Hielo Negro

2024. Independiente

Si bien se sabía que Hielo Negro estaba preparando un nuevo material, el lanzamiento de “Pacto de Rock” (2024) igual tomó a más de alguno por sorpresa. Es que pasó una década desde que el anterior “El Gran Camino” (2014) reafirmara su posición como una de las bandas punteras del rock nacional, esas que se moldean a pura calle y autenticidad. Para seguir adelante, fue necesario cambiar las fichas del tablero, entraron el bajista Pablo Navarrete y el baterista Rodrigo Barahona, lo que completó el tridente con el que el inmortal Marcelo Palma pudo darle fuelle a esas historias de rock que han marcado su rumbo durante más de 27 años en la ruta.

Dejemos algo en claro antes de comenzar: “El Gran Camino” (2014) es uno de los mejores registros del catálogo de Hielo Negro, por lo tanto, “Pacto de Rock” (2024) no la tenía fácil. La canción homónima que da por iniciada esta nueva producción es lo que, en jerga futbolística, se conoce como “entrar con la pierna en alto”, porque el trío no se guarda nada. El trueno, la saturación y esas líneas vocales tan distintivas nos entregan una tonada maciza que se viste con los ropajes del rock de viejo cuño, sin mayores complicaciones ni búsquedas innecesarias. A los pocos minutos, la sonrisa aparece en la cara del oyente. Hielo Negro está de vuelta.

El bajo de Navarrete atravesado por el wah y la distorsión impacta inmediatamente cuando pasamos el umbral de ‘Se busca’, un blues trasnochado, pesado y excitante sobre el diablo cobrando las deudas pendientes de un pacto firmado con sangre y al amparo de las cruces de Black Sabbath, como señala la letra. Los solos de guitarra, la sección media con Navarrete, Barahona y Palma en una perversa sincronía y el final ultra denso la convierten en una de las mejores de todo el disco, sin lugar a dudas. Tras una canción más típica dentro de su canon como ‘Intensidad’, ‘Dragón Negro’ y ‘Ojos De Serpiente’ muestran a una banda que va intercalando peso y aceleración con estructuras más complejas, un vistoso tira y afloja que escapa de la convencionalidad, es el tramo en el que Hielo Negro avanza libre por los caminos de un heavy rock grasoso y escurridizo.

La segunda mitad abre con ‘Holocausto’, que al principio parece unirse al grupo de las más convencionales, pero al final se hunde en una niebla espesa que no se ve venir a la primera y contrasta con el riffazo de ‘Desde El Abismo’, una oda al stoner Kyussero que desborda swing y sobresale como otra de las más destacadas del registro porque es un verdadero deleite para los buscadores de ese puente espiritual entre Palm Desert y la Patagonia chilena. Sí, es increíble que aunque estén radicados en la capital, Hielo Negro todavía logre transportarnos a esos paisajes áridos del extremo sur en la desgarrada ‘Clavo a Mi Cruz’, la conciliadora ‘Un Día a La Vez’ y la infinita ‘Costanera’, que nos hacen sentir un poco de frío y soledad, pero que de apoco van soltando el calor de ese fuzz polvoriento que emana de las manos de Palma, combinándose de manera exquisita con la musicalidad de Navarrete y Barahona. Mentalmente, avanzamos a través de una pampa en el que los sonidos juegan a campo traviesa, se encuentran de manera salvaje y se disuelven en el viento magallánico.

Grabado en vivo en el estudio Lautaro con Pablo Guiadach y Federico Zeppelin, además de la mezcla y master del mismo Pablo Navarrete en Panzound estudio, Hielo Negro vuelve con un disco increíblemente sólido. Hay veces en que es super fácil determinar cuando la obra supera a la anterior o queda por debajo de ella, pero este no es el caso. ¿Es una obligación hacer la comparación odiosa, dirán algunos? No, pero parte del análisis consiste en saber cómo se mueve lo nuevo con respecto al resto del catálogo.

Lo que uno puede sacar en limpio es que este décimo escalón discográfico en la historia del trío es distinto al anterior en un sentido virtuoso. Claro, en varias partes se nos entrega justo lo que estamos buscando, pero cuando se meten con estructuras más complejas o bajan ese octanaje tan característico, aflora un lado más espeso de la banda que te deja la cabeza dando vueltas. Sí, esta nueva colección de 10 cortes reafirma el compromiso de esta institución nacional con la vieja y maldita música de guitarras, pero es mucho más que eso. “Pacto de Rock” (2024) transforma la música de Hielo Negro en un animal salvaje que renueva su hambre de poder y es capaz de devorar al que se cruce por delante. ¡Gracias por volver!

Pablo Cerda