Jane's Addiction: que siga el ritual

Martes 21 de marzo, 2023
Teatro Caupolicán

Revisa la galería de imágenes AQUÍ.

A eso de las 19 hrs de la jornada del martes 21 de marzo se abrieron las puertas para que el público chileno se reencontrara con Jane’s Addiction, banda que quizás no ha tenido de las carreras más regulares pero sí una que marcó tanto la historia del rock alternativo como de otras agrupaciones y artistas.

El esperado regreso de la banda contó con la apertura inicial de Rama, banda nacional que se presentó frente a unos cientos de fanáticos que coreaban sus canciones con vigor y entusiasmo. Un show cargado a las guitarras y con bastante energía presentaron los chilenos que entregaron la antesala perfecta para poder volver encontrarnos con los liderados por Perry Farrell. Y el entusiasmo se notaba en el aire, era algo que estaba presente en cada una de las poleras de los asistentes, hasta los mismos teloneros agradecían a viva voz la oportunidad de poder abrir el concierto de Jane’s Addiction. Luego de canciones que fueron un recorrido por su discografía, como “Cobardes”, “Imposible” y “La Gran Imagen”, Rama coronaba su presentación junto a “La Señal” y un cálido aplauso de todos los presentes cerraba su set.

Y a medida que se acercaban los minutos para ver a los protagonistas de la noche, el público comenzaba a parecer más impaciente con el correr del reloj, sobre todo cuando ya eran las 21hrs y no habían señales de que la banda californiana estaría cercana a subirse al escenario. Fue a eso de las 21:30 hrs cuando recién se apagaban las luces y aparecían en escena los invitados estelares, quienes sin esperar un segundo más arrancaron el show junto a uno de los clásicos de su carrera, “Stop!”. El desenfreno y la energía de cada uno de los asistentes que abarrotaban el recinto se sintió desde los primeros acordes, algo que desató una emoción colectiva por estar viendo en vivo a una de las bandas ícono del rock.

 

Y es que si nos ponemos a pensar, no es para menos que hayamos tenido la oportunidad de ver a Perry Farrell, Stephen Perkins y a Eric Avery en compañía de Josh Klinghoffer, un cuarteto que parecen ser una banda como tal y no que Josh está parchando la ausencia de Dave Navarro. Y quizás esa es una de las mejores cosas de esta nueva formación, que se puede notar que todos se encuentran en la misma sintonía y no hay diferencias, todo lo contrario. Y esto queda aún más que evidencia cuando podemos ver las sonrisas que cada uno de los originales le dedican a su nuevo compañero, así como a un enérgico Perry que animaba al público a aplaudirle al encargado de las seis cuerdas, todo en modo de agradecimiento por estar allí acompañándolos.

Si bien al principio pudimos ver a un Klinghoffer medio complicado, técnicamente hablando, con su guitarra, ya en la tercera canción derrochó la soltura y dinamismo que esperaríamos ver en un show con una banda de este calibre. Misma actitud que tenían los otros músicos, que con cada nota dejaban claro por qué son una banda tan querida por el público. La destreza y carisma son solo dos de los ingredientes que se puede encontrar en un show dirigido por Farrell, quien vestido de vaquero, al igual que en Lollapalooza, dejó más que claro que aún les queda mucho por entregar como banda. Y de los momentos estelares de la noche fue el recorrido que hicieron por su trayectoria, con puntos altos como con “Mountain Song”, “Been Caught Stealing” y la infaltable “Jane Says”. Aunque siempre exista el espacio para que nos pongamos quisquillosos y digamos que faltaron algunos hits como “Just Because”, pero no hay nada más que comentar que fue un show redondo, algo que el público también sintió así porque los aplausos no faltaron en ningún momento.

Los momentos en que hubo mayor conexión con el público siempre son puntos que se abrazan, sobre todo cuando Farrell se mostraba tan cercano y le daba la mano a quienes estaban más cerca del escenario o incluso cuando, con botella de vino en mano, decía lo bueno que es este producto nacional.

Finalmente escribir las palabras sobre este concierto solamente deja con un sentimiento de que fue uno de los mejores pasos de la banda por nuestro país, no solo por el hecho de que fueron casi dos horas de show, sino que además por toda la nostalgia que se siente de poder escuchar en vivo a estos monstruos del rock que siempre es un lujo y un privilegio de poder ver. Y como bien se mencionó anteriormente, siempre se puede volver y decir que faltaron algunas canciones de su repertorio que los fanáticos más acérrimos podríamos extrañar e incluso recibir como un regalo por los años como seguidores, pero no cabe duda de que fue una noche espectacular y que quedará en la memoria de los presentes.

Fernanda Hein
Fotos: Lotus