Lamb of God y Parkway Drive: unos viejos conocidos

27 de abril – Teatro Caupolicán

Santiago - Chile

 

Unos minutos antes de lo anunciado oficialmente, la cita que reuniría a los australianos de Parkway Drive y Lamb of God, comenzaba sin mayores inconvenientes. Arrojando de una toda la potencia con “Glitch” de su último disco “Darker Still” (2022), los liderados por Winston McCall -de impecable blanco- hicieron vibrar a un repleto Teatro Caupolicán que los recibió cálidamente. Y es que la totalidad del público que comenzaba a saltar, balancearse entre platea y cancha y armar los clásicos pits, estaba afortunadamente en la misma frecuencia. Poco importó la brecha generacional o de estilo que pareciera enfrentar a ambas bandas y ambos estilos, por un lado un metalcore más melódico y moderno y por otro los argumentos clásicos del groove de los de Virginia, para que el público fuera uno en una jornada intensamente ruidosa.

 

Parkway Drive logró rápidamente encantar y cautivar con rápidos y agitados riffs, repasando así canciones como “Prey”, “The Void” o la espesa “Dedicated”. Hacia este punto, la banda se movía con soltura y agilidad, demostrando por qué son uno de los nombres más interesantes del género actualmente. Desde las guitarras de Jeff Ling sólo su destreza revelaba las claves de un sonido en extremo trabajado en sus capas y desarrollo casi matemático. Sin abusar de efectos texturales y estridentes como el whammy u otros octavadores, y siempre fiel a su línea melódica y rítmica, Ling se entendía con sus compañeros y al mismo tiempo, dedicaba cada solo a la audiencia. McCall, siempre en lo suyo, alentaba a cada uno de sus compañeros que de a poco se soltaban para entregar un espectáculo más que conforme. Parkway Drive, en una nueva visita a nuestro país, parecieran sentirse más cómodos y maduros, agregando más complejidad a su sonido desde lo que mostraban en “Ire” (2015). El cierre, a cargo de “Crushed” y “Wild Eyes” sirvió para dejar arriba el ánimo de su fanaticada local, esperando, eso sí, por un poco más de los australianos. 

 

 

Pese a contar con show completo, Parkway Drive dejaba el escenario para dar paso a la imponente presencia de Lamb of God. No restaba nada para que la atención se posara sobre los primeros acordes de lo que sería el inicio de “Memento Mori” de su álbum homónimo de 2020 y la explosión ya estaba servida. Siempre carismático, Randy Blythe, entre paseos, brincos y movimientos de su larga cabellera trenzada, vomitaba guturales agregando una capa más de consistencia a su sonido. Uno de los aspectos más interesantes de Lamb of God radica en su construcción atípica de melodías que pese a dialogar muy de cerca con las ideas clave del groove, es capaz de elaborar un acercamiento nuevo y fresco. La destreza y un trabajo sólido en guitarras para aglutinar todo eso es el ingrediente perfecto para completar un velada sin mayor aspiración que disfrutar y escuchar nada más que música rabiosa.

 

Sin Willie Adler en guitarra, la banda se las arregló para demoler el teatro con clásicos como “Walk With Me in Hell” o “Set to Fail”. Y sí, se las arreglaron porque un viejo conocido se hizo de las cuerdas para la gira sudamericana del grupo. Phil Demmel (Machine Head) hizo de las suyas tomándose el escenario y sembrando la duda de quién realmente estaba en guitarra. 

 

 

Así desfilaron los himnos “Laid to Rest” y “Redneck” para un cierre con broche de oro y caos, que no dejó respiro ni descanso. Lamb of God con carisma y un espectáculo de primer nivel, donde primó el perfecto sonido en toda la jornada, demuestra que a veces los prejuicios en torno a los difusos límites de los géneros se diluyen cuando el show es así de contundente. Siempre con ganas de más, el público ya espera ansioso un retorno. 

 

Matías Muñoz

Fotos: Alejandro Parra