Pedropiedra

2024. Pedropiedra

Pedropiedra regresa con su sexto álbum de estudio, "Tótem", una obra extensa y personal, que encapsula la complejidad emocional del encierro pandémico y el posterior renacer creativo del artista chileno. Con 17 canciones que exploran una diversidad de estilos y estados anímicos, marca un hito en la carrera del compositor, equilibrando nostalgia, dolor, energía y groove de manera única.

La obra es una verdadera convergencia de estilos y emociones, donde cada canción refleja las distintas etapas de su proceso creativo. Pedropiedra -quien acumuló casi 40 canciones durante la pandemia-, selecciona aquí lo mejor de su producción, ofreciendo un recorrido sonoro que va desde lo melancólico hasta lo energético. Tal como él mismo ha señalado, es el disco "más melancólico y energético" de su carrera, una declaración que se siente en cada rincón de esta obra. Abre con 'Aquello que llaman amor', que mezcla bajos funk, sintetizadores y guitarras rockeras, donde su voz actúa como un relator casi caricaturesco. Esta apertura marca el tono para un álbum lleno de cambios rítmicos y energéticos, donde canciones como '10 Minutos', 'Planetas Vecinos' y la homónima destacan por su estructura dinámica y su capacidad para sorprender en cada escucha.

Un punto alto en la trayectoria de este álbum es sin duda 'Para siempre joven', en colaboración con Macha de Chico Trujillo. Esta canción, impregnada del espíritu festivo y nostálgico del líder del Bloque Depresivo, es uno de los momentos más enriquecedores del disco. En el mismo sentido, 'Acero Chino', coescrita con Álvaro Díaz (de 31 Minutos) y acompañada por los hermanos Durán (de Los Bunkers), se destaca como un himno bailable que encapsula la habilidad de Pedropiedra para conectar con el groove más puro.

Pero Tótem no es solo una fiesta sonora. Es también un álbum introspectivo, donde Pedropiedra se expone como nunca antes. La lírica de canciones como '1000 años', 'VALOR' y 'Cielo' aborda temas como la soledad, el paso del tiempo, el desconsuelo y el amor, con una honestidad y madurez que solo alguien en su etapa más adulta puede expresar. La melancolía en estas canciones no se siente como una simple añoranza, sino como una reflexión profunda sobre la vida y sus múltiples facetas.

En medio de este panorama introspectivo, Pedropiedra no pierde su característico sentido del humor, presente en sus composiciones más absurdas y en las interacciones con su público a través de redes sociales y los videos creativos que acompañan el lanzamiento de "Tótem". Su capacidad para reírse de sí mismo y de las situaciones más complejas de la vida añade un matiz refrescante al disco, equilibrando el tono melancólico con momentos de ligereza y diversión.

Si hay algo que define a "Tótem" es su capacidad para abarcar lo divergente, fusionar lo rápido con lo lento, lo triste con lo alegre, lo simple con lo complejo. En este sentido, el título del álbum es un acierto. Tótem es un símbolo de todo lo que Pedropiedra ha sido y sigue siendo: un artista multifacético, capaz de moverse entre géneros sin perder su identidad. Las colaboraciones, los cambios rítmicos, los distintos matices emocionales, todo se combina para crear una obra que es, en sí misma, un talismán sonoro.

Este sexto disco no solo es una continuación de la carrera de Pedropiedra, sino una expansión. Con una producción impecable a cargo de Cristian Heyne y colaboraciones de alto nivel, Tótem es una obra rica en detalles que invita a la exploración y la reflexión. Es un álbum que se siente tan atemporal como el propio Pedropiedra, siempre dispuesto a reinventarse sin dejar de ser fiel a su esencia.

Matias Arteaga