Clutch

2022. Weathermaker

Todos los géneros tienen a esa banda incombustible, podemos pensar en AC/DC, The Ramones o incluso en Motörhead. En el caso del stoner rock, los dardos tienden a apuntar a Clutch. Sí, estamos acostumbrados a que nos entreguen registros potentes, pero por ningún motivo podemos decir que Fallon y su tropa se quedan en el mismo lugar marcando el paso, aunque su plumaje estilístico se vea desde lejos. Así las cosas, los de Maryland continúan en racha con "Sunrise On Slaughter Beach" (2022), un regreso imperativo no sólo para los amantes del sonido sabbatico, sino que también para todo aquel que busca canciones al hueso y con la energía suficiente para superar cualquier obstáculo diario.

Si lo ponemos frente a frente con su predecesor discográfico inmediato, la primera diferencia notoria entre "Sunrise On Slaughter Beach" y "Book of Bad Decisions" (2018) es su duración, ya que el primero consta de tan solo 9 tracks que se extienden en 33 minutos y 14 segundos de duración, versus las 15 canciones y 56 minutos del segundo. Puede parecer un detalle menor, pero en estos tiempos de rápido vivir y escasa atención, se agradece un trabajo conciso que no descienda en intensidad, una tarea que este décimo tercer largo de los norteamericanos cumple a cabalidad.

En lo estrictamente sónico, las tres patas de la propuesta de Clutch (el hard rock, el blues y su infalible stoner) están bien representadas a lo largo de la placa, siempre con la rítmica imparable del cuarteto. ‘Mountain of Bone’ es un rock añejado sin muchas vueltas ni desvaríos. Tiene momentos introspectivos, pero están amoldados con deliciosos acordes abiertos que lo convierten en un corte fácil de escuchar, especialmente para recorrer una carretera en medio del desierto. ‘Three Golden Horns’ también es parte de esta primera pata hard rockera. En clave boogie, las uñetas se turnan entre una rítmica endemoniada de mucho sabor, alguna que otra cabalgata, solos acuosos y una bajada corta, pero llena de onda. ‘We Strive For Excellence’ es pura locura, con una gran interpretación de Neil Fallon contando esas historias delirantes que saca a través del micrófono y un bajo barroso de Dan Maines que funciona como las vigas de la canción, sosteniendo todo el peso de sus compañeros y llevando un ritmo lineal, pero certero. En lo más blusero, ‘Jackhammer Our Names’ surge desde un lugar oscuro, húmedo y de ambiente tenso que podría musicalizar el final de una película que combina ciencia ficción y spaghetti-western. Por su parte, ‘Mercy Brown'' es más seria e introspectiva. Fallon se nota inspirado, con un coro en el que cambia totalmente el foco blusero y dramatiza al son de algunos teclados de tinte psicodélico. Una tonada extraña, pero sumamente interesante.

Hay veces en que los sonidos del alma dominan de manera más prominente la propuesta de Clutch, pero en el caso en "Sunrise On Slaughter Beach" lo que manda es el stoner y esto está lejos de ser una obviedad para los que conocen bien su carrera. En ‘Skeletons On Mars', los efectos de Tim Sult atraen toda la atención, y hacen pasar al track desde lo humeante hasta lo desértico. ‘Nosferatu Madre’ guarda uno de los mejores riffs de todo el disco y con un Jean-Paul Gaster llenando todo con fills de batería apropiados, una canción que le pertenece totalmente en lo sónico, porque de él dependen todas las dinámicas. ‘Slaughter Beach’ sigue en la tónica del stoner macizo, con un riff de miedo cortesía de Tim Sult y Dan Maines, una figura fangosa y endemoniada que te persigue hasta atraparte. Pero se nota de lejos que una de las que va a quedar en el inconsciente colectivo es ‘Red Alert (Boss Metal Zone)’, una pieza acelerada y pegajosa, quizá una de las mejores dentro de un disco que tiene varias contenedoras al podio. La voz de Neil Fallon es magnética y se queda incrustada en la cabeza. Un single perfecto y que todavía ilustra lo que es Clutch, casi como si fuera una definición de diccionario.

"Hay algo que nunca he entendido", le dice Neil Fallon a Ryan J. Downey en el Knotfest. "Los fans dicen: ‘Me encantaría que volvieran a su sonido antiguo’. Bueno, ¿quieres escuchar lo mismo una y otra vez? Hay bandas que encuentran algo muy específico y son muy buenas haciendo una o dos variaciones de eso, pienso en AC/DC o The Ramones. Creo que eso tiene que ver con que la gente quiere una máquina del tiempo, quieren volver a un período de su vida que asocian con la música. Pero los músicos no somos magos, no podemos llevarte a tus días de gloria". Es una reflexión super potente. Podemos concordar con el vocalista en que hay una cierta injusticia cuando los seguidores piden incesantemente que las bandas "vuelvan a las raíces", ese proceso debe ser natural o al menos una búsqueda por revisitar esas influencias que marcaron en un primer momento.

Pero hay algo que Fallon está pasando por alto. Los músicos pueden usar sus poderes para crear discos que nos hagan olvidar los problemas del mundo, o para hacernos reflexionar sobre ellos, pueden despertar emociones dormidas o traernos ciertos momentos a la memoria tanto como pueden asombrarnos con nuevas texturas y maravillarnos siempre con algo que los haga evolucionar. Los músicos pueden llevarnos al pasado, al presente o al futuro gracias al hechizo de sus instrumentos, pueden regalarnos el mejor día de nuestras vidas arriba de un escenario o maravillarnos con su arte a tal punto de llevarlo en la piel, en alguna prenda de vestir o inmortalizarse en algún lugar de nuestra casa. Pueden hacer que personas en distintas partes del mundo formen una comunidad.

Clutch es parte de eso también, por eso es de esas bandas que nunca falla. Quieren seguir avanzando según sus propios designios y "Sunrise On Slaughter Beach" prueba que están en lo correcto, valiéndose de su estampa de clásicos. Nuestras cabezas vuelven a moverse cada vez que esos riffs salen de los parlantes, mejoran a cada minuto e incluso superan a lo entregado en "Book of Bad Decisions" (2018), un disco que de por sí ya es bueno. Más de tres décadas haciendo lo que les plazca, inspirando a muchos y dando clases de resiliencia, oficio y buen rock. Si eso no es algo mágico, Mr. Fallon, ¿entonces qué es?

Pablo Cerda