Traigo la rima fuerte: Discografía selecta del aggro metal chileno

(Publicado originalmente en revista #Rockaxis212, febrero de 2021)

"Violencia Necesaria"
Total Mosh
1997, Bizarro Records

Lo distintivo de Total Mosh fue hacer metal en nuestro idioma. “Violencia Necesaria” fue la oportunidad de unir los mundos del thrash y el metal industrial con el discurso y poder del tercer mundo. ‘Sangre india’, ‘Matriz de muerte’ y ‘Resistencia’ son muestras de un cuarteto comprometido con su tiempo y absolutamente en forma gracias a su bestial sonido y guitarras sin concesiones. De calidad inapelable, fue el pasaporte directo para telonear a Pantera en Chile en 1998. Con un Teatro Monumental impaciente por los estadounidenses, los teloneros se llevaron aplausos a mansalva. Se dice que incluso sonó mejor que el acto principal. Con el tiempo, Total Mosh también alcanzó características de escuela: algunos de sus miembros figuraron después en proyectos como Aneurisma, Crisálida y Audiopsicótica.

 

 

 

"Rama" (Disco Amarillo)
Rama
1999, Independiente

Aunque hicieron todo lo que estuvo a su alcance para arrancar rápidamente de la etiqueta aggro, primero se encargaron de darle forma y aportar con una de sus piezas discográficas cardinales. El “Disco Amarillo” de Rama abraza sin tapujos la alternancia de melodías vocales hastiadas y gritos felinos de Chino Moreno, junto a los riffs más cercanos al metal clásico de Stephen Carpenter en la era “Adrenaline” (1995). El despliegue técnico de grabación no alcanzaría el nivel de los álbumes posteriores, pero la musicalidad y variedad de recursos presente en canciones como ‘Despegar’ y ‘Hermano respira’, ya anunciaba que el estilo de Rama sería lo suficientemente flexible para adherir a un rock más versátil en el futuro y convertirse, a la postre, en los mayores sobrevivientes de su generación.

 

 

 

"Dracma"
Dracma
1999, Universal

Tras forjar sus armas en De Kiruza y Dorso, los integrantes de Dracma supieron plasmar el sonido de su generación en un álbum que hizo historia. Además de la mixtura entre el metal y rap, la moneda de cambio a finales de los noventa, Dracma incorporó elementos como el Hammond o giros melódicos llenos de gancho que encantaron a las masas. Gracias también al espaldarazo de Gustavo Santaolalla, singles como ‘Chilenada’, ‘Verte Morir’ y, especialmente, ‘Hijo de puta’, fueron las puntas de lanza para alcanzar el éxito no solo en Chile gracias a la rotación de Vía X, sino que en Latinoamérica y Estados Unidos mediante la difusión de MTV. Pasan los años y el debut de Dracma sigue sonando fresco, en parte por los logros y en parte porque es el testimonio de un momento clave del aggro metal en nuestro país.

 

 

 

"Pateando Cráneos"
2X
2000, Big Sur

Álvaro España de Fiskales Ad-Hok ha hecho notar que varias de sus canciones, algunas compuestas cerca de 30 años atrás, siguen manteniendo una vigencia total. Pues bien, al escuchar los 40 minutos del debut de 2X, ronda la misma sensación. ‘Fuerza policial’ denuncia la impunidad de Carabineros, ‘Nehuen’ solidariza con el pueblo mapuche, ‘Nada’ es un llamado a la acción, en el aquí y ahora. Con una impronta deudora de lo que ocurría en Estados Unidos (Korn se respira en todas sus canciones), lo cierto es que 2X también mira hacia nuestro continente, gracias a la influencia de A.N.I.M.A.L. La intro es una muestra de compromiso con lo originario, la preponderancia de Santiago en el quehacer nacional es criticado salvajemente en ‘Urbe’ y ‘Odio’ reivindica la violencia como un medio de defensa y hasta una rodaja de raggamuffin se puede disfrutar. Rotundo y contingente, nunca ha dejado de ser actual.

 

 

 

"Apgar: 0"
Rekiem
2001, Sónica Records

A pesar de no contar con una buena producción y con un sonido que hasta a la misma banda no le gustó, “Apgar:0” se convirtió en el disco más importante del movimiento. De alguna forma, acá convive la escuela thrashera del primer Rekiem con las influencias de Faith No More, Korn y Tool, modernizando su estilo. Pero, sobre todo, lo que entregó este álbum fue un mensaje visceral e intenso que caló hondo en toda la generación. Su discurso sociopolítico de jóvenes disconformes que aún tenían cuentas pendientes con el poder hegemónico postdictadura, se entrecruza con crudos relatos personales de tono existencial, que se hicieron carne el fatídico día en que Julián Durney, su líder, decidió poner fin a su vida.

 

 

 

"Boa"
Boa
2001, Bolchevique Records

Mucho más cercanos al thrash y el sludge metal, Boa surge justo en el momento del auge del aggro y una escena local en consolidación, donde cayeron muy bien parados. Las habilidades de su líder, Gerhard Wolleter (que después también militará en Dracma) en la guitarra, equilibrando muy bien los riffs acelerados de escuela Dimebag Darrell con los más cadenciosos a la Korn, más la performance desbocada de “Caballo” Romero y dueño de uno de los guturales más impactantes del aquel entonces, fueron la materia prima para dar vida a su impactante debut. De gran factura sonora y técnica (con baterías grabadas por el experimentado Carlos Figueroa), este álbum fue un efectivo acelerante para la ebullición de la discografía para la segunda camada del aggro nacional.

 

 

 

"Demo Negro"
Lupus
2002, Independiente

Después de debutar en vivo nada menos que en el Aggrofest 2000, la relación de Lupus con el público no hizo más que afianzarse. Por eso, la expectativa acumulada no era menor cuando, recién dos años más tarde, la banda edita el “Demo Negro”, su primer EP grabado en Pulso, el estudio autogestionado insigne del movimiento aggro nacional. Con un notable manejo de las pautas estéticas del estilo –en este caso, refiriendo con mayor decisión a Coal Chamber y al primer Korn–, Lupus demuestra aquí que es una banda que tiene años de circo y que prefirió tomar los resguardos para entregar un producto a la altura de lo esperado. De “demo”, nada.

 

 

 

"NIV"
Rey Chocolate
2003, Virus Music

El segundo disco de Rey Chocolate –luego de su revelador debut– puso al grupo un paso más adelante en su carrera. Esta afirmación no remite solo al sonido más pulcro y mejor producido, con canciones armadas según el estándar de un grupo de rock de trazos duros de nivel profesional, sino que terminó de situarlos en el corazón de la escena, ampliando su público y llenando un espacio que les correspondía por derecho: un aggro metal extremo, de base robusta y machacante –con una percusión que destaca entre sus pares, por lo original–, donde las voces guturales y arreglos electrónicos conviven sinérgicamente. La portada y las letras (en títulos como ‘Fobia’, ‘Nauseas’, ‘Rabia’) potencian el sentir lacerante del disco.

 

 

 

"Alóctono"
Raza
2003, Oveja Negra

Con el EP “Furia Popular” (1998) bajo el brazo, ese que los tuvo rotando en Radio Concierto y acrecentando un público que daba la vida en sus tocatas, Raza se embarcó en el proceso que se traducirá en “Alóctono”, su primer larga duración. La insigne agrupación nacional combinó su aguerrido metal de tonos bajos y voces guturales con la tradición y la melancolía de la música mapuche, lo que se tradujo en una poderosa energía que se despliega en nueve cortes vitales para entender los elementos distintivos del aggro chileno y una realidad que nos duele hasta el día de hoy en sus letras. La resistencia de nuestras raíces ancestrales vive en “Alóctono” y se niega a morir, porque ostenta en sus surcos la fuerza de la razón.

 

 

 

"Libra"
Libra
2004, Bolchevique Records

La etiqueta de aggro puede molestar a Libra, sobre todo luego de casi 20 años de carrera donde han incursionado en escenas y estéticas diversas. Pero en sus inicios, la banda tenía en su ADN componentes del nu metal que son irrenunciables, los que, en conjunto de sus propias ansiedades sonoras, nutrieron de diversidad al mapa nacional. De eso es testimonio su disco debut, lanzado paradójicamente en 2004, cuando el estilo comenzó a perder fuerza en Chile. El primer disco de Libra es el canto del cisne de un género más diverso de lo que el común del público piensa, y muestra de ello son las atmósferas de reminiscencia al Deftones de “White Pony” en ‘Traspasando el sol’ y ‘Llévame’, el rock industrial de NIN en ‘Lo que queda’ y ‘20 days’, el hard alternativo en ‘Sobrevolando’ y ‘Sigo aquí’ e, incluso, pausas que recuerdan al Radiohead del cambio de siglo en canciones como ‘Piensa en ti’ y ‘Ela’.