Eterna Inocencia: Aquí voy, otra vez

Domingo, 25 de enero de 2024

 

(Revisa AQUÍ la galería de fotos del show)

 

Pasado las 21:00 horas las luces que apuntaban al teatro se apagaron, fueron casi 20 minutos eternos en los que la impaciencia de los presentes se manifestaba entre silbidos y canticos, prueba de una ansiedad que comenzó a germinarse desde temprano en las tradicionales previas al recinto. Las miradas inquietas entre unos y otros no hacían más que aumentar, mientras que la expectación era cada vez más abrumadora. Lo que comenzó como una gira kilométrica por nuestro país culminaba frente a cientos de ojos atentos en un concierto que prometía rememorar las grandes glorias del pasado. Y es que 25 años han pasado desde la primera vez que Inocencia pisó nuestro país, más de dos décadas de formar una relación mediante visitas casi ininterrumpidas que -prácticamente- los vuelve unos chilenos más.

 

El amor incondicional de su público fue explosivo, los gritos y aplausos impedían escuchar con claridad las palabras del Guille que con una sonrisa en su rostro mostraba una sincera gratitud ante su hinchada. Sin mucho tiempo que perder, 'Forgotten Cause' fue el detonante de un pogo catártico y casi que instantáneo, un subidón de adrenalina de un minuto y medio. La cosa ya no se detuvo más, 'I Wish…' y su clásica intro batera no dieron tregua alguna. Mientras que 'Sufferland', cantada a todo pulmón mostraba el amor que el público tiene por esos icónicos, pero siempre

contingente himnos de vida.

 

 

Como un salto en el tiempo, dejábamos atrás el “Días Tristes” (1997) para darle una visita exprés a “La Resistencia” (2006), casi diez años de cambio, pero en los que sus letras se sienten igual de contingentes. La rapidez y explosividad sigue intacta, sin embargo, se muestran con un sonido más maduro y seguro, tal como lo mostraron en 'La Risa de Los Necios' y 'Lo Sabía'. Ante un Teatro Coliseo lleno hasta la galería, nos daban la primera revisita a “Las Palabras y los Ríos” (2004), uno de los más queridos, pues así lo demostraban los miles de voces que cantaban sin parar, las poleras agitadas en el aire y el pogo fueron imparables. La mejor manera de celebrar 10 años de un disco que ha trascendido en distintas generaciones, pero que unidas por una misma causa cantaron 'Viejas Esperanzas', 'A Elsa y Juan', pero sobre todo 'Encuentro mi descanso aquí'.

 

En este bombardeo de canciones no podía faltar una parada en “A Los Que Se Han Apagado” (2001), que con esos icónicos “Aquí Voy” de 'Cuando Pasan Las Madrugadas' hizo que las personas lo dieran casi todo, porque aún faltaba la más coreada de la noche, 'Le Pertenezco a Tus Ojos', una hermosa pieza musical que siempre pega fuerte en la nostalgia. Con un increíble outro, que muestra en los grandiosos músicos que se han convertido en estos ya casi 30 años, el pequeño descanso que nos dieron fue rápidamente cortado 'Ciegos los que no quieren ver' -rareza ya clásica en su setlist- e 'Inconmovibles…' que con su potencia volvían a llevar el tempo al límite.

 

Aunque la voz de Guillermo Mármol se perdía un poco entre el caos, esto solo era evidencia de que en los años del “Recycle” (1999) no importaba nada más que tocar. Una explosión sónica llegaba a nuestros oídos con 'Out Of Order', 'The Threat', 'Stop This War', y 'Germinal', seguida por 'Abrazo' que volvía a calmar un poco el ambiente luego de esta triple dosis de adrenalina. Mientras había algunos perdidos entre los temas menos conocidos, otros no dudaban un segundo en dar su vida en el mosh. Algo que el propio Guille remarcó con un cariñoso llamado a solo disfrutar de aquellas canciones, orden que fue seguida con fervor y que hasta un zapato dejó sobre el escenario.

 

 

La energía del público poco a poco se transformaba en un calor cada vez más sofocante, aunque lejos estaba de ser un impedimento de mover la cabeza en grandes canciones como 'Sk8 for Life', 'Skateboarding These Days' y 'Días Tristes', a las que le siguieron las tan esperadas de su debut, el mítico “Punkypatin” (1995), donde pareciera que la energía acumulada en el público de todos los años que estuvieron sin tocarla estalló sin tregua alguna. Temas con coros tan memorables como 'Let’s Start the Sunrise Together', 'Superalikal'; e 'Inocencia' nos muestran que la rabia y rebeldía juvenil jamás han desaparecido.

 

Aunque la promesa había sido solo las canciones de sus primeros álbumes no podían dejar fuera a la tan querida 'Weichafe Catrileo' que -tristemente- siempre es contingente e infaltable en los setlist de nuestro país. La conexión directa con la realidad social chilena y un sentido homenaje que nunca está demás recordar. Pero si hablamos de canciones que no podían faltar, 'Nuestras Fronteras' fue la más mágica de la jornada. Entre saltos, gritos, sudor y  quizás hasta- lagrimas, fue coreada a todo pulmón. La canción perfecta para cerrar una noche impecable.

 

Casi 30 años de carrera resumidos en un recorrido musical de 2 horas, donde visitamos distintas épocas y nos reencontramos con 34 canciones de 6 discos que -de alguna u otra manera- marcaron la vida de todos los presentes. Una velada en la que fuimos testigos de su evolución musical y que nos permitió ver en los músicos de primer nivel en los que se han convertido. Sin duda que Eterna Inocencia es de esas bandas que tienen una conexión especial con Chile y prueba de ello fue el cariño reciproco que hubo durante toda la jornada en el recinto de Nataniel Cox. Una despedida que, lejos de ser triste, fue un último regalo para quienes durante tantos años los han seguido en cada una de sus presentaciones de nuestro país. Hasta pronto Eterna, vuelvan siempre.

 

Aarón Vergara

Fotos: Hernán Urtubia