El segundo gancho de Stone Temple Pilots
Una revisión a "Purple"
Actualmente, la sensibilidad del grunge, rodeada de muerte y mala vejez, parece nostalgia decadente. Sin embargo, las canciones recogidas en los dos primeros discos de Stone Temple Pilots -el uno casi como una continuación del otro- tienen la potencia de sumergirnos en una atmósfera de otro tiempo, musicalmente y espiritualmente particulares, que no resiste análisis simples, dada su unicidad en la diversidad.
Porque si “Bleach” (Nirvana), “Ten” (Pearl Jam) o “Jar of Flies” (Alice in Chains) respondían a una época, sus fuentes y sensibilidades eran distintas, y más bien sólo los unía un territorio físico e imaginario, donde convivían con las emociones de toda una generación que respiraba el supuesto “fin de la historia” y se replegaba en la interioridad para leer (y liberarse) del nada vital momento histórico.
En ese contexto, primero “Core” (1992) y luego “Purple. 12 Gracious Melodies” (1994), vinieron a sumar un par de discos donde el puñado de canciones reflejan una línea musical y emotiva que, sin duda, estaba destinada a transformarse en el nido de miles de jóvenes, a punta de la síntesis de un hard rock que ya no podía sonar igual tras la influencia del punk, pero que volcaba sus líricas hacia el interior y la metáfora desencantada.
Primer gancho
Es imposible hablar de “Purple” sin referirse a “Core”, la primera entrega de STP producida por Brendan O’Brien, responsable de captar y potenciar su sonido y la angustia en temas como 'Wicked Garden' o 'Where the Rivers Goes', y editado por Atlantic Records en septiembre de 1992 con el polémico single 'Sex Type Thing', un tema anti-violación que le valió muchas críticas, ya que Weiland cantaba desde la perspectiva del violador.
1993 explotaría con la canción “Plush” obteniendo un Grammy, lo que les sumaría críticas de su entorno inmediato. Porque el primer single de “Core” no sólo traería críticas feministas, sino que su rápido ascenso levantaría dardos que, hasta “Purple”, los señalaban como plagiadores y a Weiland como copia de Eddie Vedder. Sin embargo, “Core” había calado bien dentro, y “Purple” reafirmado la confianza. Rolling Stone los escogía como "Peor nueva banda”, pero sus lectores votaban a STP como “Mejor nueva banda”. Iggy Pop también se sumaba y los señalaba como comodines de MTV. Más allá, el éxito continuaba con una potente gira en el verano de 1993, su apertura para Kiss y la grabación de un Unplugged para la cadena televisiva de videoclips, donde versionaron temas de “Core” e hicieron debutar algunos de los que serían parte de “Purple”, como “Big Empty”.
Púrpura
La victoriosa entrada de “Purple” estuvo dada por una oscura casualidad. STP habría grabado la vieja canción 'Only Dying' para la película "The Crow". Sin embargo, la muerte de Brandon Lee en la filmación hizo desistir de ocuparla, transformándose 'Big Empty' en el tema del trailer, logrando alta rotación en televisión y radio, y con ello convirtiéndose en el primer éxito del nuevo disco hacia junio de 1994. “Purple” musicalmente no hacía más que reforzar a Stone Temple Pilots como puntal de una camada de bandas anclada en las enseñanzas de AC/DC, Kiss, Led Zeppelin, y el primer Aerosmith, si bien con una animosidad bastante más introvertida.
En el segundo disco de STP convivían ralentizaciones densas como 'Meatplow' con el groove de 'Vasoline'; himnos como 'Interstate Love Song' con vetas acústicas como 'Pretty Penny' y el tributo a Bowie 'Andy Warhol'; y temas reposados y profundos como el mencionado 'Big Empty' con otros directísimos como 'Unglued'. En todo ellos, el sonido estaba permeado por la guitarra de Dean DeLeo y la robustez de la sección rítmica de Eric Kretz y el otro hermano DeLeo, Robert.
“Ha sido impresionante”, explicaba el guitarrista en una entrevista del momento, consultado por la composición de un disco plagado de buenas canciones, donde la mayoría de los cronistas coincidieron en que era continuidad, a la vez que profundización, del disco debut de la banda. “Uno cuando escucha Led Zeppelin escucha todo el disco, no solo una canción. Nosotros buscamos hacer un álbum así, como esos. Crear una vibra que pudiese recorrer el álbum entero”, explicaba. Weiland, por su parte, señalaba sobre esta continuidad y sus matices: “Queremos desplegar un poder musical y emocional muy intenso, pero eso no quiere decir que tocaremos pesado de la primera a la última canción. Queremos pintar diferentes ambientes y ánimos”.
Según el vocalista, el proceso de “Purple” fue un renacimiento. “Nos dimos la posibilidad de empezar de nuevo y disfrutar en vez de sentirnos como animales atropellados. No fue una decisión fácil, pero somos una banda de rock… seguimos siendo animales”. Sobre las comparaciones con Vedder, Weiland replicaba: “Tengo mucho respeto y admiración por él, pero realmente nunca he pensado que si nos pones uno al lado del otro sonemos como siameses". Sin embargo, no sólo el tono de voz los acercaba. Su fanatismo por Jim Morrison influenció sus puestas en escena y líricas. “En mis letras estoy constantemente cuestionándome a mí mismo y al mundo. Muchos me dicen que parezco un perdedor o que no estoy hecho para el éxito, y, ¡dios… como me duele eso!”, señaló años atrás en una entrevista.
De todas maneras, como cara visible de STP, los cambios en la personalidad de Weiland, producto de su creciente abuso de la heroína, permearon el espíritu de la banda, convirtiéndose el propio vocalista en prototipo de rockero escandaloso. Independiente de esto, tras el éxito de “Core” y “Purple”, “Tiny Music… Songs from the Vatican Gift Shop” de 1996, ofreció un brillante vuelco estilístico y el último episodio de la época de oro del cuarteto.
Cristóbal Cornejo
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