Rod Stewart
Every Picture Tells a Story

(Publicado originalmente en 2011)
1971. Mercury
Hoy lo vemos cantar temas de Frank Sinatra. Durante los años ochenta lo vimos como un icono pop. Durante los noventa no lo vimos, aunque fueron sus mejores momentos musicales en 15 años. Porque, así como la gran mayoría de los hoy estrellas multimillonarias del rock, tuvo sus años dorados entre 1967 y 1976. En 1967 ingresó a la Jeff Beck Group, junto al gran Jeff Beck y a un desconocido Ron Wood. 2 discos fundamentales en la historia del rock y en 1969 Wood y Stewart se unieron a los Small Faces que quedaron tras la salida de Steve Marriot. El resultado, otro grupo trascendental, más que el Jeff Beck Group: Faces. Muchos dicen que Faces es el grupo más rocanrolero de la historia. Si no es así, pega en el palo, porque realmente eran un espectáculo. Entre disco y disco de los Faces, Rod Stewart fue publicando discos solistas acompañado de su partner Ron Wood. Gran acierto de su parte; juntos desarrollaron el folk-rock & roll en versión inglesa con particular éxito. Fue así como tras 2 muy buenos primeros trabajos en solitario y otros 2 igual de interesantes con Faces, en 1971 dio el gran golpe con “Every Picture Tells a Story”. Pero como podemos comprobar, en 1971 ya era un artista consolidado y reconocido. Todo un rockstar.
Probablemente la única diferencia entre los 2 primeros discos de Stewart con este “Every picture...” es que los otros no tuvieron ningún single número 1 y éste sí. ‘Maggie May’ es un tema inolvidable, precioso. No sé si será mi gran imaginación pero la introducción me recuerda un poco a lo que hizo Iron Maiden (si, leíste bien) para abrir su Seventh Son. Bueno, olvidando ese detalle, entramos de lleno a un temazo increíble, con una melodía pegajosa y la voz de Stewart que nos cuenta su primera aventura sexual, con una mujer mayor. Con el sonido característico de los primeros discos de Stewart, este tema no tiene coro, por lo que la melodía es más fácil de retener. El solo de Wood es tan simple como perfecto. Y la mandolina... oh, la mandolina. Qué tremenda canción. Su importancia fue innegable. Uno de los superéxitos de 1971, mostró que Stewart era mucho más que un gran frontman (lo sigue siendo), ahora tenía un estilo propio y elementos distintivos distintos a los de sus 2 bandas anteriores. Aquí hay mucha más melodía, belleza y armonía que en los discos de Faces por ejemplo. A lo mejor el Rod Stewart solista no rockea tanto, es cierto de todoas formas logra lucirse. Un maestro Rod!
El primer track de este disco es el que le da el nombre, ‘Every picture tells a story’. El único en que figura Ronnie Wood como compositor junto a Stewart. Y se nota, es la más rockera de todas las canciones del disco, muy Faces. Un ritmo incesante del bajo, 6 minutos de puro rock & roll. Otro clásico, que no por nada fue incluida en la banda sonora de la genial “Almost Famous” de Cameron Crowe, esa oda al rock de principios de los setentas, lo cual Rod encarna de gran manera.. ‘Seems like a long time’ explota el formato de la balada que tanto acomoda a Stewart, muy al estilo de ‘Tonight’s the night’. ‘That’s all right’ es otro rock & roll, medio blusero, con un piano magnífico, y donde asoma la guitarra eléctrica de Wood, más que nada como un saludo a los omnipresentes Faces. Este discazo puede ser de Stewart, pero es natural que un grupo como Faces aparezca por todos lados, ya que no sólo marcó la historia del rock & roll sino la carrera de Stewart que con este disco se consagraría como solista y de Wood que saltaría años más tarde a los Rolling Stones. El cierre de esta canción es realmente exquisito, y muestra la preocupación de Rod por hacer de cada tema algo especial y distinto.
‘Tomorrow is a long time’ bien podría ser un tema de los Allman Brothers. Pero no, es de Dylan. Y si uno no lo revisa en los créditos no lo sabría. Siendo de un artista tan distinto a Stewart, esta canción está tan bien tocada que parece propia del viejo Rod, lo cual por lo general nunca es así. Recordemos que la gran mayoría de los temas que Stewart ha cantado durante su carrera no han sido escritos por él; en este disco por ejemplo sólo le pertenecen ‘Every picture...’, ‘Maggie May’ y ‘Mandolin Wind’. En todo caso no puede ser casualidad que sean los 3 mejores temas del disco. De todas formas, lo que hace Stewart es todo un mérito, y no le quita mérito como muchos han dicho; por el contrario, es todo un arte y un talento poder adaptar canciones de otro y hacerlas parecer propias, transformándolas, o simplemente interpretándolas con una convicción y una pasión que lo han convertido en uno de los grandes intérpretes de todos los tiempos.
Ya pasamos ‘Maggie May’, llegamos a la monumental ‘Mandolin Wind’. Desafío a alguien a encontrar una canción tan hermosa como esta, y les recomiendo buscar la letra. Una canción de amor hecha con puras guitarras acústicas, un bajo y una mandolina. Los rasgueos invaden tus oídos por todos lados, y muy lejos de ser una canción melosa es una perfecta muestra de lo que era el rock hecho por los maestros, una belleza que te generará mucha más admiración que rechazo, y te obligará a reconocer que también hay baladas que pueden rockear. Y mucho. El rockero que lleva Rod adentro le sale al final del tema, cuando entra la batería y le pone un poco de ritmo a la cosa. 5 minutos y medio realmente perfectos, pero que lamentablemente tienen un fin. Pero en un disco como éste, eso no significa que esté todo dicho. Porque llega ‘(I know) I’m losing you’, un cover a The Temptations, que ya Rod & Ron habían tocado con Faces, lo que se hace muy evidente. Gran tema, con Stewart dando lo mejor de su poderosa garganta, otra de sus características que lo han hecho famoso. Cuando aún falta un tema para que finalice el álbum (porque éste es un álbum, no un montón de canciones juntas, ojo) ya no caben dudas de que el joven Rod no para, su vida es un festejo y te quiere hacer parte de ese festejo. ¿Qué festeja? Ni idea, probablemente ser una superestrella del rock & roll, pero con el bueno de Rod nunca faltan razones para celebrar.
‘Reason to Believe’ empieza como un tema lento, con piano y un canto muy pausado y delicado, con su voz inmortal sonando más clara que nunca durante todo el tema. Pero luego toma ritmo y Stewart muestra otra vez su habilidad para hacer que cualquier canción suene alegre, suene hermosa y no te la puedas sacar de la cabeza. Al menos el Rod Stewart de esta época. Magistral cierre de un disco que, por esas injusticias de la vida, dura sólo 40 minutos.
Cuando “Every picture tells a Story” termina, uno inevitablemente se queda con el gusto de haber estado en medio de una celebración, de un momento alegre. Por eso, la mejor forma de disfrutar a Rod Stewart es en medio de un festejo. Es más, podría decirse que Rod Stewart hace que la música sea una fiesta, o mejor dicho que el rock & roll y la buena vida sean inseparables, perfectos complementos.
Si por esas desgracias de la vida no tienes este disco a mano para celebrar (repito: lo que sea) se recomienda el Unplugged de Stewart, que es un perfecto repaso a su lado más rockero. De hecho yo conocí a Rod Stewart a través de mi viejo, que siempre ponía el Unplugged de Rod para hacer asados. A partir de aquella memorable jornada, no hay nada que me haga más feliz que un domingo en familia, con Rod Stewart de fondo (ojalá acompañado de Ronnie Wood, sea el disco que sea), un buen asado y una cerveza helada. Muy helada, por si en una de esas llega Rod a tu casa, no se vaya con mala cara.
Juan Ignacio Cornejo K.
1971. Mercury
Hoy lo vemos cantar temas de Frank Sinatra. Durante los años ochenta lo vimos como un icono pop. Durante los noventa no lo vimos, aunque fueron sus mejores momentos musicales en 15 años. Porque, así como la gran mayoría de los hoy estrellas multimillonarias del rock, tuvo sus años dorados entre 1967 y 1976. En 1967 ingresó a la Jeff Beck Group, junto al gran Jeff Beck y a un desconocido Ron Wood. 2 discos fundamentales en la historia del rock y en 1969 Wood y Stewart se unieron a los Small Faces que quedaron tras la salida de Steve Marriot. El resultado, otro grupo trascendental, más que el Jeff Beck Group: Faces. Muchos dicen que Faces es el grupo más rocanrolero de la historia. Si no es así, pega en el palo, porque realmente eran un espectáculo. Entre disco y disco de los Faces, Rod Stewart fue publicando discos solistas acompañado de su partner Ron Wood. Gran acierto de su parte; juntos desarrollaron el folk-rock & roll en versión inglesa con particular éxito. Fue así como tras 2 muy buenos primeros trabajos en solitario y otros 2 igual de interesantes con Faces, en 1971 dio el gran golpe con “Every Picture Tells a Story”. Pero como podemos comprobar, en 1971 ya era un artista consolidado y reconocido. Todo un rockstar.
Probablemente la única diferencia entre los 2 primeros discos de Stewart con este “Every picture...” es que los otros no tuvieron ningún single número 1 y éste sí. ‘Maggie May’ es un tema inolvidable, precioso. No sé si será mi gran imaginación pero la introducción me recuerda un poco a lo que hizo Iron Maiden (si, leíste bien) para abrir su Seventh Son. Bueno, olvidando ese detalle, entramos de lleno a un temazo increíble, con una melodía pegajosa y la voz de Stewart que nos cuenta su primera aventura sexual, con una mujer mayor. Con el sonido característico de los primeros discos de Stewart, este tema no tiene coro, por lo que la melodía es más fácil de retener. El solo de Wood es tan simple como perfecto. Y la mandolina... oh, la mandolina. Qué tremenda canción. Su importancia fue innegable. Uno de los superéxitos de 1971, mostró que Stewart era mucho más que un gran frontman (lo sigue siendo), ahora tenía un estilo propio y elementos distintivos distintos a los de sus 2 bandas anteriores. Aquí hay mucha más melodía, belleza y armonía que en los discos de Faces por ejemplo. A lo mejor el Rod Stewart solista no rockea tanto, es cierto de todoas formas logra lucirse. Un maestro Rod!
El primer track de este disco es el que le da el nombre, ‘Every picture tells a story’. El único en que figura Ronnie Wood como compositor junto a Stewart. Y se nota, es la más rockera de todas las canciones del disco, muy Faces. Un ritmo incesante del bajo, 6 minutos de puro rock & roll. Otro clásico, que no por nada fue incluida en la banda sonora de la genial “Almost Famous” de Cameron Crowe, esa oda al rock de principios de los setentas, lo cual Rod encarna de gran manera.. ‘Seems like a long time’ explota el formato de la balada que tanto acomoda a Stewart, muy al estilo de ‘Tonight’s the night’. ‘That’s all right’ es otro rock & roll, medio blusero, con un piano magnífico, y donde asoma la guitarra eléctrica de Wood, más que nada como un saludo a los omnipresentes Faces. Este discazo puede ser de Stewart, pero es natural que un grupo como Faces aparezca por todos lados, ya que no sólo marcó la historia del rock & roll sino la carrera de Stewart que con este disco se consagraría como solista y de Wood que saltaría años más tarde a los Rolling Stones. El cierre de esta canción es realmente exquisito, y muestra la preocupación de Rod por hacer de cada tema algo especial y distinto.
‘Tomorrow is a long time’ bien podría ser un tema de los Allman Brothers. Pero no, es de Dylan. Y si uno no lo revisa en los créditos no lo sabría. Siendo de un artista tan distinto a Stewart, esta canción está tan bien tocada que parece propia del viejo Rod, lo cual por lo general nunca es así. Recordemos que la gran mayoría de los temas que Stewart ha cantado durante su carrera no han sido escritos por él; en este disco por ejemplo sólo le pertenecen ‘Every picture...’, ‘Maggie May’ y ‘Mandolin Wind’. En todo caso no puede ser casualidad que sean los 3 mejores temas del disco. De todas formas, lo que hace Stewart es todo un mérito, y no le quita mérito como muchos han dicho; por el contrario, es todo un arte y un talento poder adaptar canciones de otro y hacerlas parecer propias, transformándolas, o simplemente interpretándolas con una convicción y una pasión que lo han convertido en uno de los grandes intérpretes de todos los tiempos.
Ya pasamos ‘Maggie May’, llegamos a la monumental ‘Mandolin Wind’. Desafío a alguien a encontrar una canción tan hermosa como esta, y les recomiendo buscar la letra. Una canción de amor hecha con puras guitarras acústicas, un bajo y una mandolina. Los rasgueos invaden tus oídos por todos lados, y muy lejos de ser una canción melosa es una perfecta muestra de lo que era el rock hecho por los maestros, una belleza que te generará mucha más admiración que rechazo, y te obligará a reconocer que también hay baladas que pueden rockear. Y mucho. El rockero que lleva Rod adentro le sale al final del tema, cuando entra la batería y le pone un poco de ritmo a la cosa. 5 minutos y medio realmente perfectos, pero que lamentablemente tienen un fin. Pero en un disco como éste, eso no significa que esté todo dicho. Porque llega ‘(I know) I’m losing you’, un cover a The Temptations, que ya Rod & Ron habían tocado con Faces, lo que se hace muy evidente. Gran tema, con Stewart dando lo mejor de su poderosa garganta, otra de sus características que lo han hecho famoso. Cuando aún falta un tema para que finalice el álbum (porque éste es un álbum, no un montón de canciones juntas, ojo) ya no caben dudas de que el joven Rod no para, su vida es un festejo y te quiere hacer parte de ese festejo. ¿Qué festeja? Ni idea, probablemente ser una superestrella del rock & roll, pero con el bueno de Rod nunca faltan razones para celebrar.
‘Reason to Believe’ empieza como un tema lento, con piano y un canto muy pausado y delicado, con su voz inmortal sonando más clara que nunca durante todo el tema. Pero luego toma ritmo y Stewart muestra otra vez su habilidad para hacer que cualquier canción suene alegre, suene hermosa y no te la puedas sacar de la cabeza. Al menos el Rod Stewart de esta época. Magistral cierre de un disco que, por esas injusticias de la vida, dura sólo 40 minutos.
Cuando “Every picture tells a Story” termina, uno inevitablemente se queda con el gusto de haber estado en medio de una celebración, de un momento alegre. Por eso, la mejor forma de disfrutar a Rod Stewart es en medio de un festejo. Es más, podría decirse que Rod Stewart hace que la música sea una fiesta, o mejor dicho que el rock & roll y la buena vida sean inseparables, perfectos complementos.
Si por esas desgracias de la vida no tienes este disco a mano para celebrar (repito: lo que sea) se recomienda el Unplugged de Stewart, que es un perfecto repaso a su lado más rockero. De hecho yo conocí a Rod Stewart a través de mi viejo, que siempre ponía el Unplugged de Rod para hacer asados. A partir de aquella memorable jornada, no hay nada que me haga más feliz que un domingo en familia, con Rod Stewart de fondo (ojalá acompañado de Ronnie Wood, sea el disco que sea), un buen asado y una cerveza helada. Muy helada, por si en una de esas llega Rod a tu casa, no se vaya con mala cara.
Juan Ignacio Cornejo K.
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