Europe: Visita al memorial

La Quinta Vergara lucía como un sitio histórico visitado por veteranos de guerra que retornan al lugar de la batalla a remover la memoria y buscar vestigios de juventud. El rock, que por décadas gozó de un sitial digno en el Festival de Viña subordinado al pop y la balada, revivió la tercera noche con Europe a 28 años de debutar en el evento. Eran los tiempos en que arribaban números que habían cosechado éxito a lo menos un par de temporadas antes con un caché a la baja. El fichaje de Europe y Cheap Trick en 1990 fue paradigmático. Sus últimos éxitos acumulaban polvo cuando los llamaron desde el confín del mundo a este festival con un cartel tan esquizofrénico como Viña.
Europe 2018 es una banda mucho más honesta y natural que aquella de hace tres décadas, reconvertida al hair metal en 1986 con The final countdown . El quinteto sueco está más conectado con sus raíces que escarban hasta el sonido de Deep Purple, Rainbow y Dio, una música teatral y de sólida elaboración en vetas clásicas de metal y hard rock. El público de Viña, que suele retirarse en masa tras el humorista de turno, se quedó en su mayoría para presenciar la madurez del conjunto. Confiados en su presente arrancaron con Walk the Earth , el corte que da nombre a su último álbum del año pasado grabado en Abbey Road, y que les valió un premio Grammi (los Grammy de Suecia). La pieza con un aire a Kashmir de Led Zeppelin, estampó las condiciones de la noche: buen sonido y perfomance impecable. Joey Tempest es mejor cantante ahora que en 1990 cuando los excesos de carrerones en el escenario dificultaban su respiración. Como suele ocurrir, su voz es más gruesa y ha perdido algunos agudos que le obligan a acomodar hits como Carrie , pero ahora ofrece una profundidad y colores antes inexistentes en su registro.
El guitarrista original John Norum, a quien no tuvimos en 1990 reemplazado por Kee Marcello (de curioso y desabrido retorno a Viña 2002 en la competencia), es un capo. Zigzaguea entre excelentes riffs (el sabático fraseo de War of kings ) y solos mortíferos (espectacular en The siege , otra de las nuevas), con notable elasticidad. El resto de la alineación -John Levén al bajo, Ian Haughland en batería y Mic Michaeli en teclados- funcionan de memoria.
Tuvieron algunos inconvenientes en Open your heart con la guitarra acústica de Tempest, detalles nimios en una noche en que Europe no solo ofreció su metal clásico sino también guiños a otros territorios de la música popular, como la cita a No woman, no cry de Bob Marley en medio de Superstitious (donde Norum respetó el emotivo solo original de Marcello), y un breve repaso del clásico entre clásicos Falling in love de Elvis Presley.
Hubo mucho air guitar y unas cuantas poleras negras que hacía rato no se divisaban en la Quinta Vergara. Hubo también recuerdos a esa cita doble cuando los artistas tocaban dos días en el festival, en aquel verano en que Europe trajo un glam metal que apenas ocultaba su gusto por clásicos de los 70. Más viejos y en sólida posición, dieron uno de los mejores show de este Viña 2018 y de paso confirmaron que el rock, cuando lo llaman al festival, nunca falla.
Marcelo Contreras
Fotos: Miguel Campos / El Mercurio de Valparaíso
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