Adelaida

Animita

Lunes, 18 de Mayo de 2020

2020. Sello Mescalina

En su cuarto disco, Adelaida nos invita a conocer tanto su mensaje en vida como su consejo desde el astral, algún limbo cercano. Y es que parece que "Animita", más allá de ser el nombre de su último disco, encriptadamente es el epitafio de una gruta de sabiduría, advertencias y una leyenda.

Con el trío nominados a los Premios Pulsar 2018 y algunos planes sin concretar, Jurel Sónico -guitarrista, vocalista y compositor- meditaba recorriendo Las Torpederas en Valparaíso y decide subir al cementerio N°3 de Playa Ancha a hablar con Émile Dubois. Este personaje de principios del siglo XX fue famoso por asesinar a miembros de la alta sociedad que en realidad eran usureros europeos millonarios. Fue condenado a muerte. En el tiempo su historia se hizo leyenda y comenzaron a pedirle favores en su gruta. Jurel, considerando a Émile como una especie de Robin Hood, decide hacer un trato con él y le pide ayuda a cambio de hablar de su historia de alguna u otra forma. Émile cumplió. Los Premios Pulsar quedaron en sus manos, concretando además su viaje a China. A su regreso, comenzaron los preparativos del disco y fue en este proceso de preproducción donde surgió su nombre. "Animita", entonces, es un disco lleno de leyenda porteña y nos muestra la evolución de la banda.

Si bien el trabajo recorre sonoridades de muchos estilos, encontramos dos caras o texturas. Por un lado está la parte viva (Adelaida) con un sonido ya conocido: cargado al indie, con toques de grunge oscuro y más claro que su contraparte más etérea, melancólica, sentimos dream pop y post punk, como si solo faltaran los zumbidos del más allá. Historia aparte es su caratula creada por su baterista Lele Holzapfel, quien quería lograr una imagen que calzara perfectamente con la idea del álbum. Visitó muchas animitas en Valparaíso, maravillándose principalmente del mármol. Así, buscando, llegó a uno de color negro con vetas doradas, siendo finalmente el seleccionado para la carátula final. Esta lápida original será dejada en la tumba de Dubois a modo de placa de favor concedido.

El proceso de grabación fue en Valparaíso, en estudio Mescalina, bajo la producción de Jurel Sónico y Matias Saldias. Adelaida se tomó tiempo en la producción de este disco que en sus antecesores, buscando la máxima prolijidad en cada canción.

Desglosamos las sensaciones y experiencia de este disco tema por tema a continuación.

'Perdida', uno de los adelantos, nos enseña que las escalas correctas, los efectos bien utilizados y un mensaje poético pero claro, con palabras clave, provocando emociones y catarsis, como si fuera un gran clásico escuchado después de muchos años. Volvemos a la vida con 'Kraken' y se nos presenta un Adelaida más noise, más potente, letras con link directo al concepto del disco, terminando con guitarras acústicas y finales inesperados. 'Efervescencia' nos devuelve a lo astral pero esta vez los tambores son eléctricos. Ondulantes arreglos de teclado nos hacen sentir en algún tipo de océano en donde todos los compases están justificados.

El despertar del 'Mundo' de Adelaida parece suave hasta que entramos en su coro que claramente nos habla de una enfermedad, no solo en las letras, sino en la textura del sonido. Permanecemos vivos para afrontar al exótico 'Valhalla', paseando entre el grunge más oscuro, hasta un paseo por lejanas tierras orientales, con frases de escalas exóticas. Una mezcla muy particular, pero emulsionada de forma perfecta. 'No hay daño' nos transporta a la cordura en sus primeras notas siempre de la mano de líricas poetizadas con psicodelia, reforzados por guitarras ruidosas y voces angelicales siniestras a cargo de Chini.png en las voces. Cuando nos sorprende 'Coral' ya no sabemos si estamos en el mundo de los vivos o de los muertos. Todo nos sorprende con hermosas melodías pop, baterías que nos llenan de nostalgia cincuentera y esta nube sonora que aparentemente interpreta al mar. Sorprende un final con la irrupción del teclado.

Si quieres entender 'Fantasma', tenemos que verlo desde el punto de vista de un Adelaida vivo. Instrumentos claros se van insertando graciosamente para dar paso a un tema y a una historia casi lineal. 'La manda' se podría definir simplemente como el pacto del disco. No es una introducción, ni el agregado del track anterior, más bien parece ser el camino hacia un limbo espectral. 'Ciego y sordo' parece recorrer un extraño infierno. Una oscura canción de tono tenso, que no te dejará respirar tranquilo. Comienza 'Ya siento' y parece que renacemos en el acostumbrado tiempo presente. Un mensaje que mezcla lo filosófico y lo esotérico, mientras unos hermosos violines representan nuevamente a la muerte. A primer sonido, 'Yo tenía' sugiere un aparente respiro de felicidad fácil, pero pronto aparecen los acordes de tono oscuro que nos recuerdan el viaje en el que estamos inmersos. Transformando la irónica voz de Naty Lane en un sueño visto desde algún lugar fuera de aquí. Con 'Estrellas de mar' luce un golpe de frescura con suaves guitarras.

Hablamos de un trabajo conceptual que juega plácidamente con lo mejor de distintos estilos, muy bien mezclados y que logra transportarnos sobre algo. No sabemos, si flotando, navegando o inmersos en una experiencia mística. 100% recomendado escuchar de principio a fin.

Vanesa Rios