Tryo

2023. Cantera/ Mylodon

 

Manteniendo aquella esencia espiritual que los ha convertido en décadas de trayectoria en una voz única de música hondamente chilena y, al mismo tiempo, universal, la importante banda nacional está de regreso con un disco muy distinto a sus trabajos anteriores. La gran diferencia es que, con sus características propias y específicas, “Suramérica” es un álbum de canciones -en su mayoría cantadas- con un marcado carácter folklórico y vernáculo, más que ninguno de sus títulos del pasado. Aunque existen elementos de la música de cámara contemporánea, del jazz y del rock experimental, son músicas que están menos presentes o entramadas de maneras más implícitas y sugeridas. Con todo, Tryo sigue acrecentando su obra con un trabajo conceptual, rico y diverso en sonoridades y melodías, con nueve composiciones de profundo contenido lírico y musical.

 

“Suramérica: una odisea musical al fin del mundo, en búsqueda de identidad y sabiduría ancestral para nuestros tiempos”, como se titula el disco en su totalidad, abre con el tema homónimo. Una verdadera declaración de principios del sentido temático del álbum en su conjunto, en el que se enlazan las experiencias cotidianas de vivir en el sur del mundo, cerca del mar, con las sabidurías de los pueblos precolombinos, pero también con su exterminio. Su letra es decidora: “Nací en el sur profundo/ En ese lugar/ Ahí nacieron los pueblos/ En el mar también (…)”. Y más adelante: “Aquí es donde vivimos/ Aquí es donde crecí/ Las almas de mis ancestros/ Aún están aquí”. El formato de canción melódica con un coro claro y definido ya es patente desde este inicio, pero se profundiza aún más en ‘Canoeros Celestes’, una pieza de estructura simple, pero con aquellos múltiples detalles y quiebres instrumentales dinámicos tan característicos de la banda. 

 

Una de las novedades más importante en relación al sonido del grupo, antes concentrado férreamente en el núcleo duro del guitarrista Ismael Cortez, el bajista y chelista Francisco Cortez y el percusionista Félix Carbone, es la incorporación de Pablo Martínez en teclados, sintetizadores y programación, quien le entrega una sonoridad más sinfónica a la estética del grupo. ‘Nómades’ es una canción más extensa que las dos anteriores y combina, por un lado, un marcado sentido ritual y, por otro, una sección vocal de fácil recuerdo en su lírica y melodía “Nómades del viento/ Nómades de tiempo”. En la parte litúrgica, que recuerda aquellas introducciones de grandes clásicos de Los Jaivas -una banda hermana de Tryo en muchos aspectos-, resuenan los sonidos del charango y la quena a cargo del invitado Gonzalo Cortés, que se unen al chelo solemne de Francisco Cortez, a las guitarras de Ismael Cortez, al teclado omnipresente y danzante de Martínez y a distintas percusiones, no solo a cargo de Carbone, sino que también del actual baterista de la banda, Felipe Baldrich.

 

‘Orillas’ resalta por su hermosa melodía e instrumentación suave que va subiendo en intensidad a medidas que avanza, para convertirse en una especie de marcha, que va de lo cerrado y solemne a lo abierto y libre. ‘La Huida’ comienza como una pieza compleja de hard rock directo y pujante, que recuerda sonidos del rock clásico anglo, pero que evoluciona a melodías y ritmos latinoamericanos y de la música docta moderna. En ‘Danza Rebelde’ el rock progresivo conoce los sonidos andinos y mapuches, como si Keith Emerson hubiese sido parte de las etnias precolombinas, en una obra de música contemporánea que, definitivamente, se transforma en una composición de profundo sentido latinoamericanista en sus melodías, sonoridad y sentido rítmico, incluso, con la inclusión de instrumentos de tradición mapuche. Sin duda, dos de las piezas centrales de “Suramérica”.

 

‘La Unión’ es una obra de piano solemne y delicado, interpretada por Cecilia Cortez, a la vez que un interludio que sirve de paso e introducción para ‘Elementos’, otra de las poderosas canciones del disco: rockera, melódica, coral y con una lírica simple, pero llena de sentido: “Estamos vivos dentro de tu espíritu/ Tierra, agua, fuego, aire, mujer, hombre, niños, animal”, se escucha en una sección. Finalmente, ‘Trascender’ es un ritual dionisiaco, un verdadero Nguillatún sonoro, plagado de instrumentos precolombinos y que tiene de invitado a alguien que sabe mucho de etno fusión: el icónico bajista Ernesto Holman. “Suramérica” es un disco muy completo, que marca una nueva etapa creativa en la banda de la Región de Valparaíso, complementando y enriqueciendo una obra importante para el canon musical de Chile y América Latina y que se conecta profundamente con la rica y fundamental tradición musical de nuestro país.

 

Héctor Aravena A.