Tony Allen & Hugh Masekela

Rejoice

Sábado, 02 de Mayo de 2020

2020. World Circuit

“Rejoice”, el reciente lanzamiento discográfico que unió a dos músicos relevantes de la escena del afrobeat: Tony Allen y Hugh Masekela, es claramente un disco definitivo.

Y el adjetivo le cabe, claro, por la calidad indudable de su música. Pero también, y dolorosamente, porque el disco terminó por ser el último de Tony Allen. Y es que el baterista nigeriano falleció ayer -01 de mayo de 2020-, víctima de un aneurisma en el hospital Georges Pompidou, de París. Con su muerte, junto a la partida en 2018 de Masekela, se clausura una época brillante de la música africana.

“Rejoice” viene siendo el lamentable cierre de una carrera brillante, en la que Tony Allen escaló en el protagonismo de una corriente de alta influencia en el pop de avanzada y la música en general, de la mano de Fela Kuti y una constelación de músicos africanos. El disco reúne en ocho cortes una fina selección de temas, que se mueven en torno a herencia africana entretejida con un jazz de indudable elegancia.

La placa, de larga maduración, se comenzó a grabar en Londres en 2010, y tras un largo proceso, se concluyó recién en 2019, siendo lanzada ahora, el 20 de marzo de 2020. El empeño del productor Nick Gold fue clave para sacar adelante este lanzamiento discográfico.

Desde la apertura, con el tema ‘Robbers, Thugs and Muggers (O’Galajani)’, el fallecido Allen reclama protagonismo, con el elegante groove de su batería. Junto a la sensualidad filosa de la trompeta de Masekala, esta música convence de entrada.

Si hubiera que determinar un concepto central, se podría decir que “Rejoice” encara una relectura del swing y del jazz, llevado a lo central de sus elementos. Es energía total, sometida a control absoluto pero sin perder la frescura. Porque no hay que perder de vista que tanto Allen como Masekela vienen de una herencia donde las composiciones eran largas ceremonias musicales que se extendían en suntuosas improvisaciones. Acá es el lado opuesto de ese pulso: temas certeros y depurados. Definitivos.

Son lujos que los pioneros se pueden dar sin riesgo de equivocarse: ofrecer lo mejor de su sabiduría rítmica y tímbrica para ofrecer a la audiencia un disco del mejor nivel. Lejos de cualquier exotismo de venta fácil, Masekela y Allen dejan en claro las raíces del jazz para quien tenga cualquier duda. En ese sentido, ‘Coconut Jam’ puede ser un perfecto ejemplo del dominio que muestran sobre su música, sin estridencias pero con mucha fuerza.

No podía faltar un homenaje al maestro Fela Kuti, y este viene en el certero tema ‘Never (Lagos Never Gonna Be the Same)’, en el que se canta con amor y nostalgia la figura del desaparecido “padre” del Afrobeat. Extraordinaria alucinación que, en menos de cuatro minutos, resume lo mejor de un estilo.

Es imposible eludir la mención al corte ‘Jabulani (Rejoice, Here Comes Tony)’, que no sólo le da nombre al disco, sino que termina por concentrar buena parte del alma del registro. En este surco, el pulso hipnótico y profundo de la batería de Tony Allen guía con mano segura el viaje. Acá no hay fuegos de artificio ni maniobras de distracción musical. El puro manejo de la rítmica impone la presencia del músico, con un eco que va más allá de la muerte.

“Obama Shuffle Strut Blues” es una especie de himno instrumental, pegajoso y bien construido en torno a la batería de Allen, que se deja sobrevolar por la trompeta hipnótica de Masekela. Sólo hay que dejarse llevar por este goce sonoro.

“Rejoice” es un disco que, pese a la tristeza por la muerte de Allen y Masekela en poco más de dos años, asoma claramente como un legado y un luminoso cierre vital de carreras musicales del más alto nivel. Vidas que pasaron por la tierra para repartir buenas vibraciones y un espíritu universal que seguirá inspirando. Disfrutar entonces.

Pablo Padilla Rubio