Bar de René: la sinergia entre un padre y un hijo

El Bar de René cumple 27 años y es sin duda uno de los lugares icono en la escena musical santiaguina. En los comienzos todo fue precario e improvisado, el escenario reducido y las complicaciones de tener el baño en un segundo piso. Desde el underground se establecieron como una marca consolidada, un lugar estable para las bandas contemporáneas, volteando la norma casi imperante de tener bandas tributos.

La idea nació entre René González y su padre, quien era comerciante con varios negocios en el pasado, como la administración de un restaurante. Esta experiencia se complementó sinérgicamente con la juventud y energía de un René veinteañero. Inaugurando un bar en el corazón de una zona que hoy es sede para la bohemia, con restaurantes y una oferta de todo tipo, aunque en los inicios no era así. "Éramos la única luz de Santa Isabel", comenta René. En un comienzo, la gente llevaba sus casetes y discos para ser reproducidos y dirigieran la onda de la noche. La música iba más allá del rock y se ampliaba a diversos estilos, hasta pachanga y cumbia, a veces con la expresa recomendación de El Macha, entre otros.

Pero las cosas no fueron fáciles, les llevó 14 años conseguir la patente para poder tener música en vivo y las condiciones del local no eran óptimas tampoco. El baño en el segundo piso generaba diversas bromas y situaciones, también lo reducido que era el escenario. Entre risas René recuerda la anécdota de la noche cuando tocó La Floripondio: "Eran como 13 músicos arriba de ese escenario enano". Sin embargo, dichas carencias terminaban jugando a favor en ciertas situaciones y daba espacio a más intimidad que en lugares más amplios, se generaba una conexión más simétrica con el público, terminaba siendo parte del mismo espectáculo.

 

René González recuerda que su primer chispazo con la música se dio en un momento en que su viejo arreglaba artículos electrónicos, a él le sucedió con bandas como The Beatles o Queen y se emociona al ver que a su hija le pasó hace un rato con una canción actual mientras estaban en el auto detenidos en un semáforo o lo mucho que lo conmocionó ver tocar a Los Jaivas en su escenario: "Fue increíble, se me llegaron a parar los pelos". González sueña con que sea su hija quien administre el local en el futuro, es este apego por la música uno de los pilares que sostienen al Bar, lo de nutrirse constantemente con lo que está pasando en el momento es una bocanada de aire fresco. Largas conversaciones nocturnas con El Macha o Ángelo Pierattini, charlas que quedaron e impactaron en su consciente y visión, repercutiendo naturalmente en el trayecto que fue tomando el local. Otra piedra angular en la visión de René es evitar concentrarse en el pasado, "Con mi viejo tenemos la lógica de siempre mirar para adelante".

Bar de René nunca ha tenido una actitud prohibitiva a ciertos estilos de música. Si bien es notoria la influencia o inclinación hacia lo que es más la formación clásica batería-guitarra-bajo, no se limitan a tocar y darle espacio a estilos del género urbano, por ejemplo, que ha proliferado de una forma explosiva en Chile, posibilidades como tener invitar a Pablo Chill-e han estado sobre la mesa debido a que el manager de este y René son amigos. Y este tipo de pensamientos son los que hacen seguir fresco y vigente al bar, el poder hacer el llamado de alerta y atraer a nuevas generaciones y generar el recambio necesario para que la cultura siga latente.

El local de Santa Isabel cumple 27 años y lo conmemora durante todo este mes de mayo, con diversas actuaciones: Ángel Parra Trío, Kuervos del Sur, El Cruce, Anarkía Tropical y más. Bar de René sigue siendo un espacio para la industria y cultura musical chilena, su forma artesanal de estar hecha la alejada del deseo mundano de querer meramente lucrar con la música lo aleja del habitual.

Por Lucas Verri Parini