Darkthrone Astral Fortress Jueves, 01 de Diciembre de 2022 Peaceville Records, 2022 Cuando analizamos “Eternal Hails……” (2021), establecimos la hipótesis de una triada entre “Arctic Thunder” (2016), “Old Star” (2019) y el ya nombrado décimo octavo capítulo del dúo noruego, así mismo, intuimos que una cuarta entrega en esta misma línea quizá sería preocupante. Tan solo 1 año después, Darkthrone pone sobre la mesa “Astral Fortress” (2022), que se empina por el lugar número 19 de una discografía rica en estilos, desvaríos y aciertos, como suele suceder con las agrupaciones de alta productividad. ¿Avanzan o se quedan marcando el paso? ¿Siguen evadiendo su pasado black metalero o nos entregan al menos una pizca de ese sonido? ¿Le hacen honor a su estampa de clásicos del género o solo nos entregan una placa olvidable que no sintoniza con sus días de oro? Entender a Darkthrone no es fácil. Requiere invertir mucho tiempo para descifrar todos esos recovecos en los que pasamos por casi toda la historia del metal. Porque sí, Fenriz y Nocturno Oculto disfrutan de su libertad creativa a destajo, y no se contentaron con debutar en las lides cercanas al death metal o establecer las bases del black metal en la segunda oleada, sino que se aventuran en el crust, en lo experimental y ahora todavía están pegados en este heavy/doom aguardentoso hace cuatro temporadas. ‘Caravan Of Broken Ghosts’ goza de tres movimientos bien definidos, parte lenta con acordes feos y arpegios inquietantes, se vuelve más rápida con un riffazo y vuelve a lo cadencioso gracias a la brutalidad de las baquetas de Fenriz sin cerrar donde empezó. El riff de ‘Impeccable Caverns Of Satan’ es puro groove, y su punteo rápido que advierte trazas de black metal la convierten en una de las más recordables, pero ahí nuevamente es Fenriz quien pone las condiciones desde la batería, ya que prefiere un swing corpulento, antes de la velocidad desbordada. Todo cambia a los pocos minutos, porque transita hacia pasajes oscuros con la voz pantanosa de Nocturno Oculto y una arquitectura sónica que se percibe sencilla desde los power chords. Por momentos, los riffs son tan sabbathianos que cualquier banda de doom, psych o incluso stoner podrían pedirlos prestados. Las ideas se van repitiendo a medida que avanzamos.‘Stalagmite Necklace’ propone otro riff lento y básico de Nocturno Culto acompañado por los golpes secos de Fenriz que se combinan con apariciones fantasmales de teclados que enfrían la atmósfera, pero no alcanzan a ser muy protagonistas en un track pastoso. La pieza central ‘The Sea Beneath The Seas Of The Sea’ sugiere una apertura de tintes psicodélicos gracias al efecto del phaser en la guitarra que fluye de manera flemática durante todo el corte, sumergiéndonos en un océano de aguas calmadas que aumenta su oleaje poco a poco, pero nunca arremete con total fuerza. Aquí se puede evidenciar el mayor punto débil de toda la placa: las dinámicas. Cuando se plantea una pieza de extenso minutaje, al menos dentro de lo que se conoce en el rock y el metal, las transiciones tienen que estar muy bien planteadas para sostener el armazón, además se pueden pavimentar pasajes con ciertos efectos de guitarra o incluso de batería, y el problema acá es que los cambios siempre son bruscos, es un recurso del cuál se abusa a destajo incluso en canciones más cortas. Un ejemplo es ‘Kevorkian Times’, en la que intercalan lentitud y rapidez en ciertas secciones, e incluso redondean el corte volviendo al principio, lo que cierra un círculo que la mayoría de las veces queda abierto. Podrían haber apostado por una estructura más tradicional, mas siguen pegando capas de riffs a veces sin mucha coherencia. Los casi dos minutos de ‘Kolbotn, West Of The Vast Forests’ son totalmente irrelevantes y no sirven ni como epílogo de ‘Kevorkian Times’ ni menos como prólogo de ‘Eon 2’, un corte que deja un mejor sabor de boca porque si bien exhibe las grietas detectadas en otras zonas, las ideas fluyen de mejor manera y marcan una conclusión acertada. Comienza con un riff machacante, aparecen guitarras acústicas, los solos se escuchan afilados y hay un sentido épico que podría haber relucido de mejor manera, pero de todas maneras se aprovecha bien para dar el cierre. Está claro que Darkthrone es una banda que solo obedece a sus instintos. No están muy interesados en complacer a su audiencia ni menos a sus críticos. Desde el punto de vista visual, importante cuando hablamos de bandas que apelan a la generación de un estado de ánimo, se permiten casi tomarnos el pelo, de hecho, la portada es solo relevante si la vemos como una humorada. El tipo patinando con la espaldera del “Panzerfaust” (1995) en medio de la nieve está lejos del arte de “Arctic Thunder” (2016) u “Old Star” (2019), que sigue siendo lo mejor de su etapa actual en todo sentido. Esa es su parada frente a la vida, una visión que quizá muchos aplauden de pie. Lo que podemos juzgar en este caso son los resultados. A todas luces es mejor que el anterior “Eternal Hails……” (2021), aunque recurren a varios patrones utilizados ahí. Eso sí, acá hay una pulsión mejor manejada, es más económico, hay una renuncia a superar la barra de los 7 minutos en cada una de sus intervenciones y tiene el mérito de ser más que solo una aceptable continuación como lo era el anterior. Se van a la segura, es verdad, pero logran proyectar esa frialdad que se viene a buscar cuando hablamos de este idolatrado binomio. Darkthrone sigue en la senda de crear obras para fanáticos. Sin volver a sus joyas de los 90, esta vez hay más black metal que en sus predecesores inmediatos, lo que combinan con un heavy/doom muy primitivo, a veces un poco agotador por al falta de dinámicas en la voz de Nocturno Culto, pero muy efectivo si buscamos un metal cavernario y de producción áspera. No es un disco redondo, no es el indicado para atraer a nuevas huestes porque para eso tenemos su trilogía clásica, ni menos va a producir un sismo de proporciones en las placas tectónicas del metal, eso ya lo hicieron y no es para nada una prioridad en la actualidad, pero tampoco es un trabajo desechable. Está hecho para los que conectan con las marcas de Hellhammer, Celtic Frost y Trouble, nombres que se vienen repitiendo una y otra vez en este período de la historia de los noruegos, es para esos que buscan la crudeza perdida en el metal moderno. Y es que, a pesar de todos los contrapuntos que podamos tener, “Astral Fortress” se las arregla para que los convencidos sigan adentrándose en la indestructible fortaleza sónica de Darkthrone. Pablo Cerda Tags #Darkthrone # Fenriz # Nocturno Culto # 2022 Black Metal Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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