George Harrison: el guitarrista Legado y leyenda del ícono inglés Viernes, 26 de Noviembre de 2021 (Artículo publicado originalmente en noviembre de 2011) Pudo haber sido el más silencioso, el místico, el que tenía más onda, el mejor corte de pelo o lo que sea que se le ocurra a los que creen que en la caricatura y el dato frívolo está la clave para entender el ADN artístico de The Beatles. Pero lo realmente importante, lo que asoma con total nitidez al cumplirse una década de que decidiera partir al otro mundo con sólo 58 años de edad, es que George Harrison fue un guitarrista excepcional y quizás sea ese el único rasgo personal sobre el que aún vale la pena discutir. Por Mauricio Jürgensen Generalmente a Harrison se le recuerda por la importación de la cítara al mundo del rock, su conversión al hinduismo y la composición de temas como ‘Here Comes the Sun’ y ‘Something’, ambas de 1969. También por haber sido pionero en las causas benéficas del rock (a partir del concierto por Bangladesh, en 1971) y por haber integrado junto a una legión de inmortales como Bob Dylan, Jeff Lynne, Tom Petty y Rob Orbison, el grupo The Traveling Wilburys entre 1988 y 1990. Pero Harrison fue un tipo que no la tuvo fácil a la hora de dar con una voz propia. El temprano adiestramiento de The Beatles en Hamburgo, entre 1960 y 1962, le debe haber dejado las cosas claras al que era el más joven del grupo: que al lado de esos dos monstruos llamados Lennon y McCartney, el hombre tendría que esforzarse si quería empezar a meter canciones propias en los discos de la banda. Y no sólo eso. Relegado al papel del guitarrista rítmico, Harrison también tuvo que buscar protagonismo frente a un compañero de banda como McCartney, que además era un gran bajista con líneas que incluso hoy son consideradas revolucionarias por su vocación melódica. En esa primera etapa, sin embargo, el guitarrista se las arregla para meter un solo alucinante en ‘A Hard Day's Night’ (1964) -quizás uno de los solos más influyentes de la historia- y adorna con elegancia ‘Can't Buy Me Love’, también del ‘64, asumiendo un papel secundario, pero siempre aportando profundidad. También de esa época, en rigor de 1963, asoma el elegante solo de Harrison para la canción ‘Till There Was You’, destilando inspiración latina y fina ejecución con la guitarra acústica. En un listado reciente de la revista Rolling Stone, Tom Petty revelaba que Harrison alguna vez le contó que el riff que hizo para ‘You Can't Do That’, otra de la cosecha del ‘64, lo inventó sólo porque estaba ahí y pensó "tengo que hacer algo". Quizás eso grafica que George que no buscaba esconderse, sino convertirse en el artesano que enriquecía todo lo bueno que la dupla Lennon/McCartney firmaba en esa época. Harrison era un fanático declarado del guitarrista Carl Perkins (pionero rocanrolero de la factoría de Sun Records y autor de Blue Suede Shoes) y fue por eso que su primer sonido estuvo más ligado al country que al blues que definiría su estilo, ya en la madurez musical de The Beatles y en el despegue de su carrera solista con All Things Must Pass (1970). Sin embargo, exploró antes que ningún colega de las seis cuerdas las posibilidades de la distorsión guitarrera. Taxman (1966), por ejemplo, adelanta un sonido que el trío británico Cream, a quienes se les atribuye un rol clave en la evolución del rock duro, empezaría a explorar recién a partir de su segundo disco, “Disraeli Gears” (1967). Lo otro fue la elección de sus instrumentos. Aunque partió equipado con distintos modelos de la marca Gretsch y amplificadores Vox, George Harrison marcó el rumbo de muchos guitarristas como Roger McGuinn, de The Byrds, con el sonido de la Rickenbacker de 12 cuerdas que ocupó para “A Hard Day’s Night” (1964). Fue un sello “beat” que la prensa británica calificó como “el arma secreta de The Beatles”, tan definitorio como el timbre de la Fender Stratocaster que ocupó para la grabación de “Rubber Soul” (1965) y que se distingue claramente en ‘Nowhere Man’. Por cierto que fue en ese mismo disco donde tocaría cítara en ‘Norwegian Wood’. Lo notable del asunto es que todo esto lo hizo uno que postergó su vanidad para trabajar en silencio. Calladito, como hacen los artesanos y los que saben que la mejor forma de crecer es concentrarse en lo que importa. A diez años de su partida, George Harrison todavía nos da clase. Tags #George Harrison #The Beatles Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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