Siouxsie and the Banshees
Tinderbox
Las barreras entre el post punk y el alternativo fueron derrumbadas con la aparición de Siouxsie and The Banshees. Lo que eran estilos tan divergentes entre sí encontraron su unión gracias a una chica con un característico maquillaje gatuno y una mirada profunda. Desde su memorable debut esta banda ha sido de esos sucesos que marcan un antes y un después en la historia de la música. Todos quienes hayan gozado del espacio tan introspectivo y oscuro que da el post punk saben que la sensibilidad que Siouxsie Sioux transmitía era distinta a cualquier otra. La belleza con que los mensajes más crudos eran relatados entre sonoridades tan dulces es algo que la británica perfeccionó desde el rupturista “The Scream” en 1978.
Su emotividad, ya no sólo en su voz, sino también en su lírica, eran singulares y el mundo no tardó mucho en apreciarlo. Y es que además de lo musical, también estaba su influencia estética, pues por más que traten de renegarse de su aportación a la escena gótica, Sioux siempre será considerada como una de las que lo inició todo. Con casi un clásico por año desde su debut, los Banshees ya gozaban de un lugar importante, ya no solo en el pospunk sino incluso en el pop. Sin embargo, como toda banda estos no eran ajenos a los problemas, y uno de ellos fue su constante maldición con los guitarristas. John McGeoch significó una perdida casi fatal, su participación en “Kaleidoscope”, “Juju” y “A Kiss In The Dreamhouse” fue clave para darles el sonido de lo que podríamos llamar la época dorada. Sin embargo, los recurrentes problemas del guitarrista con el alcohol hacía cada vez más insostenible su estadía en. Por mucho que ha sido destacado como una de las mayores influencias en artistas y guitarristas históricos, la incorporación de John Valentine Carruthers sería lo que “Tinderbox” necesitaba para hacer algo totalmente diferente. El trabajo de este nuevo guitarrista es simplemente sensacional, ya que le da diverses textura a cada canción y encuentra el equilibrio perfecto entre las auras oscuras y la luminiscencia popera que caracterizarían al elepé. Algo que de inmediato se aprecia en 'Candyman' con su inicio galopante y diversas secciones rítmicas que van y vuelven. La voz de Susan eclipsa todo con un temple imponente. Son tantas las sonoridades y los sutiles arreglos que es imposible escucharla una sola vez.
El ritmo baja considerablemente con una de las intros más bellas de todo el álbum. 'Sweetest Chill' entra para atraparte como ninguna otra y es que la melodía que Siouxsie crea con su voz nos mantiene cautivos desde el primer segundo. Es interesante cómo logra transmitir aquel característico rojizo de su portada, casi como si estuviéramos allí en la lejanía viendo el mismo tornado que Lucille Handberg fotografió en 1927. Y es que “Tinderbox” se siente como eso: canciones con un aura apocalíptica decoradas con melodías dulces y liderados por una exquisita voz.
Tan sólo puedo comparar las atmosferas abrasivas que aquí se encuentran con las del espectacular “Mer De Noms” de A Perfect Circle, y es curioso que toda obra maestra tenga su fuente de inspiración, pues el propio Billy Howerdel ha confesado cómo "Tinderbox" lo ayudó a crear el sonido de su tan característico “Mar de Nombres”. La verdad es que no hay forma de culparlo, ya que 'Cannons', inspira a cualquiera, es una canción rápida y cargada de arreglos sutiles, pero necesarios para darle mayor riqueza sonora. Es extrañamente oscura y esperanzadora a la vez. Lo conectadas que están alguna de sus piezas, como ocurre entre la misteriosa 'The Unrest', rebosante de secciones aceleradas y en donde mayor resuena la producción tan ochentera que tiene todo, junto a 'Cities In Dust', hacen que todo se sienta como una larga canción. No puedo pasar por alto a esta última, pues estamos ante el plato fuerte del álbum, la canción clave y uno de sus singles más importantes.
Fuertemente inspirada en el volcán que destruyó la ciudad de Pompeya, 'Cities In Dust' es cautivadora en todo sentido. El bajo, por muy sutil que se sienta acompaña a la perfección a una batería con un acelerado, pero marcado tempo. La ausencia de cambios no quita lo increíblemente efectiva que es a la hora de hacerla más pegajosa y hasta bailable. Se te queda en bucle durante varias horas en la cabeza y aunque mucho más popera, no pierde su esencia pospunk y alternativa. Además, la guitarra -igual de sutil que el bajo-, es lo suficientemente eficaz para darle mayor riqueza melódica al tema. Ya para este punto que más se puede decir de la voz de Susan que no se haya dicho, simplemente fenomenal. Aunque su sección final pierde un poco lo novedoso de este sonido tan diferente a sus discos pasados, pero esto no quita que puedan entregar canciones con grandes momentos como en 'Party’s Fall' y '92°', siendo esta última de lo mejor que tiene el álbum para ofrecer en esta conclusiva. Algo similar ocurre con 'Lands End', la que pareciera ser un cierre desinflado a un excelente trabajo, sorprende en su minuto y medio final con una muestra de post punk al más puro estilo Banshees. Una buena remontada.
Revisitar a estos íconos del pospunk es algo grato y sorprendente, sobre todo por lo vigente que aún se siente su música. Sin duda que ha sido la gran fuente de inspiración de muchas bandas contemporáneas a ellos. La extensa -y pulcra- discografía de la que presumen no tiene discos malos. Por suerte, “Tinderbox” lo crearon en el momento perfecto y así lo demuestran sus 8 grandes canciones. Es un trabajo en el que de principio a fin se siente la colaboración entre sus integrantes a la hora de componer, ya que durante los casi 40 minutos que dura todo suena con una armonía y complicidad que pocas veces vemos. Una de las grandes obras maestras en la carrera de Siouxsie and The Banshees.
Aarón Vergara
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