Los Prisioneros

(Publicado originalmente en 2020)

 

1990. EMI

Se cumplieron 30 años de “Corazones”, el cuarto disco de Los Prisioneros y último de su etapa más emblemática.

La renuncia de Narea en 1989 por diferencias personales y artísticas con Jorge González -por ejemplo, el gusto de este último por melodías como el techno pop-, funcionan como antecedentes en este trabajo lleno de emociones: amor, desamor. Obviamente también la crítica y acidez.

Tras la salida del guitarrista, se grabaron las primeras ideas en el estudio de otro ícono de la música chilena: Carlos Cabezas. Sin embargo, las instalaciones de Konstantinopla no dieron con el sonido que buscaba el sanmiguelino, llevándolo finalmente en Los Angeles (California), con el fin de registrar todas las canciones. En lo práctico, este es el primer disco solista de Jorge González, quien maneja totalmente el punto creativo. Fue producido por él y el argentino Gustavo Santaolalla, para quien fue el arranque de una gran labor en la producción, colaborando posteriormente con Café Tacvba, Julieta Venegas, Molotov, Bersuit y Juanes.

En mayo de un lejano 1990, "Corazones" llegó a las calles por EMI. El trabajo consiguió platino a las pocas semanas de lanzado y es una influencia muy fuerte en los compositores de hoy. Gracias al gigantesco éxito de este álbum, tanto en Chile como en el resto del continente, nadie pudo evitar el show de Los Prisioneros en el Festival de Viña -tras ser vetados en el pasado-, un paso gigantesco para el reconocimiento a gran escala. El 2008 fue nombrado número 9 en la lista de los 50 mejores discos chilenos de todos los tiempos.

Sin introducciones, el álbum inicia con un emblemático. En 'Tren al sur', González se sumerge en temas más personales, rodeado de sonoridades muy deudoras de exponentes como Depeche Mode. Es una elaborada creación, ideal para el momento que se vivía al principio de los 90 y a cualquiera que desee sentir un poco de nostalgia. En la instrumentación encontramos claramente programaciones y teclados típicos de la época, conviviendo con instrumentos naturales de cuerda y detalles de percusiones que provocan el efecto del viaje. Toda una novedad en la propuesta. Una cortina de piano nos lleva enseguida al extraño mundo de 'Amiga mia'. Si hay algo precioso del idioma español es la fuerza y la cantidad de condiciones con las que se puede jugar. Jorge González en esta canción logra esa mezcla de una poesía cruda -ya marca de la casa-, con las palabras perfectas para hacerte sentir el personaje, la crudeza y la fuerza, que estremecen la imaginación. En la música nos sorprende un solo de guitarra sintetizado que podría provocar opiniones diversas.

¿Recuerdan la serie de Chilevisión? 'Con suavidad' nos habla de lo que no se vió, aunque ya a estas alturas todos sabemos de qué se trata. La canción nos lleva aún más al pasado y ya parece que estuviéramos disfrutando de Sandra, Dead or Alive, Erasure y toda la música de fines de los 80, que deslumbraba a González en esa época .Una hermosa canción pasional que incluso hoy suena real y vigente.

Sobre 'Corazones rojos', cómo no recordar las tardes donde sintonizábamos a un joven Jorge Aedo presentando el nuevo clip polémico de Los Prisioneros, porque si entendemos de que en ese tiempo la bandera era un "objeto sagrado", podemos sumar la letra, los niños y haber dejado un cóctel escandaloso. Pero la nueva década ya comenzó y el single simplemente explotó, la cual en un principio fue creada para La Cleopatras, colectivo de performistas amigas de González, integrada por Patricia Rivadeneira, Jacqueline Fresard -ex esposa del músico-, Tahía Gómez y Cecilia Aguayo, quien ingresó al grupo como tecladista.

En ‘Cuéntame una historia original’ encontramos una situación de conversación, un sermón un poco incómodo característico de Jorge González, en un fondo plano donde solo el coro gracias a sus arreglos alcanza la emotividad. 'Estrechez de corazón' es una canción que no necesita presentaciones, quizás la producción más grande que ha hecho Jorge González en toda su carrera, ícono en el repertorio del grupo, dejando una huella absoluta. Un tema pop completo, una gran instrumentalización, un coro inolvidable y un final épico. En 'Por amarte' encontramos nuevamente la influencia del período 86-87, tomando elementos de la electrónica y el techno pop de dicha década.

'Noche en la ciudad (Fiesta!)' representa los últimos suspiros de la dictadura militar y la cultura del supuesto sueño americano, implantada con sangre en Chile como en muchos otros países. Con su pluma severa, Jorge González hace gala con sus comentarios filosos acostumbrados y de muy buen tino concluyendo con la frase ícono al final de su rap (otro ritmo en boga creciente durante esos años). Una canción de fiesta, muy bailable y ya con un sabor más noventero. El último track del disco, 'Es demasiado triste' nos habla del futuro de Jorge González como solista, pues suena casi como un puente directo a su canción 'Fé' de 1993, un marcado ritmo de vals y una composición más suave muy del estilo de lo que sería su siguiente creación como solista. Sin duda un disco infaltable en todos los hogares, fanáticos o no, esto es un documento histórico de la música chilena y considerando el momento en el que se creó sin duda fue un trozo de frescura y vanguardia en la cultura nacional. Deberían enseñarlo en las escuelas.

Vanesa Ríos