Mogwai Mr.Beast Miércoles, 19 de Abril de 2006 2006. Matador Abandonamos el juego del escepticismo que hizo tropezar tras la publicación de “Government Commissions: BBC Sessions 1996 — 2003”. Si aquel disco en vivo hizo surgir la incertidumbre respecto al devenir musical de Mogwai, su nuevo y quinto disco “Mr. Beast”, se encarga, con holgura, de liquidar las dudas y avisa de algo que quizás, no fue más que la tentación gratuita de poner en cuestión la maquinaria sónica de los escoceses. Aunque, claro, de igual forma se lo puede ver como un distractivo, un simulacro para arremeter con todo ahora, en los momentos precisos y, de no pillar bien parado, deslumbrar con más de lo mismo. Pero; así como la música de por sí juega con las lecturas, el momento privilegia el impacto, y “Mr. Beast”, se exhibe como un disco que obliga a hacer tabula rasa o bien, culminar, de un tirón, con la historia reciente y rescatar el pasado; aquel alucinante guardado en “Young Team” (1997) y ver hoy, con el peso a cuestas, qué es Mogwai. “Mr. Beast”, producido por Tony Doogan (Belle & Sebastián, The Snow Patrol), se sustenta sobre los puntos cardinales de la historia de Mogwai; una ingente malla de texturas, arremetidas de rock puro y duro, cambios de ritmos y tiempos, una inclinación natural hacia la generación de estados orgánicos; un cuerpo palpitante y generativo, en expansión constante, que logra abarcar todos los estadios que pueden existir entre un extremo; la calma, y otro, la ira. Sobre esas constantes históricas, Mogwai introduce elementos que permiten aumentar aún más, el grado de potencia de su música. Especial papel juega el teclado, de la mano de Craig Armstrong (quien trabajó con Massive Attack en “Protection”), cuya presencia obliga a leer los contrastes con mayor pulcritud, por cuanto no potencia, como se pudiese imaginar, el extremismo sonoro, sino que ralentiza y acrecienta los pasos, medidos milimétricamente, desde una esfera a la siguiente. A lo que tentativamente apunta, es a graduar el placer que significa descubrir la incertidumbre de lo incierto, a desmadejar el aparataje para volver sobre sus propios lazos y entrever, que más allá de los preceptos básicos, se halla una pulsión netamente capilar, identificable en los niveles que alcanza la introductoria “Auto Rock”, cuyo ascenso, sin duda, marca una línea dura sobre la que han de calar los siguientes temas. Y que logra, con absoluta sintonía “Glasgow Mega Snake”: potentísimo tema que conjuga con furia rubicunda el temple guitarrero de los primeros discos con un clima cuyo más directo referente nos remite al EP-Single, “My Father, My King”. De igual forma, en temas como “Acid Food”, con su nebuloso crecimiento, matizado de voces apagadas, o el primer sencillo “Friend Of The Night”, logran capturar un aura que flota alrededor de las notas y arreglos, que constriñe los arranques de acuerdo a las necesidades precisas, una textura nocturna, que recuerda a ciertos pasajes de sus compatriotas The Zephyrs, cuando éstos salen del núcleo slow-core y asumen una faceta más de guitarras. “Emergency Trap” y “Folk Death 95” pueden ser leídas como partes de un todo; una larga pieza épica, que sube y baja acorde a una mantenida atención en las texturas sobre el pozo sin fondo del ruidismo, y una preocupación sustancial sobre los detalles que potencian la gran estructura. Otra de las figuras invitadas, es Tetsuya Fakagawa (miembro de Envy), quien potencia, con una voz profunda, suave y con una lectura poética, las delicadas bases de “I Chose Horses”, próximas a un space-pop cercado de guitarras. Este disco se cierra con “Where No Here”, una muestra de la potencia del Mogwai más emblemático, aunque sin la velocidad que dan los quiebres más característicos, sino que sosteniendo una tensión instrumental; cuyo punto cúlmine, una preponderante guitarra, certifica las líneas de post-rock reconocibles; y deviene en estática corporal y total. “Toda música verdadera nos hace palpar el tiempo”, señalaba el escritor rumano Emile Cioran. Para el caso de Mogwai, esta máxima se aplica en profundidad: el cuerpo responde a los estímulos de su música con absoluto beneplácito; se encierra en “Mr. Beast” una comunión sonora que resuena, tras su fin, en el organismo. Y allí se incrusta, para reproducirse como una metástasis en el tiempo, imposible de ser arrancada. Eduardo Peñafiel L. Tags #Mogwai #Mr. Beast Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. Ultimos Contenidos Vanguardia Noticias Concurso cerrado: Los Jaivas en la Quinta Vergara Viernes, 08 de Diciembre de 2023 Vanguardia Shows black midi: catarsis y euforia Miércoles, 06 de Diciembre de 2023 Vanguardia Galerias black midi - Latin America Tour 2023 Miércoles, 06 de Diciembre de 2023 Vanguardia Shows slowdive: de frente al ruido Martes, 05 de Diciembre de 2023 Vanguardia Noticias Kronos Quartet lanza dos álbumes en 2024: ''Black Angels'' y ''Red Hot + Ra'' Martes, 05 de Diciembre de 2023 Vanguardia Galerias slowdive Martes, 05 de Diciembre de 2023 Vanguardia Clásicos Led Zeppelin Martes, 05 de Diciembre de 2023 Vanguardia Noticias Concurso: thisquietarmy en Chile Martes, 05 de Diciembre de 2023