Today Is The Day

2020. The End Record/ BMG

 

Luego de extensos periodos creativos dedicados al crecimiento de la música extrema, el estadounidense Steve Austin –exclusiva cabeza de Today Is The Day- muta su espíritu y dirige sus energías, por primera vez, lejos de la constante violencia que inunda toda su pasada discografía. Su intransigente expresionismo ya no se cierne sobre las explosiones y detonaciones que emanan de todos sus volcanes enfermos, sino sobre el grotesco y lento avance de la lava que brota igualmente incandescente desde ellos. La constante experimentación y movilidad estilística de la banda se distancia del thrash, del hardcore y del noise, y se acerca a una perspectiva más pesada, stoner o doom. Una contradicción que se hace evidente ya desde la pieza que abre y le da nombre al disco, ‘No Good to Anyone’, inmediatamente espesa, de intermitentes agresiones psicodélicas cercanas al black metal, y con el acostumbrado desempeño lírico de Steve Austin, colmado de maldiciones y condenas. 

 

La breve psicodelia desértica de ‘Attacked By An Angel’ induce alucinaciones y delirios. Turbulentas fases que se van envolviendo en pesadas y demoledoras murallas de ruido, construcciones dañinas que incluso recuerdan al lado más duro de Alice In Chains. Componentes que también aparecen en el inicio de ‘Son of Man’, en el que la banda cita a los primigenios Melvins o a los Sleep del árido “Dopesmoker” (2003). La voz podrida, la batería limpia de Tom Bennett, y luego un sintetizador que lleva la composición hacia el ruido y la aceleración, un campo propio de las ideas siempre dinámicas y destructivas de Steve Austin. El disco continúa con ‘Burn in Hell’, mitad groove mitad grindcore, y posteriormente con ‘You´re All Gonna Die’, una pieza de vibrante nomenclatura emocional: Vivaz y a su vez agría y desoladora, de riffs monolíticos de death metal y de angustiantes arreglos electrónicos. 

 

Un agresivo desazón que se atenúa con la trilogía del recuerdo iniciada con los treinta segundos de piano de ‘Orland’, que persiste en el interludio electrónico de ‘Agate’, y llega al apogeo con la delicada y confesional ‘Callie’. Luego, Today Is The Day se funde entre Electric Wizard y Faith No More en ‘Cocobolo’, se vuelca hacia el death psicodélico con ‘OJ Kush’, y dibuja un desierto de muerte en ‘Mercy’. Los pesados acordes de Steve Austin se recogen desde la lisergia en ‘Born In Blood’, un drogado viaje de guitarras y ruido, de inquietantes quiebres tectónicos, mismos que se presentan en ‘Mexico’, con la que el disco pareciera seguir navegando psicóticamente entre la confusión y el arrebato. Cierran con la crepuscular ‘Rockets and Dreams’, una balada que luego se transforma en una pieza electrónica de ambient industrial. Un disco alejado de las características comunes de Today Is The Day, aunque igualmente perteneciente al particular mundo creativo de Steve Austin. Sus antiguos abismos y demonios siguen hablando desde el negro fuego de su mente.

 

Carlos Navarro A.