The Byrds
Younger Than Yesterday
La década de los sesentas, fue la década de los Beatles. Si miramos con mayor atención, podremos darnos cuenta que fue la década de la “invasión británica”. Si hilamos aún más fino, notaremos que a The Beatles, los Rolling Stones, The Animals, The Who o The Kinks, hasta la aparición del hippismo, no existió un gran contrapeso en EEUU, salvo The Beach Boys y The Byrds. Ambos conjuntos no sólo fueron especialmente creativos, innovadores e influyentes. Además, fueron alabados públicamente muchas veces por The Beatles, lo cual puede parecer un dato exagerado o inútil, pero lo menciono para ratificar el poder mediático que los Fab Four tenían. Claro, ambos grupos tienen méritos propios, es indiscutible. Pero no es una simple coincidencia que si los 4 de Liverpool admiraban a algún artista, después éste haya sido “descubierto” por mucha más gente.
Pero no nos salgamos del centro del análisis. The Byrds era una gran banda de folk-rock de Los Angeles, California, estado donde se gestó la revolución del ácido, ahí, a kms de LA, en San Francisco. Y la influencia que tuvieron sobre aquel movimiento fue mucha. Su mezcla de folk y sicodelia marcó a muchos, y una vez que ellos tuvieron más tribuna, comenzaron a aparecer Buffalo Springfield, los Youngbloods, e incluso Jefferson Airplane pudo explotar gracias a esta puerta que de a poco se fue abriendo, mucho antes de la publicación de este “Younger than Yesterday”, hay que decirlo. La gran pregunta que cabe hacerse es ¿qué tenía de especial The Byrds? Bueno, para empezar, tenía a 3 cerebros, grandes maestros, como Chris Hillman (bajo), David Crosby (guitarra, posteriormente parte de la súper banda Crosby, Stills, Nash & Young) y Roger McGuinn (guitarra). Sus 3 principales compositores podían no ser brillantes instrumentistas, ni brillantes creadores de música. Pero entre los tres supieron crear la fórmula de The Byrds. El sonido. El sello… Hay que decir que Gene Clark había sido un elemento vital en los primeros años del grupo, pero es a partir de esta época, sin Clark en las filas, que muestran mayor intencionalidad y atrevimiento. Y ahí, la batuta la compartieron los 3 grandes ya mencionados.
Sus 3 discos anteriores les habían creado una importante base de fans incondicionales, que veían en The Byrds la evolución lógica de lo que venían haciendo los Beach Boys. Recordemos que la banda de Brian Wilson comenzó a tomar caminos muy locos e inesperados, y fueron los Byrds que recibieron aquel legado más amigable. Sus trabajos iniciales combinaron canciones propias con grandes covers de distintos artistas, destacando su predilección por Bob Dylan. McGuinn, incondicional de Dylan, supo darles una nueva dimensión a aquellos temas, con su Rickenbacker de 12 cuerdas, pasando de las originales, que tenían a Bob sólo con su acústica e inmerso en su mundo de rebeldía y protesta, a versiones mucho más amigables, con segundas voces, y un sonido más armónico. Aquel mito urbano de que “los covers de Dylan son mejores que las versiones originales”, nace con The Byrds.
Hay un último elemento interesante de remarcar en The Byrds, que es el contraste que ellos mismos armaban en sus canciones. Me refiero a que por un lado teníamos canciones de 2 minutos, con poca lírica, sonido muy amigable y vibra muy pop. Y por otra parte, en sus interpretaciones hay mucho de innovador, de multidimensional, de exploradores. ¿Cómo podían mantener tales factores en equilibrio? Talento nomás…
Lo que respecta a las canciones, “Younger than Yesterday” nos presenta un variado cóctel que representa a la perfección la fórmula Byrds. ‘So you wanna be a rock & roll star’ es lo más parecido a un himno, con un sonido tremendamente amistoso pero con una letra impresionantemente ácida. Una radiografía simplemente genial a la profesión rockstar: buen corte de pelo, conseguir un agente, vender el alma a la compañía, chicas amantes de la fama… Y pasa en 2 minutos (solo de trompeta incluido) como una brisa, sin repetir un solo verso, como si el mensaje fuese a entrar por inercia y no por repetición. El ímpetu que hay en la batería empuja esta locomotora, una autentica obra maestra, cuya letra no pasará nunca de moda.
‘Have you seen her face?’ es mucho más pop, casi como si fuesen los Monkees, y lo mejor de todo es que funciona. Y de gran manera. Qué melodía! Los juegos de voces que hacen, no sólo en este tema, sino en toda su discografía, son de primerísimo nivel, y les otorgan un espectro sonoro mucho más amplio que lo normal. Con esta canción además, Hillman empieza a destacar como compositor, marcando una tendencia hacia los años futuros. ‘CTA 102’ siempre me llamó la atención en su melodía, principalmente por el parecido con ‘Mr. Spaceman’, de “Fifth Dimension”, su anterior trabajo. Pero aquí van mucho más lejos, con los sonidos sicodélicos, completamente dementes, que mezclados con las voces de McGuinn, Hillman y Crosby y la guitarra del primero, forman una cascada de distintos colores e intensidades… hermoso paisaje, no? Es precursora de todo el rock espacial, y aprovecha muy bien los efectos a los que tenían acceso en la época. Al final, aíslan el tema y lo dejan sonando de fondo mientras “voces del más allá” y el potente sonido del vacío cierran este episodio. Fenomenal.
‘Renaissence Fair’ (que es una feria temática renacentista y se lleva a cabo desde 1963 en Santa Bárbara, estado de California), es inmensamente inspiradora. Describe cómo era aquella feria, pero está tan bien hecha, con unos quiebres geniales, una línea de bajo que se la hubiese querido el mismísimo Paul McCartney… Y tan breve que es. ‘Time between’ recupera aquella noción folk, con algunos toques country, y se consagra como una gran canción para contrastar todo lo que The Byrds podía ofrecer en un solo LP.
‘Everybody’s been burned’ es oscura, es densa, pero sorprende por lo efectiva. Uno de los motivos es que es el primer track del disco cantada por una sola voz, en este caso la de David Crosby. Además, ese ambiente decadente que da la impresión que puede seguir y seguir sin detenerse es adictivo… así sale ‘The End’ de The Doors, por ejemplo, en el mismo año: estaban en la misma vereda. ‘Thoughts and words’ es otra canción espacial, con un sonido muy recargado, fórmula que después de que The Beatles hiciera ‘Rain’, pasó a ser representativa del ácido, de la experimentación y, en el fondo, de la sicodelia misma. ‘Mind Gardens’ es la ambiciosa apuesta de Crosby para mezclar sicodelia con folk, algo que comenzaba a hacerse frecuente. Es cosa de escuchar la banda sonora de Easy Rider. Una jugada magistral, con un resultado envidiable y un espíritu propio, mucho más que cualquier otro tema del álbum.
Cuando hablamos de los covers a Dylan anteriormente, apuntábamos a ‘My back Pages’, la última de las composiciones de Bob versionadas por The Byrds, pero junto con ‘Mr. Tambourine Man’, la mejor. McGuinn demuestra su sensibilidad única para apoderarse de esta canción y elevarla a la categoría de clásico. Una letra tremendamente poderosa (cómo no, si es Dylan), y una interpretación mágica, considerando que son 6 estrofas y pasa en simples 3 minutos, con solo de guitarra incluido. Perfecta. Una perla… Tanto que su autor reclutó al mismísimo McGuinn para mantener esta versión lo más viva posible. Escuchen la que aparece en el show del 30º aniversario de Dylan. No puedo adelantarles nada más, sólo háganlo. Es una experiencia que los marcará.
‘The girl with no name’ nuevamente inserta el estilo folk, pero lo sorprendente y casi shockeante es que uno no alcanza a ponerse a tono con el tema cuando ya termina. Así y todo, se percibe lo pioneros que eran The Byrds al hacer cosas como estas, inpiradoras de toda la generación hippie. El cierre lo hace ‘Why’, un tema de las sesiones de “Fifth Dimension”, y se nota, es mucho menos jugada, pero así y todo, hace bien el papel de cerrar esta cortísima pero imperdible placa.
The Byrds muchas veces son pasados en alto a la hora del análisis de los mejores de todos los tiempos. Pioneros, revolucionarios y atrevidos. Y lo mejor de todo, es que hicieron eso y mucho más, sin que la gran mayoría de sus fans se dieran cuenta, y conservaron su sello hasta el final. Pocos han logrado aquello. Bueno, siendo justos, ha habido pocas bandas como The Byrds. Y “Younger than Yesterday” es la mejor muestra de aquello. Puede no ser un gran disco de rock, comparado con otros del mismo 1967. Pero, bien contextualizado, se darán cuenta que es brillante. Así de simple.
Juan Ignacio Cornejo K.
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