La Vela Puerca: Energía emocional

Viernes 25 de agosto, 2017
Teatro Cariola

El Teatro Cariola ofrece una explanada limpia y suavemente inclinada, para que el rock and roll en castellano se despliegue con libertad. Es la noche del 25 de agosto y la unión de dos bandas, una chilena, la otra uruguaya, ofrece la oportunidad de conocer una desafiante mezcla de estilos y de audiencias.

Kuervos del Sur, a paso firme

La apertura de la noche estuvo a cargo del sexteto nacional Kuervos del Sur. En un apretado e intenso set list que consumió casi 50 minutos, los cuervos confirmaron una vez más su posición como uno de los buenos shows en vivo de la escena nacional. El rock de raíz que proclaman, multiplica su efecto sobre el escenario. La performance del grupo copa la atención desde el primer minuto, y no baja la intensidad. El sonido del recinto estuvo aceptable, si bien se perdía algo de las sutilezas que la banda tiene en estudio, especialmente en los instrumentos folclóricos que son parte central de la propuesta. Cimentando su rítmica con ritmos chilenos, Kuervos del Sur destila su propia versión de hard rock amerindio. La voz de Jaime Sepúlveda destaca en vivo como una de las mejores del presente en el rock chileno. Con una carrera discográfica aún de pocas entregas, Kuervos del Sur tiene mucho campo para seguir creciendo. Telonear a La Vela Puerca es una oportunidad de mostrarse hacia otro público y afianzar lazos internacionales.

La Vela Puerca, jugando de local

Si hablamos de la localía es por varias señales. Así, la capacidad del primer piso del Cariola se copó casi en su totalidad para recibir a los uruguayos en una nueva visita a Chile. Y no sólo se trata de número y convocatoria. La banda seguramente se siente en casa y acompañada, considerando que buena parte del público eran sus compatriotas.

En poco más de hora y media de show, la Vela Puerca entregó más de veinte temas, que fueron coreados casi en su totalidad por la fanaticada. Su propuesta, que ya en estudio llama la atención por lo energético y vital, se multiplica en vivo, entregando un rock altamente eficiente. Sin dar lugar a la parafernalia, acá no hay grandes solos ni artilugios. A cambio, La Vela Puerca ofrece un impresionante set de muy buenas canciones para agitar la noche. Y de qué manera. Porque más allá de que el público pone lo suyo, cantando con entusiasmo letra tras letra y a todo pulmón, es una banda que va directo al grano. Un espectáculo de poca conversación pero de mucha complicidad. No son un grupo de discursos entre tema y tema. Acá las canciones son el mensaje, y se agradece.

¿Qué destacar de esta nutrida batería de canciones? Difícil elegir. Demasiado puntos altos. ‘Todo el karma’, ‘La calle adicción’, ‘Sin avisar’, por nombrar algunas, son todas muy buenas canciones, pero que ejecutadas con esas ganas y cantadas por la multitud, alcanzan un nivel superior. Personalmente, quisiera destacar como momentos especiales composiciones como ‘Y así vivir’ y ‘Colabore’ donde la intensidad emotiva alcanzó su cumbre. Lo mismo con la versión de ‘Soy de la ciudad’, primera de las canciones donde el público cantó totalmente la letra, dejando a Sebastián Teysera como espectador de su propio show. Misma situación que se repitió con ‘Y va a escampar’ y ‘Llenos de magia’. La sintonía, la complicidad y la entrega entre el público y la banda sorprende y emociona. En cualquier caso, confirma los poderes que el rock es capaz de desatar, como un modo no sólo de expresión unilateral, sino que como una corriente de energía emocional que circula en vivo. La Vela Puerca es una banda donde el rock y el ska son canales de comunicación, medios de expresión para una relación que tiene historia y pulso, la relación entre sus orígenes, entre su público y sus canciones. El todo, en vivo, es una sobrecarga de buen rock, que carga las pilas y alimenta los sueños.

Pablo Padilla Rubio
Fotos: Juan Pablo Maralla

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