeza. ‘Hard To Handle’, ‘Thick N' Thin’ y ‘She Talks To Angels’ fue una triada que se robó la película con todo, las primeras dos por su invitación directa a desatar una fiesta de sábado por la noche, y la tercera por ese momento íntimo en el que las luces bajaron y la guitarra acústica de Rich Robinson llegó a lo más profundo del alma. Esa afinación abierta con las cuerdas al aire resonaba en las paredes del Caupolicán abrigada por las gargantas de los asistentes. 'Struttin' Blues' y 'Stare It Cold' auguraban el final de esta primera sección, siempre manteniendo la alta temperatura con canciones quizá menos conocidas, pero tan eléctricas que se convierten sin mayor esfuerzo en verdaderas clases de Rock N’ Roll. Sin receso de por medio, 'No Speak, No Slave' arrancó fuerte, un riff denso que se lanzó a los brazos de los que también gozan del “The Southern Harmony and Musical Companion” (1992), ese segundo disco tan importante en la trayectoria de los Crowes. ‘By Your Side’, con el inmenso respaldo de las dos coristas, ‘Wiser Time’, super celebrada por el respetable, ‘Thorn In My Pride’, manejada con esa mezcla entre ternura e intensidad y engalanada con un jam estrepitoso que tuvo a Chris Robinson en la armónica al final, y una prendida ‘Remedy’, visualmente muy atractiva gracias a unos paneles multicolores a espaldas de los músicos, completaron el tramo de hits del repertorio, incluso con una bandera chilena que Chris levantó antes de irse al encore. Volvieron rápido y Rich Robinson lanzó el riffazo de 'Rocks Off' de The Rolling Stones en total dominio del corte del “Exile on Main St.” (1972), fue tocada con naturalidad, como si fuera de ellos. Esto es parte de una iniciativa en la que a veces aparecen ‘Rock N Roll’ de The Velvet Underground o ‘Moonage Daydream’ de David Bowie, una buena manera de terminar la noche haciendo un tributo a sus héroes. Días antes del concierto, el gran Alfredo Lewin señalaba en radio Sonar que este concierto se sentiría como un debut y vaya que tenía razón. Los hermanos Robinson siempre han sido una fuerza de la naturaleza, una banda difícil de manejar, pero con un oficio de aquellos. El desplante de Chris Robinson está a otro nivel, aprendiz aventajado de la escuela de Mick Jagger que bailó, saltó y manejó el atril del micrófono con una pericia envidiable. Por su parte, Rich Robinson no paraba de cambiar de guitarras en cada canción y que nos deleitó con el alma puesta en cada tramo de su atrevida digitación. Todo esto fue respaldado por un comité de músicos entre los que faltaba el histórico Steve Gorman o Isaiah Mitchell de Earthless, que estuvo militando en la banda durante un tiempo, pero que supo entregarnos un show de altísima calidad, destacando el aporte del tremendo Nico Bereciartua en la guitarra principal, dueño de una aura única en la que se notaba su bagaje junto a la banda de Rich Robinson y The Magpie Salute. El colectivo supo hacer justicia al catálogo y completar lo que estaba pendiente desde 1996. Tuvimos el privilegio de disfrutar de un setlist contundente, quizá faltaron canciones como ‘Sting Me’, 'A Conspiracy' o 'Kickin’ My Heart Around', pero es una crítica que surge si hilamos demasiado fino porque lo que vivimos fue un espectáculo apabullante en entrega y sonido. Tenemos que agradecer, y mucho, a la hermana suerte por haber tenido a The Black Crowes celebrando una de esas obras consulares, esas que patearon el tablero e hicieron algo distinto. Tenemos que agradecerle a la hermana suerte porque esta vez estuvo de nuestro lado y por esta cátedra de rock vibrante, exquisito y ondero que vivimos en Santiago. Pablo Cerda Fotos: Jaime Valenzuela Tags #The Black Crowes #Rich Robinson #Chris Robinson Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. Ultimos Contenidos Rock Shows CL Prog Fest: Renovación, movimiento, y actitud Sábado, 01 de Abril de 2023 Rock Galerias CL PROG - Soen - Alcest Tesseract en Chile Sábado, 01 de Abril de 2023 Rock Clásicos The White Stripes Sábado, 01 de Abril de 2023 Rock Clásicos Rush Sábado, 01 de Abril de 2023 Rock Clásicos Sumo Sábado, 01 de Abril de 2023 Rock Noticias Voy y vuelvo: Chancho en Piedra agenda segundo Movistar Arena Viernes, 31 de Marzo de 2023 Rock Articulos La pasión del fútbol chileno junto a Betano Viernes, 31 de Marzo de 2023 Rock Noticias Paramore recuerda su tour sudamericano con nuevo video Viernes, 31 de Marzo de 2023