Justicia Divina: Ozzy Osbourne - Pecado perdonable

Finalizando los 80, muchas bandas del entorno Heavy Metal se consolidaban con un potente trabajo, llegando muchos a su peak creativo y comercial. Unos comenzaban y triunfaban explosivamente, otros consagraban su trabajo de años. El entorno del Metal imperaba en todas sus expresiones, destacando el Hair Metal, que estaba en la cúspide y el Thrash, que venía de pasar buenos años marcando fuerte presencia.  Nada hacía sospechar el revés que en un par de años más sufriría la escena con las nuevas tendencias musicales.

Si bien Ozzy Osbourne no necesitaba probar nada tras dos décadas de éxito, la primera junto a Black Sabbath y la siguiente como solista, inauguró los 90 con un gran trabajo, "No More Tears", que fue un gran éxito comercial, con alta rotación en medios y que reforzaba su apuesta en el joven Zakk Wylde, quien venía desde el disco anterior aportando un sonido potente e innovador con su guitarra y presencia.  Además, fue el primer disco que grabó relativamente sobrio, tras la polémica que desató años antes con la agresión que cometió hacia su esposa Sharon, a quien casi asesina, producto de un estado de adicción a drogas y alcohol de años, que hizo necesario a la ley imponerle rehabilitación.

Como casi nada sorprende en la vida del inglés, disfrutar el éxito obtenido con dicho trabajo fue parcial, dado que en 1992, terminando el tour, sería diagnosticado de esclerosis múltiple, que se sumaba a su etapa post rehabilitación y, por ende, de pausa obligada, que lo llevaría a un replanteamiento en su vida, tanto profesional como personal, lo que detonó la decisión de retirarse de los escenarios. Los músicos de turno que lo acompañaban tomaron y retomaron sus carreras: hablamos del ya mencionado Zakk Wylde, Mike Inez y Randy Castillo. Pero Ozzy continuó sorprendiendo y, esta vez, con noticias positivas sobre su salud, producto de que el diagnóstico fue erróneo: adiós esclerosis.

Su buen estado de salud, su sobriedad, su nueva mirada del mundo, la exploración, las nuevas tendencias, y su espíritu creativo inquieto, lo llevaron a iniciar un nuevo proyecto, X-Ray, nada menos que con el gran Steve Vai, con quien genera un sinnúmero de ideas, que lograron ser ensayadas con el apoyo de un par de camaradas igual de grandes: el viejo conocido bajista Bob Daisley y el baterista Deen Castronovo.  El proyecto se cae (se dice que por desavenencias entre Ozzy y Vai), pero las ganas no, reformulando el line up, que mantiene a Castronovo, incorporando desde Sabbath a Geezer Butler, en teclados a Rick Wackeman y con Zakk Wylde de regreso: alineación de estrellas. A ello se suma la colaboración en letras de varios artistas destacados, como Lemmy Kilmister (quien ya venía colaboranbdo con Ozzy), Jim Vallance, Mark Hudson, Steve Dudas, Duane Baron y John Purdell. Corona la escena la producción a cargo del célebre Michael Beinhorm (Soundgarden), quien logra rescatar y darle una pincelada de sonoridad "Grunge" a la gama de ideas algo más densas contenidas en este séptimo disco solista, que se publica en octubre de 1995.

Desde su nombre, el disco ya nos indica que el "Madman" permeó lo necesario de lo vivido en su "retiro", para una escena con distintas exigencias. Inicia con el single estrella 'Perry Mason', cuyo teclado introductorio estremece a la altura del tremendo 'Mr. Crowley' y que alude a un abogado de novelas policiacas clásicas, con un videoclip notable, a cargo del fotógrafo y cineasta Raplh Ziman y con uno de los mejores riffs creados por Zakk Wylde (y del que se encuentra más orgulloso de haber compuesto). Los otros dos singles son el muy buen medio tiempo 'I Just Want You' y la gran balada 'See You on the Other Side' -donde destaca la colaboración del ya mencionado Lemmy. El resto del disco mantiene su punto alto en tres temas más: la rockera 'My Jekyll Doesn’t Hide', donde Wylde hacen gala de su talento y sello con su guitarra sonando tan mágicamente enferma como el título del tema; 'My Little Man', un remanso musical compuesto por Steve Vai, anterior a la génesis del disco y con un ritmo bello y fresco; y la oscura e hipnótica 'Tomorrow', cuya atmósfera oscura y confusa, le permiten a Wylde, Butler, Castronovo y Wakeman lucirse a destajo.

"Ozzmosis" aparece en tiempos en que la llamada “música alternativa” daba el sello sonoro que logró mantener un sonido capaz de adaptarse a los tiempos. A ello sumemos el nuevo sonido que venía trabajando Zakk Wylde que, en pocos años, adquirió madurez y peso, sin abandonar su esencia y frescura, traída desde su experiencia con su personal banda Pride & Glory, y su visión futura del sonido que deseaba desarrollar y que se concretó en Black Label Society. De hecho, desde "Ozzmosis", todos los discos de Ozzy suenan con esa particular armonía y peso en los riffs. Así, se convirtió en un nuevo éxito comercial, que obtuvo doble platino y rotación en MTV a la par de las nuevas glorias del Grunge.

 

La gira que promocionó la obra, llamada "The Retirement Sucks", haciendo alusión con humor a su retiro, que terminó siendo una anécdota, se desarrolló entre junio de 1995 y octubre de 1996, con una banda integrada por Ozzy en voz, Geezer Butler en bajo, Deen Castronovo en batería y Joe Holmes (Lizzy Borden), en guitarra. Este último, rostro no tan conocido masivamente, pero que reemplazó a Zakk (que audicionaba para Guns N' Roses), en la gira con gran calidad y que traía encima la gracia de haber sido alumno de Rhandy Roads y fan de toda la vida de Ozzy. El tour hizo un alto especial en el marco de un mini tour de Monsters Of Rock, entre agosto y septiembre de 1995, que incluyó México, Brasil, Chile y Argentina y que nos permitió ver a Ozzy en vivo por primera vez en terreno local, como uno de los números principales, con la única presencia de 'I Just Want You' en el setlist porque el show se desarrolló un mes antes del lanzamiento oficial del disco, siendo el resto una avalancha de clásicos e himnos de su carrera solista y de Black Sabbath, en un concierto tan loco y salvaje que Ozzy terminó diciendo que se sintió tocando en "La Cúpula del Trueno" de Mad Max, haciendo alusión a la brutal respuesta y entrega del público.

Sin bajar la guardia, el tremendo poder de adaptabilidad y visión de Ozzy ya mencionados, dió pie al nacimiento de su propio festival en 1996, Ozzfest, como una respuesta a que no le permitieran tocar en Lollapalooza, y que incluyó a viejos estandartes del Metal y a grandes bandas emergentes de los nuevos movimientos musicales noventeros; así, fusionó Metal clásico, Hard Rock, Nü Metal y Metal Industrial.  Tuvo un éxito sin precedentes y tal vez pudo ser un fuerte detonante para la vigencia de Ozzy y el éxito de "Ozzmosis".

Críticas más, críticas menos, muchos apuntan a que el disco contiene muchos temas de "relleno" (algo que carece de real fundamento porque hasta en los bonus tracks japoneses, 'Whole World's Fallin' Down' y 'Aimee', encontramos auténticos temazos); que su sonido es muy “Grunge”, que su producción es excesiva, que no hay balance entre los temas fuertes y las baladas y que es el último gran disco de Ozzy.  Como sea, los puntos altos del disco son tan buenos que, por si mismos, le dan poder y personalidad, romántica y siniestra, además de sonar moderno hasta el día de hoy, virtud no menor y obra de su impecable producción, que mantuvo la figura de Ozzy en primera plana, con alta demanda, exposición y seguir liderando la escena del Heavy Metal hasta el presente, condiciones suficientes para otorgarle un merecido acto de Justicia Divina. Grande "Ozzmosis", grande Ozzy.

Catalina Soto