Skid Row: negándose a envejecer
Reporte desde su presentación en Alemania
Turbinenhalle Oberhausen, Alemania
Hace menos de un mes Skid Row lanzó su nuevo disco “The Gang’s All Here”, con su nuevo vocalista sueco Erik Grönwall (ex H.E.A.T), y dejando claro que ahora el grupo no necesita a Sebastian Bach para crear un disco con un sonido clásico, ni menos lo necesita en vivo después de ver anoche el energizante concierto que se mandaron en Oberhausen.
Lógicamente una cierta presión tiene que haber sentido Grönwall en sus primeras presentaciones en vivo, hasta recuerdo una vez que entrevisté a Bach, me dijo “en un momento fuimos más grandes que la Coca-Cola”. Anoche me acordé de esa frase de Bach y apenas Grönwall pisó el stage, encendió al público, fue el amo y maestro de cada espacio del escenario. Y la verdad me daba mucha alegría ver que un chico de Suecia que ha vencido recientemente a la leucemia, estaba dando cátedra vocal y cantando clásicos que marcaron mi adolescencia. Grönwall no me hizo para nada extrañar a Bach.
Y para ser honestos, a pesar de la diferencia generacional que pueda existir entre Grönwall, Bolan, Hill y Sabo, el grupo se vio más sólido que nunca, y se sentía que había una verdadera hermandad sobre el escenario. Que quede claro que Grönwall es ahora el vocalista de Skid Row y se está ganado con creces ese puesto. Lo de anoche fue prueba de eso y a la vez, fue un viaje al pasado con un set de 15 canciones, combinando 6 canciones del disco debut, 6 del brutal “Slave to the Grind”, un cover de The Ramones ('Pyscho Therapy'), que aparece en el EP “B-Side Ourselves”, con una excelente ejecución vocal por parte de Bolan, y solo dos canciones del nuevo disco.
Skid Row no dio tregua en su setlist, y los presentes fuimos testigos de lo bien ejecutadas que fueron las canciones y revivir memorias de finales de los 80 y 90 con himnos como 'The Threat' y 'Big Guns' que fueron la segunda y tercera canción del set. Qué manera de prender al público alemán. Escuchar '18 & Life' en vivo fue uno de los puntos altos del concierto, viendo a Hill, Bolan y Sabo entregándonos los riffs, voces y solos inmortales de ese clásico no tiene precio y la ejecución de Grönwall fue impecable. Los alemanes ya no daban más. ¡Cuántas memorias con Ricky!. 'In a Darkened Room' debe ser una de mis canciones favoritas de Skid Row y escucharla anoche fue una tremenda sorpresa. Las guitarras de Sabo y Hill no fallaron, y la calidad vocal de Grönwall aquí no tuvo nada que envidiarle a Bach. De hecho diría que esta canción es la que mejor le calza a Grönwall. A pesar de que el recinto estaba lleno ayer, de alguna forma sentí que estaba escuchando la canción tranquilamente en mi casa, esa es la mística que tiene.
Las dos canciones del disco nuevo, la homónima y 'Time Bomb', calzaron perfectamente en el set, ya que tienen elementos del Skid Row clásico. Literalmente todos corearon ambas canciones, ganándose la aceptación del público y mostrando que el disco ya tiene el potencial de convertirse en un gran álbum de la banda y candidato a los mejores discos del 2022. Muchas veces uno ve que un grupo clásico saca un disco nuevo, tocan canciones nuevas en vivo, y no prenden a nadie, solo un par se las sabe. Aquí, todos, pero todos estaban con el puño en alto y gozando con los cinco Skid Row. Quizás lo mejor fue ver a Scotti Hill enajenando apuntando al público en 'Time Tomb', diciendo "tick tick tick" y tirando uñetas como loco.
Dave Sabo también tuvo unas palabras para el público, agradeció a toda la fanaticada alemana y habló de los tiempos difíciles en los últimos años y que Skid Row seguía con vida gracias al apoyo de cada amante del rock y metal. Mientras aplaudíamos, nos interrumpió con los inmortales notas iniciales de 'Monkey Business' y de ahí se vino abajo Oberhausen. Obviamente no faltó el gran clásico 'I Remember You', quién no bailó un lento con esta canción en una fiesta de colegio, esperando que salte la liebre. Un verdadero ejemplo de una power ballad. No habían encendedores en el recinto, pero como es hoy en día, todos los celulares prendidos y moviéndose de lado a lado al ritmo de las melodías. Y la mejor forma cerrar un concierto de Skid Row es claramente con 'Youth Gone Wild'. Un riff que no te suelta, una letra hecha para la galería y un coro que derriba a cualquier muro. Aquí el grupo y el público lo dio todo, no quedó ningún asistente con la polera seca, todos sudando rock y gozando un himno de la generación rockera de los 80. No se podía pedir más.
De hecho antes de tocar la última canción Grönwall dijo “nos volvemos viejos porque dejamos de tocar y Skid Row no dejará de tocar”. Él sabe bien la responsabilidad que tiene, y la está cumpliendo. Lo que se vio anoche y los que también tendrán la oportunidad de ver al nuevo Skid Row sabrán que hay una resurrección de este grupo pilar del hard rock, y que han encontrado su norte nuevamente, y que aún les queda (una segunda) juventud para volvernos aún más locos y salvajes.
Felipe Palma
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