The Winery Dogs: satisfacción por triplicado

Martes 25 de abril, 2023
Teatro Caupolicán

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Una fantástica velada de Hard Rock se vivió en un muy colmado Teatro Coliseo para disfrutar del regreso a Chile del súper power trio The Winery Dogs.

Los encargados de aperturar el show fueron los muchachos de Velvet Chais, banda afincada en las Vegas, Nevada y liderada por los chilenos Nils Goldschmidt (bajo) y Ro Viper (voz). Su propuesta denota una amalgama de sonidos tipo la versión más callejera de Guns mixado con pinceladas de la melancolía Grunge de Nirvana, donde el timbre vocal de Viper se presta muy bien para ello. El grupo presentó un tema nuevo interpretado por primera vez en vivo esta noche, amén de un cover de Elvis y algunas de las canciones de su interesante y recomendable EP debut “Morbid Dreams” (2022). Lo cierto es que el grupo trabaja de manera muy profesional, sus video clip cuentan con una gran manufactura detrás y la banda tiene la actitud, la imagen y el potencial musical suficiente para lograr algo importante, solo tienen que recorrer el sinuoso camino que los lleve a despojarse de sus influencias y encontrar un sonido propio, misión en la que les deseamos todo el éxito del mundo.

 

En una entrevista reciente, el icónico y legendario baterista Mike Portnoy mencionó que de todas las banda en las que toca actualmente, The Winery Dog es en la que se siente más libre y suelto sin esos férreos y técnicos patrones de la música progresiva, y es solo cosa de ver a la banda en vivo para darse cuenta de cuanta razón tiene, porque cada canción de este poderoso combo de Hard Rock con toques bluseros es una invitación a disfrutar de esas increíbles jams que fluyen como el agua en los dedos y manos de Sheehan, Kotzen y Pornoy; jams que resultan absolutamente alucinantes, pero que jamás caen en la autoindulgencia.

Con un sonido quizás un pelito brillante y con mucho volumen, el grupo arrancó el concierto con ‘Gaslight’ tema de su muy reciente álbum “III” (y del cual tocaron 6 cortes, entre ellas ‘Stars’ y Xanadu’ dos de lo mejores temas de la placa), pero tampoco se olvidaron de su disco debut homónimo (2013), donde brillaron canciones como ‘Elevate’, ‘Desire’, ‘I’m No Angel’ y ‘Regret’, a estas alturas todos temas convertidos en verdaderos clásicos de la banda viendo la eufórica reacción del público durante su interpretación. De su segundo disco “Hot Streak” (2015), tocaron solo 3 canciones, algo predecible porque podríamos decir que es “el menos bueno” de las tres placas editadas a la fecha, pero su canción titular fue uno de los puntos más altos de la noche, sin lugar a dudas y donde destacó soberanamente Richie Kotzen tanto por su gran interpretación vocal como por su extenso y pletórico solo de guitarra. Como siempre, Portnoy es un espectáculo aparte y detrás de su batería siempre está animando y conectando con la gente, por lo que el truco de salir en los bises con la camiseta de la selección chilena está demás Mike, aunque probablemente sea una muestra de cariño, algo que siempre es bien recibido.

 

Lo cierto es que un show con 17 canciones además de un lucido solo de bajo del grandísimo Billy Sheehan, resulta hipnótico y magnético y que nos trae de vuelta al presente la mejor tradición de las bandas americanas de Rock de los 70’s (por ello no es gratuito que pongan antes del concierto el himno ‘American Band’ de los grandes Grand Funk Railroad), donde la libertad interpretativa estaba puesta en la emoción del momento y las notas parecían fluir directamente desde el corazón más que del cerebro, y en ese sentido The Winery Dogs crea y elbaora una propuesta bastante única en el presente, pero sin llegar a sonar retro o vintage, y es que nadie le va a venir a enseñar unos cuantos trucos a estos curtidos perros guardianes de la bodega del Rock. Gran noche, si señor.

Cristián Pavez
Fotos: Janno Parra