Pancho Rojas

2019. Independiente

Volver al rocanrol. Así podría definirse “Glorias & Victorias de 1969”, el nuevo disco solista de Pancho Rojas, donde el cantante de La Banda del Capitán Corneta y Mandrácula regresa a los riffs de alto octanaje y de canciones más duras, luego de que en 2017 se aventurara con “Desvelo”, un disco de tenor íntimo y acústico, y al año siguiente despachara “Los Muertos”, disco instrumental que fue la banda sonora de la webserie “Los muertos también hablan”, de Mega.

El registro, que fue grabado casi completamente por Rojas, fue registrado en sus estudios, salvo las baterías que fueron confeccionadas con Cristóbal Orozco. Entre los músicos que acompañaron al cantante, están Sebastián Arriagada, quien hizo guitarras en ‘Cicatriz’; Claudio Cordero, quien realizó el solo en ‘Pastelitos & jugosas’, y el bajista Nelson Arriagada, quien participó en ‘La página postrera’.

El álbum parte con ‘Cicatriz’, un corte ondero, rockero, que trata del desamor y que encamina por dónde vendrán los embates posteriores. La siguiente, ‘1969’ hace referencia a la historia de sus padres, con un fondo de rock en tempo medio. “Todos los temas son pedacitos de lo vivido o un pequeño álbum fotográfico”, comentó Rojas a Rockaxis sobre este álbum. Y claro, ya el nombre hace referencia a su historia: su madre se llama Gloria, su padre Víctor y 1969 es el año de su nacimiento.

Si bien puede que la columna vertebral de Rojas sea el blues rock, cuando baja decibeles y aborda música acústica cae de pie. Como en ‘La página postrera’, una bonita canción con un coro ganchero y con una certera melodía de armónica, a cargo de Rojas. La letra de esta es un poema del escritor chileno de fines del Siglo XIX Guillermo Blest Gana, de nombre Mirada retrospectiva. Le sigue ‘Al Diablo el Diablo’, otro arrojo rockero, que parte con un diálogo al revés y que porta una letra de un conjunto de Guatemala llamado Alux Nahual. País donde, por cierto, Rojas vivió parte de su infancia. ‘El mago’ es un divertido pequeño diálogo, casi como un descanso puesto al azar para la diversión. “Zas pilurín guau guau, cuchi cuchi miau miau”, dice parte de él. Y sirve como preludio de ‘Pastelitos & jugosas’ una de las más pesadas del disco, que se mueve en torno al metal, con voces rabiosas y un alocado solo de guitarra, estilo Tom Morello. ‘Échale la culpa a Dios’ sigue en esa línea, con un riff metalizado, como sacado de los primeros discos de Metallica. Estos dos cortes muestran fuerza y la capacidad de Rojas de mover el interruptor hacia su veta más dura. Lo hacen impredecible, sin duda. No obstante, se sienten como extraviados entre los cortes anteriores y se escuchan como si hubiesen sido sacados de otra banda u otro disco. El disco termina con ‘Mi vieja herida’, que regresa a las voces limpias y guitarras en esa sintonía, lo que acentúa la emoción del tema, dejando un cierre nostálgico. Un corte en sintonía a lo que fue “Desvelo”.

En su veta solista, Rojas ha despachado un disco por año desde que en 2017 partió su periplo solitario, lo que a claras luces le acomoda. Acá retoma los riffs, sin dejar de hacer guiños hacia el lado más acústico. “Glorias & Victorias de 1969” es un buen regreso al hábitat de un músico que ha demostrado que puede defenderse con volumen alto o sin él.

Juan Pablo Andrews

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