Acid Mothers Temple & The Melting Paraiso U.F.O.

Have You Seen The Other Side Of The Sky?

Martes, 07 de Febrero de 2006

Acid Mothers Temple & The Melting Paraiso U.F.O.

2006. Ace Fu

La historia de este alucinante colectivo japonés, es la de infinitas referencias a los más grandes músicos y grupos del rock de vanguardia, la psicodelia, el space rock, el krautrock, el progresivo y el rock duro. Los nombres de sus discos son decidores: “Starless And Bible Black Sabbath”, “Absolutely Freak Out: Zap Your Mind”, “Univers Zen Ou de Zero a Zero”, “Ministrel In The Galaxy”, “Just Another Band From The Cosmic Inferno”, “41st Century Splendid Man” o “Monster Of The Universe”.

Sin embargo, la propuesta de la banda liderada por el guitarrista Makoto Kawabata, se desenvuelve en sus propias arenas estilísticas, pasando de la experimentación sónica pura, a canciones que son verdaderas aventuras musicales, y que en este disco, más que en ninguno, se acercan bastante al Gong de Daevid Allen, aunque con mayores grados de densidad, experimentalismo y locura.

Provistos de una estética extravagantemente hippie, heredada de bandas como The Mothers Of Invention, Faust, Amon Düül II o los mismos Gong, “Have You Seen The Other Side Of The Sky?”, está conformado por seis composiciones que fluctúan en su duración entre los 2 y 30 minutos, demostrando el absoluto repudio de la agrupación por formas musicales pre-establecidas y previsibles.

El disco comienza con “Attack From Planet Hattifattenners”. Un tema extremadamente ácido, de absoluta investigación espacial, que da paso a la calma del sonido acústico de “Buy The Moon Of Jupiter”, donde se presenta por primera vez la voz del cantante N.A.O., en un tema de total lisergia, que aunque en su aspecto melódico y en la utilización de la famosa guitarra glisando, recuerda a los Gong originales, también hace rememorar las típicas guitarras de David Gilmour en el Pink Floyd de los 60.

Después de estos dos temas, que recién nos insinúan tímidamente lo que será el extenso disco que tenemos por delante, comienzan los 15 minutos de “Asimo’s Naked Breakfast: Rice And Shrine”, una clara ironía al clásico de Pink Floyd de “Atom Heart Mother”, “Alan Psychedelic Breakfast: Rise And Shine”. A pesar de las cuantiosas referencias tanto iconográficas, temáticas y de imaginería a bandas del pasado, el mérito de Acid Mothers Temple es que las lleva a su extremo más experimental y de espesura musical, entregándonos, en este caso, una composición rica en sonidos cósmicos, aportes de viento, partes habladas, bases de teclado, guitarra acústica y susurros femeninos a lo Gilly Smith, aunque mucho más sexuales y pervertidos.

La inédita fusión de hard rock con música espacial, entra sin aviso ninguno en el disco, con “I Wanna Be Your Bicycle Saddle”, donde por primera vez, Kawabata hace de las suyas con un sonido de guitarra muy noise, que intercala con gritos desaforados y con las ya típicas expediciones de teclado que cruzan todo el disco, sin importar si el tema es alocado, heavy o muy volado. La belleza acústica-cósmica de “Interplantetary Love” se hace presente como un refresco necesario para una placa muy densa, en un tema, que en alguna medida, me hace recordar el primer período de Hawkwind.

Para finalizar, la pieza de 30 minutos “The Tale Of The Solar Sail – Dark Stars in The Dazzling Sky”, comienza como una especie de mantra hindú, muy en la línea de los primeros discos de Steve Hillage, para luego convertirse en un imponente ejemplo de los más profundo de la psicodelia y de cómo habría sido –haciendo obviamente una ficción- la evolución de las más grandes bandas de la tendencia, si hubiesen llevado sus propuestas al desapego comercial absoluto. No podemos dejar de señalar también, los alucinantes solos de guitarra de Kawabata, que en este tema, llegan momentos de real lucidez creativa.

Un disco y una banda, sólo para los amantes de los viajes interestelares de la conciencia, pero que además, tiene la gracia de rescatar para sí y poner en sus espaldas, gran parte de la mejor tradición experimental surgida desde mediados de los 60 alrededor del mundo. Otro acierto de la cada vez más rica y heterogénea escena musical nipona.

Héctor Aravena A.