Journey: 50 años sobreviviendo la gloria

Martes 17 de septiembre, 2024
Estadio Santa Laura - Universidad SEK

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En una semana de celebración donde el olor a asado y empanadas inunda el ambiente y las cuecas resuenan por todos lados, también hay espacio para el Rock y una alta convocatoria con fieles seguidores de todas las edades, se dio cita en el histórico recinto de la Plaza Chacabuco, con miles de fans desfilando sus mejores tenidas rockeras para una cita que prometía ser grandiosa y donde las expectativas fueron absolutamente satisfechas.

A las 6 en punto la ya longeva banda nacional Aleste inició su set, siempre con todos sus miembros originales a bordo, con Rodrigo Espinoza en la voz, Alfredo Alonso en guitarra, Ricardo Viancos en bajo, Lito Zerené en batería y Juan Pablo Nieto en teclados, a quienes han sumado a la activa Claudio Barros en coros y segunda voz, que sin duda cumple un destacado papel. Con un sonido bastante correcto, el grupo le sacó el jugo a sus 35 minutos de actuación cumpliendo su objetivo de entretener a la gente con sus canciones más conocidas y recordadas ‘Como La Primera Vez’, ‘Solos’, la balada ‘Nadie Como Yo’ y su hit ‘Hay Un Límite’, con el que cerraron de gran forma su show, sin dejar de mencionar que el grupo también recordó la etapa más discothequera de Kiss con un buen cover de ‘Sure Know Something’.

 

Con puntualidad inglesa a las 7 de la tarde, y tan solo un poco más de un año después de su última gran visita al país en el mismo recinto, donde fueron parte del festival Masters of Rock (que tendrá una segunda versión el 23 y 24 de abril de 2025), Deep Purple tomaron el escenario para presentar en Chile “= 1” su reciente y grandioso álbum editado hace un par de meses, el número 23 de su discografía y también por supuesto para hacer un repaso de parte de lo mejor de su gloriosa carrera. Viviendo una tercera juventud desde que ingresó el gran guitarrista Simon McBride, los Purple son de esos dinosaurios elegantes y llenos de oficio que deslumbran con una interpretación que fusiona nostalgia, emoción y sabiduría, no por nada son sobrevivientes de la época del “Sexo, Drogas y Rock ‘N’ Roll’ una frase acuñada en los 70’s que más allá del marketing, era realidad pura con unas giras donde todo los excesos estaban absolutamente permitidos y que tuvo su contraparte trágica con “El Club de los 27” donde muchos rockeros icónicos nos dejaron a esa edad, por lo que los periodistas de la época consideraban que los integrantes de las bandas de Rock pesado no seguirían tocando más allá de los 30 años, y hoy con un promedio de edad de 75 años en sus integrantes más icónicos, Deep Purple echa por tierra todas esas predicciones con una actuación que fue tan buena como la anterior.

Arrancando con ‘Highway Star’, la primera sorpresa llegó de inmediato con ‘A Bit On The Side’ un tema del nuevo álbum que destaca por el uso del doble bombo por parte del extraordinario Ian Paice que no falla un golpe, y que ha sido una gran influencia para muchos bateristas de la vieja escuela. Del nuevo álbum también sonaron más adelante en el show las fantásticas ‘Lazy Sod’ y ‘Bleeding Obvious’. También dedicaron ‘Uncommon Man’ a la memoria del maestro Jon Lord, y solo otra eminencia histórica de los teclados podría cubrir ese puesto como lo es Don Airey, que cada vez que tiene un momento solista, emociona con sus teclas siempre sentidas. Un animado y muy conversador Ian Gillan, siempre radiante y feliz dando muestra de lo bien que lo está pasando la banda, incluso se atrevió con un tema difícil como la gran ‘When A Blind Man Cries’ en una muy buena versión. Y al menos para mi, la gran sorpresa de la noche llegó cuando la banda se sacó bajo la manga un ‘deep cut’ solo para fanáticos como la inmensa ‘Anya’ de su disco “The Battle Rages On” de 1993, el último que grabaron con el master Ritchie Blackmore.

 

El siempre sólido y consistente bajista (y gran productor también), Roger Glover muy feliz tomó la posta para hablar con la audiencia en la última parte del show, que fue un cierre genial con ‘Space Truckin’ y ‘Smoke On The Water’, para luego de un pequeño break volver con un doble bis con ‘Hush’ y ‘Black Night’ para cerrar 90 rotundos minutos de grandiosa actuación. Viendo estos dos shows en Chile y viendo el resultado de su gran nuevo disco “= 1”, lo mejor que le podría haber pasado al púrpura profundo en haber encontrado a Simon McBride que renovó y revitalizó a toda la banda, y el grupo está sonando más clásico que nunca, con ese filo rockero que los mantiene hambrientos de seguir recorriendo algunos kilómetros más en su ya longeva carretera, en un viaje del cual ojalá nunca sepamos su parada final.

Toda gran fiesta de celebración (porque a eso asistimos anoche, a una celebración de la longevidad del Rock), merece una torta y tras más de 10 años de espera desde su última visita, la banda de San Francisco, los reyes del AOR, desplegaron sobre el escenario una clase y categoría abismante, con una aplastante batería de hits que hicieron que los extensos 120 minutos de concierto se hicieran pocos. Con un gran show de luces y tres pantallas led que mostraban excelentes planos (sobre todo en los solos de Neal Schon, uno de los más grandes guitarrista de Hard Rock melódico de la historia, junto a Steve Lukather de Toto), la banda inició su concierto con la gran ‘Only The Young’, tomando algunos minutos para que el sonido terminara de asentarse, incluso en un momento el propio Schon le reguntó a la audiencia “escuchan bien la guitarra? Quieren que suene más fuerte? Y ante la respuesta masiva con un “Siiii”, Neal dijo “hey man súbele el volumen”, hablándole al ingeniero de sonido en la mesa. ‘Be Good To Yourself’ y ‘Stone in Love’ fueron las siguientes, donde los integrantes mas nuevos de la banda, el gran bajista y coros Todd Jensen (que coincidió con Schon en el gran grupo Hardline), y el segundo tecladista y coros Jason Derlatka, demostraron su valía, sonando perfectamente acoplados e integrados en el gran andamiaje sónico que la banda despliega en vivo y donde las armonías vocales juegan un gran papel.

 

‘Keep On Running’ fue un gran momento para disfrutar de la inmensa voz del tremendo Deen Castronovo que en la batería estuvo espectacular como siempre, metiendo fills, tresillos y dobles bombos imposibles, agregando nuevo matices a canciones como ‘Escape’, ‘Ask The Lonely’ y ‘Chain Reaction’ que tuvo una jam extendida espectacular en la parte final de la canción. Uno de los momentos de altísma emoción de la noche llegó con la gran versión de ‘Lights’ con todo el estadio volcado por la emoción y es que cuando alguien descubrió que Deen castronovo además de ser uno de los mejores bateristas de la historia, era además un cantante rutilante, fue lo mejor que le podía pasar a Journey, ya que eso le permite tomar un descanso al pequeño Arnel Pineda. Castronovo ha dicho varias veces que no puede cantar sin tocar la batería, que su voz fluye a través del ritmo de la batería y el resultado es simplemente mágico y espectacular.

Hablando sobre Arnel, el carismático filipino ya lleva 17 años en la banda y a sus 57 años de edad sigue cantando realmente increíble, llegando a todas las notas altas y con un nivel de energía y resistencia física digna de un deportista. En el publico había fanáticas que habían viajado desde Filipinas para ver este show, y estaban ahí al borde del escenario con su bandera patria, siendo un ejemplo patente de la hermosa pasión que provoca el Rock. Arnel no solo cantó en un altímo nivel sino que corrió, saltó y bajó varias veces a la valla de contención para cantar con los fans, recibiendo varias banderas chilenas que lució con gran alegría. Y en el otro extremo del escenario, del lado izquierdo estaba el gran Jonathan Cain, un miembro fundamental de Journey desde 1981 y responsable de componer muchas de las grandes baladas de la banda y ser co-autor de otros enormes hits. Jonathan más adelante en el show tuvo un discurso muy hemoso cuando dijo que “esta canción habla de sacrificios, de los sacrificios que tenemos que hacer la vida para alcanzar nuestros sueños, y más que nunca el mundo necesita que sigamos haciendo estos sacrificios, para no perder la fe de que el mundo puede ser un lugar mejor, cantemos esta canción juntos como una oración” y se despacharon una inmensa versión de ‘Faithfully’ que estremeció al estadio de emoción, pero antes de aqullo el grupo, tenía algunas sorpresas grandes como ‘Still They Ride’ que debutaba en vivo en este tour de 50 aniversario; también tocaron un “deep cut” como lo es ‘Girl Can’t Help It’ un temazo del “Raised On Radio” de 1986 cantanda de gran forma por Jason Derlatka, y que como recordó Cain, ese fue el último tour que el gran e inigualabla Steve Perry hizo con la banda en un ya lejano 1986.

‘Send Her My Love’ y ‘Who’s Crying Now’ fueron otros momentos románticos de puro karaoke, las que tuvieron un bello interludio de piano y teclados de parte de Cain para luego seguir con la enorme ‘Open Arms’ y la citada ‘Faithfully’. Luego cayeron un par de cortes más profundos del catálogo como lo son ‘Line of Fire’ y ‘Dead Or Alive’, para tras cartón el gran Neal schon tomar todo el protagonismo con un extenso y virtuoso solo de guitarra, y lo cierto es que ver a Neal sonriendo de oreja a oreja durante todo el show es fantástico, tanto como el remate del show donde no hubo respiro alguno con canciones históricas como lo son ‘Wheel in The Sky’, ‘Separate Ways (World’s Apart)’, ‘Don’t Stop Believin’ y ‘Any Way You Want It’ para cerrar una noche de luna llena y donde el escarabajo voló tan alto hasta alcanzar nuestra Cordillera, y viendo el actual altísimo estado de forma musical de esta banda, de no mediar alguna enfermedad, ese vuelo tiene para al menos una década más, ya que 50 años de Rock no son nada y queremos mucho más.

Cristián Pavez
Fotos: Hernán Urtubia