Osees

2022. Castle Face Records

Ruidosos y enojados. “A Foul Form” de Osees rememora el sonido del punk de los ochentas. Guitarras chirriantes y voces exaltadas se escuchan en los 22 minutos de su último trabajo. Con 28 discos bajo el brazo y probablemente una cantidad parecida juntando discos en vivo, 7 pulgadas y compilados, en este nuevo trabajo dejan claro que la influencia del punk siempre ha estado en la banda.

John Dwyer, guitarrista y fundador del grupo, logró la sonoridad de los discos de hardcore de la primera etapa, bandas como Crass, Black Flag o Rudimentary Peni se sienten en cada canción. Una pasada a ese punk cochino y directo. Si en algún momento la idea fue calcar a Can, ahora el norte se cambia al anarco punk inglés, hasta en algunos pasajes se deja escuchar un acento en la voz. Grabado y mezclado por el mismo guitarrista en su sótano, Dwyer logró capturar ese sonido ruidoso y saturado de un disco grabado con lo mínimo para su producción.

“A Foul Form” llega con desenfreno, los dos primeros cortes se dan la mano con el punk, ‘Funeral Solution’ y ‘Frock Block’ pavimentan el camino a primera escucha. Guitarras distorsionadas saliendo de un equipo sesentero, esa saturación de un parlante viejo se cuela por los más de 20 minutos del álbum. La voz gritada y furiosa también es parte del sello de este trabajo, ritmos no tan complicados y la batería punzante, todo esto bajo el filtro lo-fi emulando la época de oro del punk, ‘A Foul Form’, ‘Scum Show’, ‘Fuckin Kill Me’, son ejemplos de esa crudeza y rapidez, porque estamos hablando de canciones de menos de dos minutos, cosa extraña dentro de la discografía de la banda. Además, se anotan con un cover de ‘Sacrifice’ de Rudimentary Peni que no le debe nada al original.

Y a pesar de que el disco en sí tiene un alto nivel de crudeza, la experimentación electrónica no queda fuera. El álbum entra con un drone saturado y para delante aparecen sonidos electrónicos que agregan pasajes a los silencios, pero también van funcionando como si fueran errores, lo que lo hacen sonar más caótico, ‘Burden Snare’ es uno de los interludios que ejemplifica lo señalado. Por otro lado, ‘Too Late for Suicide’, ‘Perm Act’ y ‘Social Butt’, dejan una estela de las otras búsquedas de la banda, tienen esa onda krautrock y psicodélica que filtradas por la intención de este disco no suenan fuera de lugar, sino que se complementan de buena manera con la estética sonora del disco.

Si miramos hacia atrás en la discografía, se pueden encontrar destellos de estos ritmos punkis en discos como “Face Stabber” (2019), “Metamorphosed” (2020) y “Protean Threat” (2020), pero sin la aspereza de la producción de este disco. Y como todos los trabajos de Osees, se siente el gusto de hacerse sonar como quieren y así lo han demostrado en toda su carrera, desde hacer garage psicodélico a tocar free jazz, este es un camino más de los tantos que han tomado. En alguna entrevista John Dwyer dijo que mezclar el disco fue como fue duro porque parecía una pelea, y la verdad es que logra ese efecto, es un disco pesado, saturado, enojado y en 20 minutos te deja cansadísimo de escucharlo, lo que no quita que sea un buen disco, sino que logra su cometido.

Diego Valdés Llanos