Upon Desolate Sands

2018. Season of Mist

Cuando hablamos de Erik Rutan, nos referimos a uno de los puntales fundamentales del death metal. Aparte de liderar Hate Eternal, ha prestado servicios como productor e ingeniero a bandas tan importantes dentro del género como Cannibal Corpse o Nile, pero también a otras agrupaciones fuera de esa esfera como Madball o Agnostic Frost, quienes han acudido a él para encontrar ese toque de agresividad y fineza que imprime en sus obras, convirtiéndolo en uno de los más buscados cuando se trata de pulir los detalles que transforman un disco en una experiencia avasalladora.

Esa misma meticulosidad se plasma a fuego en la incursión más reciente de Hate Eternal  llamada “Upon Desolate Sands”, pulverizadora demostración de carácter de una de las agrupaciones definitivas del metal estadounidense que vuelve para romper 3 años de silencio discográfico desde ‘Infernus’ (2015). Consecuente con su exigente ética de trabajo, Rutan  realmente se echa la banda al hombro: compone las letras, se encarga de todas las partes vocales, escribe la música junto al bajista JJ Hrubovcak, graba las guitarras, y finalmente produce y mezcla el álbum. Más que acaparar el control por mero absolutismo, Rutan ve a Hate Eternal como una completa extensión de sí mismo, por lo que cada disco representa un capítulo de su pasado o su niñez, e inspira las devastadoras melodías que salen disparadas como una bola de fuego por los parlantes, como en ‘Nothingness of Being’, que refleja la desolación de una persona que lo ha perdido todo a punta de riffs agresivos, bajos profundos y baterías apabullantes que se desarrollan con gran densidad y respaldan letras oscuras que trascienden los tópicos recurrentes del death metal.

La búsqueda de la melodía es otro punto que destaca en el séptimo disco de Hate Eternal. ‘All Hope Destroyed’ comienza con un atronador blast beat que luego desemboca en una aniquiladora y escurridiza línea de guitarra que acelera y desacelera hasta encontrar un solo que roza con el heavy metal clásico y se mezcla bien con el gran trabajo del recién incorporado Hannes Grossman en las baquetas. Respaldados siempre por el sólido Hrubovcak en el bajo como se aprecia en la contundente ‘Dark Age of Ruin’, la yuxtaposición entre la batería y la guitarra genera espacio con riffs que se desarrollan cadenciosamente  mientras el doble bombo corre despavorido en ‘What Lies Beyond’, ‘Portal of Myriad’ y la homónima ‘Upon Desolate Sands’, resaltando la atmósfera opresiva que inunda todo el disco. Nota aparte para la sobresaliente progresión de acordes en ‘Vengeance Striketh’, el espectacular trabajo vocal de Rutan en ‘The Violent Fury’ y la brillante demostración de poderío instrumental de ‘For Whom We Have Lots’, que no necesita palabras para cerrar 39 minutos del más furioso y tenaz death metal de viejo cuño, pero con elementos y decisiones musicales que sorprenden y mantienen la atención del receptor.

Solo elogios para la placa más reciente de Hate Eternal. El trío no da pie a la decepción, ya que utiliza todas las armas que los han llevado destacar en la escena sin transar en la búsqueda pasajes musicales creativos, manteniéndose fieles a su espíritu y preservando la integridad para no repetirse. Con ‘Upon Desolate Sands’, Rutan muestra una vez más por qué es uno de los nombres más aclamados del metal extremo, entregando un registro brutal, emocionante y complejo que le hace honor a su vasta experiencia de 30 años como músico y 20 como productor en la que forjó un camino pocos pueden cuestionar.  

Pablo Cerda

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