Red Hot Chili Peppers: El affaire de fin de siglo Las dos décadas de "Californication" Jueves, 08 de Junio de 2023 “Californication” cimentó de manera permanente el lugar y el estándar que los Red Hot Chili Peppers tienen en el marco del rock norteamericano. Esta es la historia de uno de los grandes discos que pueden ser denominados "de regreso" de todos los tiempos. Es la historia también de un disco que podría perfectamente no haber sucedido. Por Alfredo Lewin En 1998, los Red Hot Chili Peppers estaban en un estado de crisis. El multiplatino “Blood Sugar Sex Magic” (1991) los había transformado en súper estrellas globales y eso les costó caro. Parecía como si de pronto el cuarteto no estuviera dando todo el ancho, sobre todo luego de que el guitarrista John Frusciante dejará la banda, y no obstante, estos reaccionaran reclutando a un volátil Dave Navarro, de Jane’s Addiction, publicando junto a él “One Hot Minute” (1995), un disco maltratado por la crítica y con relativa decepción comercial. Un álbum que tenia la ambición musical del anterior, pero que quedaba al debe en el aspecto emotivo. Un pecado en el credo de los californianos. Parecía, entonces, que los Peppers estaban destinados a desvanecerse en la total irrelevancia. Y fue justo en ese trance cuando sorprendieron al mundo trayendo a John Frusciante de vuelta y, de paso, al legendario productor Rick Rubin, que les había guiado en discos como el “Mother’s Milk” (1989) y, especialmente, en el “Blood Sugar Sex Magic”. Con la restaurada dupleta Frusciante/Rubin fue que se propusieron grabar un disco que fuera aún más exitoso que el de 1991. Dream of Californication El tema de la llegada de Dave Navarro había cambiado el sonido de la banda y echado por la borda esa fórmula mágica que se había producido en 1991. Flea, Anthony Kiedis y Chad Smith bien lo sabían, era una decisión no menor, compleja, otro trauma que tendrían que soportar. Despidieron a Navarro a principios del 98, pero esa “destrucción”, que por cierto puso a la banda en un lugar muy incomodo, llevó a la “creación”, como reza ‘Californication’ en uno de sus versos. Los Chili Peppers estaban a punto de desintegrarse. El asunto de Dave Navarro había dejado a la banda en una situación muy precaria, no solo con el tema de las drogas, hubo episodios de agotamiento, adicciones de todo tipo y una lucha interna que hubiera despedazado a cualquier otro grupo. De acuerdo al bajista y miembro fundador Flea, solo había una forma de salvar a la banda: volver a juntar a los cuatro que diez años atrás habían conjurado la magia que fuera el “Mother’s Milk”. Con Navarro fuera de la banda, incluso hicieron algunas audiciones, pero intuían que el único guitarrista posible para orquestar un regreso realmente sonoro era John Frusciante, quien bastante malogrado, acababa de zafarse de una drogadicción severa, y estaba un tanto reticente con la atención y el esfuerzo que requeriría volver a tocar en una banda tan grande como RHCP. Aunque John Frusciante no es un miembro original de la banda, se le considera parte de la formación clásica junto con Flea, Anthony y Chad. A solo un año de la explosión del “Blood Sugar”, el guitarrista dio los primeros indicios de lo que luego sería una rampante adicción a la heroína que, sumada a su hostilidad hacia sus compañeros, comenzó a boicotear la trayectoria ascendente de la banda. Seis años después estaba claro que los cuatro se necesitaban los unos a los otros. Flea visitó a Frusciante luego de que este hubiera completado un período de tres meses en rehabilitación, y le ofreció su antiguo puesto de guitarrista. Jim Scott, designado por Rick Rubin para ser el ingeniero de grabación, confesó en 1999 que volver a hacer sentir cómodo a Frusciante en el proceso creativo fue el primer objetivo que se consiguió alcanzar en el garaje de Flea durante el verano del 98. El ingeniero, destacó que este proceso fue vital para cuando llegó el momento de grabar las canciones, cosa que efectivamente se produjo entre diciembre de 1998 y marzo de 1999, en los Estudios Cello en Los Angeles, California. «La banda estaba muy contenta con el sonido, pero todo lo que hice fue capturar la excitación en la misma sala», declaró el mismo Scott. «Grabamos 30 canciones en aproximadamente una semana, lo que es una gran cantidad de material. Estaban tocando muy bien, así que todo lo que tuvimos que hacer fue aterrizarlo, tanto así que recuerdo que hubo mínimos overdubs durante la grabación». Take it on, take it on Traer de vuelta a John Frusciante fue complicado, un reto que el grupo se propuso como mediadores y vigilantes en la última etapa de su rehabilitación, esto considerando que el mundo cotidiano del grupo es uno excesivo en estímulos. Con la certeza de que la psiquis de John no estaba preparada, se manejaron con suma cautela. Kiedis, en lo particular, empezó a escribir y a discutir con él los temas que serían los principales en la letras de este disco, esto para hacerlo sentir integrado en el nuevo proceso. La composición netamente musical, contaba nuevamente con estos dos pivotes para articular el tono sombrío de “Californication”, inspirado, por cierto, en las luchas de ambos con la drogadicción y, en general, el sentimiento de decepción de todo tipo. Las canciones se hacían cargo de temas como el deseo, el suicidio y, por supuesto, de la misma California. Lo que a la banda le cautivó del regreso de John era que, evidentemente, no estaba tocando a toda máquina aún y había optado. en cambio, por bajar un par de cambios y así desarrollar un estilo minimalista muy singular, que era el reflejo de un ser humano que había adoptado una nueva actitud de humildad frente a la vida. Había salido bastante magullado de todo aquello que lo embruteció por años, agradeciendo el solo hecho de estar vivo y asegurando de que no lo iba a arruinar todo de nuevo. Es raro pensar que los Red Hot Chili Peppers, en efecto, se comportaron en esta pasada como si no tuvieran nada que perder y tampoco que ganar. No les preocupaba más que el hecho de estar haciendo música por solo hacerla. El “One Hot Minute” fue el primer indicio de que la gente estaba perdiendo el interés y la fe en ellos. Y mientras montaban y ensayaban en el garage de Flea este nuevo material, empezaron a creer en ellos mismos, y la ansiedad de que la gente escuchase eso comenzó a crecer. With the birds I'll share this lonely viewin' A mediados de 1998, se tomaron un descanso de los ensayos para tocar su primer show con John de vuelta en el grupo. Como le habían prometido al Dalai Lama que estarían disponibles para participar en el Tibetan Freedom Fest, organizado por Adam Yauch de los Beastie Boys, en Washington DC, se pusieron manos a la obra. La noche anterior hicieron un concierto privado/sorpresa en un club solamente para ir soltando los músculos. Y cuando llegó el primer día del festival llovía de tal forma que hubo que evacuar todo el estadio y cancelar el resto de la jornada. Aquella noche, se realizó una reunión de logística en la que se llegó a plantear que, debido a estos contratiempos, algunos grupos tendrían que ser cancelados en la jornada del día siguiente, y considerando que RHCP fueron la última banda en ser anunciada para este concierto, serían ellos los que no podrían tocar. Habiendo viajado desde California, emocionados por hacer su primer gran concierto de “reunion” y frente a 90.000 personas, esto era una gran decepción. Sin embargo, apareció Pearl Jam al rescate: la banda de Seattle estaba supuesta a cerrar el show del segundo día del festival y Eddie Vedder había amenazado con bajar a Pearl Jam si es que no se le daba a los Chili Peppers el tiempo que se les había ofrecido para tocar. Un pequeño gesto que la banda nunca olvidó. De vuelta en Los Angeles, las canciones empezaron a sucederse una tras otra, excepto por una que costó mucho en cuajar: la primera en la que John y Anthony trabajaron antes de llegar a los ensayos mas formales en el garage de Flea (en rigor, la habían concebido en el muy despojado departamento de John). Era ‘Californication’. Kiedis había escrito unas letras que relataban sobre un viaje a Tailandia, otro más en búsqueda de abandonar las drogas, eso en un momento en el que era inconcebible pensar que John podría estar de vuelta en el grupo. Una de las cosas que les llamó la atención fue que, al viajar por lugares tan distantes y exóticos –como Tailandia o Indonesia–, cayeron en cuenta que la cultura americana o estadounidense había empapado todos estos destinos. Anthony, de alguna forma, supo que esa era la canción, la que le daría el nombre al disco, era la belleza, la tristeza, la tragedia, la gloria, todas amarradas en un tema. Por eso la defendió tanto cuando a la banda se le estaba haciendo complicado el poder ensamblarla. A finales de agosto del 98, ya habían completado doce canciones, ‘Scar tissue’ era una de esas canciones que aparecen de la nada con una referencia algo lateral a Dave Navarro, el denominado “rey del sarcasmo”. Cuando la interna de los Chili Peppers se dio cuenta que el sarcasmo no era una muy recomendable forma de humor, sino más bien algo destructivo, fue cuando respiraron aliviados por no tener que lidiar mas con Navarro. Fue la primera real evidencia de la felicidad de vivir o la de levantarse de las cenizas como el ave fénix, que la banda expresó en canción, con cita al libro Juan Salvador Gaviota. Antes, los discos de RHCP, y sus letras en particular, se hacían cargo de los aspectos más divertidos de la vida, y aquí, de pronto, estábamos frente a un grupo que quería abordar con madurez los lados más oscuros de la existencia. ‘Scar tissue’ seria el tema que los presentaba de vuelta en mayo de 1999. California King Era tiempo también de ver el asunto del management. Si bien es cierto que hasta este punto, les importaba bien poco el no contar con un manager, ahora que se había producido el hito de la reunión del cuarteto era tiempo de generar una alianza que probó ser histórica para el grupo. Q Prime Management, los tipos que trabajaban con Metallica y que habían operado en diferentes niveles en las carreras de, Madonna, Courtney Love y Smashing Pumpkins. Aquí es donde aparece también el tema de Rick Rubin y la producción del disco, porque aunque el grupo había tenido gran éxito con él, de todas formas consideraron otras opciones. Una era Brian Eno, a quien ya habían considerado antes y siempre se negaba. Otra fue David Bowie, que respondió con una nota que explicaba, con mucha gentileza, que tenía otras cosas que hacer con su carrera. La reticencia de trabajar con Rubin era algo tan entendible. Sentían que el productor no les prestaría suficiente atención, porque siempre estaba trabajando en cinco o seis proyectos diferentes, aparte de ser él mismo, el presidente de su propio sello disquero. Fue aquí cuando también se contactaron con Daniel Lanois, quien tampoco pudo porque estaba ocupado con U2. Sin embargo, generosamente, les prestó su estudio para que grabasen las canciones que ya tenían finalizadas, siendo estas, en palabras del propio Lanois, las primeras luces respecto a lo vibrante y potente del material en el que estaban trabajando. That life is beautiful around the world Con el disco ya editado, los Red Hot Chili Peppers participaron en dos hitos del último año del siglo: tocaron en Woodstock 99 tributando a Jimi Hendrix, con ‘Fire’, lo que produjo una polémica, ya que se entendió como una incitación para que la gente que asistió a aquel concierto –conmemorativo de la paz y el amor– quemara todo lo que encontraron a su paso. Y en una nota más afortunada en ese mismo mes de agosto, participaron en la inauguración de MTV Rusia, con un concierto gratuito en la Plaza Roja de Moscú, el cierre de la era en la que Rusia se había despertado –el Glásnost– y a una nueva idea de lo que la nueva apertura implicaba, el acceso a este tipo de bandas que nunca habían visto antes. Esta voz significa transparencia o franqueza, y digamos que también fue una política promovida por la interna de la banda en estos años. “Californication” debutó en junio de 1999, y fue inmediatamente reconocido como el disco más maduro de la banda hasta la fecha. Los críticos y los fans que no habían recibido bien el “One Hot Minute” se regocijaron en tanto al lado más suave, quizá porque era evidente lo de esta nueva humanidad de los Peppers, y por cierto cinco o seis singles catapultaron a la banda de vuelta en las listas, y con un aire nuevo que duraría hasta prácticamente el año 2005. ¿Que tan bien le fue a Californication? Estruendosamente bien. Solo revisemos algunos de sus hitos: es su álbum más vendido de todos los tiempos, superando a “Blood Sugar” por un par de millones de copias. Categorizado platino en todo el mundo desde su lanzamiento. De los 24 países en que fue publicado oficialmente, llego al #1 de las listas en ocho de ellos, y llegó al top 10 en otros diez. Este es un ejemplo clásico de un álbum tan ineludible, básicamente porque se supone que casi todos tienen (o tuvimos) una copia. En rigor, este regreso de los Red Hot Chili Peppers solo puede ser comparado con el de otra banda que casi se autodestruye en los 70 y, sin embargo, para 1989 estaba ahí para contarlo: Aerosmith. En cosa de meses, los californianos renacieron y sortearon una década más con la misma formación. Visto desde este prisma, “Californication” es el álbum que salvó a la banda. Fue una oportunidad de redención y reinvención que el grupo abrazó con todas sus fuerzas. Hoy resulta evidente que la banda se ha dejado estar desde hace un tiempo. A más de una década que John Frusciante dejara el redil por segunda vez, casi no tienen nada nuevo que mostrar. Si hemos de volver a un disco donde el grupo por última vez reflejó al espíritu cultural de su tiempo, ese es “Californication”. El lanzamiento de un álbum de RHCP en aquellos años solía ser un evento. Ahora, resultan una mera anécdota. Este fue su penúltimo batatazo (luego vendría “By The Way”) y, 20 años después, sigue siendo un gran espectáculo el ser testigos del ajetreado sueño de la californicación. Una breve reseña Desde la apertura de ‘Around the world’ hasta el cierre de ‘Road trippin’, “Californication” supera fácilmente a su predecesor en términos de energía, vitalidad, creatividad y convicción. ¿El mejor momento de la banda? Algunos podrían argumentar que lo es. Una colección de canciones más madura pero que aún y todo tiene la urgencia del funk, una sólida escucha de punta a cabo, incluso al revisitarlo hoy tras 20 años. Para ser honestos, la mitad de “Californication” apenas necesita ser revisado: varias de las canciones de este disco se lanzaron como singles, rankeando entre las más queridas del público. Cinco canciones del álbum están en sus “Greatest Hits” de 2003, y de las 10 canciones más tocadas en la historia de sus conciertos, cuatro son de este disco. Teniendo en cuenta que estas canciones fueron tan ferozmente mediáticas en el cambio de siglo (1999-2000), tal vez podríamos habérnosla pasado sin escucharlas por el resto de nuestros días. Sin embargo, ahora que lo hacemos, nos damos cuenta que tienen su lugar imperecedero, hasta se agradece el volver a reencontrarlas una vez más. Y es que comienzas a captar ciertos aspectos que habían pasado desapercibidos en su momento: la interacción del bajo de Flea y la guitarra de John Frusciante en ‘Otherside’ y ‘Californication’, por ejemplo, no tienen parangón alguno al día de hoy. O el factor humano que se siente en el beat de Chad Smith, sobre todo ahora en un tiempo de puras cajas de ritmos y clics. Y lejos de su frenesí habitual de mono sexy que acaba de descolgarse de un árbol para aparearse, Anthony Kiedis, en ciertos momentos claves, también aprovecha estas canciones para procesar su dolor y despedir a amigos como Kurt Cobain y al ex guitarrista de la banda, Hillel Slovak. En la estrofa que abre ‘Around the world’, Kiedis suena jactancioso cuando aúlla “I’m in my prime”. Sería fácil considerar esto como otra simple línea arrogante y hasta desechable, pero viniendo del “Californication”, y como lo vemos ahora, honestamente lo creemos. Encuentra este contenido en nuestra revista Rockaxis. Tags #Red Hot Chili Peppers #RHCP #Californication #Anthony Kiedis #Flea #John Frusciante #Chad Smith Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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