Tricky: Resiliente

Martes 24 de abril, 2018
Club Chocolate
No es misterio el rol clave que Tricky tuvo en los 90. Una figura que revolucionó la escena musical con su genialidad en el estudio, su talento poético, su imagen y la excelente compañía de mujeres como Björk, Martina Topley Bird, PJ Harvey y hasta Yoko Ono. Nacido en Bristol, en una familia pobre, creó el trip-hop, pero nunca dejó sus vínculos con el rock, transformando canciones de Motörhead en clave ambiental-digital, o participando en videoclips, como su recordada actuación en Parabola de Tool.
Todo lo que hizo grande al ex Massive Attack en aquella década ha ido regresando a cuentagotas en su discografía más reciente, siendo su último álbum Ununiform (2017), la prueba donde se reconecta con ese pasado brillante, redescubriéndose. Y es este disco el que lo trajo de regreso a Sudamérica, y que presentó en el Club Chocolate. Acompañado de un trío de músicos (guitarrista, baterista, y la cantante polaca Marta Zlakowska), el sonido no lo acompañó en el inicio del show. Era evidente la desconcentración del hombre de las baquetas quien también era el encargado de iniciar las secuencias programadas, al tratar de dar indicaciones al sonidista, y el mismo Tricky no parecía satisfecho con sus micrófonos y retorno. Resultado: al final de New Stole, todos los músicos abandonan el escenario.
No ha sido una gira fácil. En Argentina, hace unos días atrás, se cortó la electricidad en medio del show. Todos estos inconvenientes algo deben afectar en el ánimo del artista. Si bien el problema en el Chocolate se resolvió rápidamente, y el mismo Adrian Thaws se despachaba una performance rabiosa cantando a dos micrófonos, botando atriles, dando la espalda al público, contorsionándose, rasgándose su polera, al mismo tiempo, parecía distante. Canciones como Makes Me Wanna Die, Here My Dear o Running Wild, llenas de cadencias suaves e intimismo, samplers y riffs, eran levantadas más por sus músicos, que finalmente eran los que marcaban los tiempos y guiaban una presentación sin improvisaciones. A ratos, era la voz dulce y magnética de Zlakowska la que tenía más protagonismo. Algo pasaba por la cabeza de Tricky, y la música era lo único que podía traerlo de vuelta.
Como un boxeador experimentado y resiliente, el inglés se reconectó pasada la medianía de su setlist, que dicho sea de paso, estuvo cargado a sus últimas composiciones. Fue en Dark Days donde por fin apareció el Tricky inquieto, dispuesto a encabezar a la banda. Nuevamente sus músicos estuvieron ahí para blindarlo y decodificar su mente. Venía el primer receso, y para el último round, Tricky venía mentalizado no para ganar por puntos, sino para noquear. La triada oscura e inquietante de Sundown, Overcome (de ese discazo que es Maxinquaye) y When We Die fue lejos lo mejor de su regreso al país, donde mejor se le escuchó con esa voz reptiliana que saca de su garganta, en una presentación que casi naufragó, pero que sacó a flote, y que hasta queda uno con la sensación que le faltó noche para poder sacarse el peso de los inconvenientes técnicos. Ahora, solo queda esperar la revancha, porque talento hay.
César Tudela
Fotos: Peter Haupt Hillock
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