Candlemass Sweet Evil Sun Lunes, 19 de Diciembre de 2022 Napalm Records, 2022 El regreso de Johan Lanquist ha sido todo un acierto para Candlemass. Antes de que el mítico vocalista de “Epicus Doomicus Metallicus” (1986) regresara a las huestes de una de las bandas más importantes del Doom metal mundial, el panorama no era alentador. El bajista Leif Edling estaba a punto de sepultar al coloso sueco, pero decidió probar suerte por una última vez. Las puertas del infierno se abrieron y “The Door To Doom” (2019) llegó no solo para darle a Edling el empujón que necesitaba, sino que para inaugurar un período más auspicioso en su carrera. El EP “The Pendulum” (2020) ya confirmaba la consolidación de Lanquist en el micrófono principal de Candlemass y dejó a fanáticos y medios con los sentidos preparados para una nueva dosis de sonido sabbathico, lo que toma forma en “Sweet Evil Sun” (2022), su décimo tercera placa registrada en el NOX Studio de Estocolmo, Suecia. Desde el inicio con ‘Wizard Of The Vortex’ y ‘Sweet Evil Sun’, nos encontramos con todo lo que amamos de Candlemass y de seguro son dos que van a quedar ancladas al repertorio en directo. Ambientaciones lúgubres, riffs arrastrados y cambios de ritmo que fluctúan entre lo épico y lo arcano, conservando ese espíritu que a tantos hechizó en 1986. Cortes como ‘Angel Battle’ o ‘Black Butterfly’ también reafirman por qué Candlemass es una figura tan reverenciada en este campo. Pasan de una lentitud casi con tintes de sludge a una marcha heavy metalera con esa soltura que solo los clásicos se permiten. Inaugurando la segunda mitad del largo está ‘When Death Sighs’, en la que Lanquist comparte las labores vocales con Jennie-Ann Smith de Avatarium en un corte tenebroso, dramático y de una arquitectura sonora tan gigantesca como un castillo medieval. La conjunción entre ambos hace de este track una muestra de elegancia, una pieza central que baila entre unos teclados preciosos y un solo de guitarra alucinante, evidenciando que Candlemass es un gran jugador de equipo, como antes lo había hecho con Tony Iommi en 'Astorolus - The Great Octopus’ del anterior “The Door To Doom” (2019). Hablando de Iommi, se dejan empapar por el “The Devil You Know” (2009) de Heaven & Hell en ‘Scandinavian Gods’ gracias a ese aire místico que descansa en la repetitiva batería de Janne Lind, quien produce un drone bastante adictivo y que hechiza desde el primer momento, evocando las leyendas de los dioses escandinavos con bastante prestancia y la espada en alto. Las cuerdas acústicas que acompañan a Lanquist al inicio de ‘Devil Voodoo’ nos hacen permanecer en el costado más heróico de este largo, pero no tardan en forjar un ataque eléctrico comandado por Lars Johansson y Mappe Björkman, quienes se lucen en las líneas de las guitarras gemelas para caer en el abismo del doble pedal de Lind y el sólido aporte del inmortal bajo de Leif Edling en el instante más álgido de la canción. El oyente es engañado vilmente por esa guitarra acústica que parece cerrar el círculo, pero se levanta con un solo bestial en clave casi blusera y acelera hacia la marcha heavy central, o sea, siete minutos y medio que habrían sido un gran final para el disco. De todas maneras, no hay nada que reprocharles ni a ‘Crucified’ ni a ‘Goddess’, dos muestras apabullantes de autoridad en las que Candlemass se pone a la par de los últimos discos de Judas Priest, Accept o Saxon con una rebelde cabalgata que exuda vigor por todos lados y, al mismo tiempo, mantiene una opresión vibrante y rotunda en los riffs más flemáticos, que se extienden a la última ‘A Cup Of Coffin (Outro)’, y que bien podría haber estado en un disco de Crowbar. Y esa es una gracia de este regreso de Candlemass, se sienten renovados y con todas las piezas aceitadas para que esta colosal maquinaria de siga derribando todo a su paso. Con un disco tan sólido, vale la pena hacerse la pregunta de rigor: ¿supera “Sweet Evil Sun” (2022) a “The Door To Doom” (2019)? Difícil decirlo. Ambos trabajos están al mismo nivel, lo que pasa es que el presente LP viene a ser una confirmación de lo planteado en el anterior que, digámoslo, no se trata de reinventar la rueda ni mucho menos, sino que de seguir entregando una colección de canciones contundente para una banda mítica. En eso, “Sweet Evil Sun” (2022) cumple a cabalidad. En diversas entrevistas, los suecos reconocen no escuchar mucha música nueva y se ven a sí mismos como amantes de lo clásico del heavy rock de los 80. Lo bueno de Candlemass es que logra traducir esos códigos sonoros a la actualidad con bastante gracia, lo que los hace encajar perfectamente con un período saludable para este estilo en todos los rincones del globo, entre los clásicos regalando discos poderosos y las generaciones que les siguieron abultando las estanterías, físicas o digitales, de todos los adictos al sonido sabbathico con esféricos de alta calidad. Con “Sweet Evil Sun” (2022), Candlemass sigue encendiendo las llamas negras del doom, negándose a morir en soledad. Pablo Cerda Tags #Candlemass # 2022 # Doom Metal Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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