Wilco: Tratando de romper tu corazón Martes, 04 de Octubre de 2016 A Wilco las etiquetas le llueven para intentar clasificar su música, pero el grupo de Chicago cree que todo se reduce a rock and roll. El 12 de octubre por fin llega a Santiago la banda que ha puesto en circulación algunos de los mejores álbumes estadounidenses de las últimas décadas. Hay un paralelo con la fábula de la liebre y la tortuga entre la carrera de Wilco y otras instituciones estadounidenses de los últimos 20 años como Queens of the Stone age, Weezer, Foo Fighters, o los sobrevivientes del grunge Pearl jam y Soundgarden. Aquellos nombres resuenan rutilantes y masivos, en algunos casos suscritos a una gestualidad épica más cerca de la pose que la verdadera inquietud creativa. Wilco, que jamás ha tenido algo parecido a un hit y cuyos integrantes difícilmente son reconocibles por fisonomía -parecen empleados promedio reunidos en torno a una cerveza-, no solo mantiene una discografía sin pausas desde 1995, sino que cada título confirma un talento increíblemente elástico, como si cruzar estilos fuera un asunto natural. El grupo de Chicago liderado por el cantante y guitarrista Jeff Tweedy, único miembro estable junto al bajista John Stirrat, se resiste a la categorización alt country y la etiqueta americana, como hace rato el mote de versión-estadounidense-de-Radiohead, resulta parcial y estrecha. Mientras los ingleses se empecinan por la abstracción y la distancia, Wilco aún defiende y practica el formato canción desnudándolo hasta la médula, tal como ocurre en su última entrega Schmilco, editada este mes. No respondemos a ninguna etiqueta que nos pueda poner la prensa, declaró recientemente Tweedy al diario argentino Clarín. Pienso en Wilco como en una verdadera banda de rock and roll. No me interesa más que eso. La biografía del grupo confirma que Wilco es rock. Su historia incluye peleas y despidos, abuso de drogas, rotación de personal, un integrante muerto, y un incidente que pasó a los anales del negocio de la música. Formado en 1995 tras la separación de Uncle Tupelo, conjunto pionero en el maridaje de raíces country con toques de punk rock, Wilco debutó con el guitarrero A.M (1995) para luego sorprender con el carácter experimental de Being There (1996), el álbum con el que empezaron las alabanzas y las comparaciones con el quinteto de Oxford. En el siguiente, Summerteeth (1999), el equipo creativo entre Jeff Tweedy y el guitarrista y multiinstrumentista Jay Bennett funcionó de maravilla, incorporando con clase la influencia monumental de The Beatles y Pink Floyd. Sin embargo, para el sello Reprise las ventas eran magras. Si A.M. había despachado 150 mil copias para luego doblar la cifra en Being There, las 200 mil unidades de Summerteeth desilusionaron a la discográfica. Esa presión llevó a que el siguiente título, Yankee Hotel Foxtrot (2001), se convirtiera en un verdadero suplicio por varias razones. Primero, la relación entre Tweedy y Bennett se fue al carajo -terminó despedido-, y se puede apreciar en el descarnado documental I Am Trying to Break Your Heart: A Film About Wilco (2002). Allí también se registra ante las cámaras un hito en el currículo de la banda, incidente que pasó a la historia de la industria musical: el sello rechazó el disco por considerarlo poco comercial. Entonces Wilco recuperó los derechos sobre el álbum, lo colgó en internet cuando nadie lo hacía y Nonesuch, subsidiaria de Warner (tal como Reprise), les ofreció contrato. Se convirtió en disco de oro, la prensa reparó en el absurdo de que dos compañías del mismo dueño reaccionaran de manera diametral ante el producto, y conquistó unánime a la crítica, que hasta hoy considera la placa como una de las obras mayores del rock estadounidense de este siglo. He batallado un montón en mi vida con la idea del artista torturado, dice Jeff Tweedy cuando le preguntan si sus adicciones y padecimientos físicos le convirtieron en un mejor creador. A los 49 años Tweedy luce recuperado. Desde la niñez sufrió migrañas permanentes que le hicieron perder un montón de clases. Proveniente de un hogar donde su padre diariamente despachaba una docena de latas de cerveza, la bebida fue su primera adicción en los años junto a Uncle Tupelo. A muy temprana edad sabía que era un alcohólico aún sin haber bebido. Cuando dejé de tomar pensé que estaba salvado de por vida, pero esa no es la manera en que las adicciones funcionan. Cuando Wilco ya estaba en marcha y ganaba rápida reputación, Tweedy seguía batallando con permanentes dolores de cabeza. Recuerdo que pensé, Dios mío, esto es lo que ocurrió cuando la gente comenzó a escribir sobre el infierno. Esto es lo que estaban tratando de contar, esta es la razón biológica por la cual el infierno existe. El músico se hizo dependiente del Vicodin y la morfina. En paralelo fumaba sin parar hasta que uno de sus hijos le rogó que abandonara el vicio exigiéndole la firma de un documento. Solo en 2005 tras las sesiones del álbum A ghost is born, fue diagnosticado con ataques de pánico y el tratamiento consiguiente permitió su recuperación. Es muy dañina la mitología en torno a la idea de que el arte es un producto del dolor, se supone que hay algo así como el dolor inspirador. Yo lo miraba de esa manera, pensaba que una parte de mi no podía crear sino tenía problemas, como si eso estuviera bien. Por lo mismo Jeff Tweedy no considera que sus mejores canciones provengan de sus años de enfermedad y adicción. Creo que debería renunciar si no creyera que lo estoy haciendo mejor. No se si hago mejores canciones pero siento que disfruto más lo que hago. Mientras más haces música no hay manera que puedas competir con tus primeros discos, y cómo fascinaron a la gente porque el tiempo les liga emocionalmente. En cambio un disco reciente es inmediato. Y algo inmediato nunca puede acumular las mismas emociones que algo antiguo. Casi todo lo que he hecho ha sido considerado un golpe de suerte, se queja Tweedy respecto de cómo se evalúa su trabajo musical. Dice que tras Being There se aseguraba que nunca más podría repetir un álbum así; que a la altura de Summerteeth el crédito era para Jay Bennett -fallecido en 2009-, y que el éxito y la reputación de Yankee Hotel Foxtrot correspondía a uno de sus colaboradores habituales, el reputado Jim ORourke, productor y miembro ocasional de Sonic youth. El músico mantiene actividades paralelas como el proyecto Sukierae (2014), dúo con su hijo Spencer en batería, la producción de dos álbumes de la leyenda del R&B y soul Mavis Staples, más los planes de retomar Loose Fur, un trío junto a ORourke y el baterista de Wilco, Glenn Kotche. Marcelo Contreras Encuentra este contenido en nuestra revista. Tags #Wilco # Wilco # Jeff Tweedy # Nels Cline Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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