Muddy Waters Hard Again Lunes, 10 de Enero de 2022 1977. Blue Sky Records El blues ya es a estas alturas la música clásica del siglo XX. No sólo es el antecedente de todo lo que escuchamos hoy en día, sino que sumergirse en su mundo significa un enamoramiento y un viaje de esos definitivos. Experiencias que cambian la vida, incluso. El problema es que de los viejos estandartes, y por un asunto de épocas, no son muchos los largaduraciones que podemos comentar aquí y/o que califiquen como clásicos. En la década del 50 (y las anteriores), las ediciones eran de un par de temas, el tradicional “single”, lo cual suele confundir a las más nuevas generaciones. De la era de los álbumes, en los sesentas tuvimos nuevos bluseros que encantaron a multitudes con sendos largos, que les valieron un lugar en la historia. Lo curioso es que para encontrar un LP auténticamente clásico e inmortal del más importante blusero de todos los tiempos tenemos que viajar a 1977, el año del punk. Y es que este “Hard Again”, del indescriptible Muddy Waters, es un tesoro, ni más ni menos que 20 años después de que los años dorados de Muddy se opacaran (no olvidemos que ya está comentado el “They Call Me Muddy Waters”, aunque más como introducción a su historia que como review). Quién más sino el más grande del estilo para levantar la voz en tiempos de anarquía, simplemente para señalar que la música del alma es inextinguible, y sus encantos, irresistibles. Más que un comentario del disco, este también es un homenaje a Muddy Waters. Uno de los músicos más influyentes de la historia de la música popular, dueño de un talento, un carisma, y más aún, una voz, que te cortan la respiración. Una demostración que para ser un gran músico no es necesario ni ser un tremendo compositor ni un virtuoso instrumentista: también sirve ser genial. No un genio, sino genial, que no es lo mismo. Ahí está Muddy, genial, inigualable, desde sus mejores tiempos en Chess Records en los cincuentas hasta sus últimas luminarias, en los setentas. Yo no lo internalicé hasta hace muy poco, pero no se les olvide nunca que aunque no hayan existido los Lennon y McCartney, los Dylan, los Jagger, Hendrix, Clapton, Bowie o tantísimos otros, todavía quedaría la música de Muddy Waters en los registros; todavía sería capaz a través de su voz y su guitarra de conquistarnos, y de hacernos sentir vivos. Ciertamente, en 1977, Waters ya no tenía mucho nuevo por ofrecer. Su labor ya estaba hecha. Pero era una época en que la siguiente generación de bluseros y rockeros ya había llegado a la cima, y casi en un esfuerzo conjunto y tácito, decidieron rescatar y darle la tribuna que merecía a su gran ídolo. Una estrella que no actuaba como tal, que encantaba con su sencillez y eterna disposición a trabajar. De ese modo, Muddy se cambió de sello, de Chess a Blue Sky Records, y fue recibido por un compañero de casa discográfica, Johnny Winter, quien le persuadió a grabar un disco que revitalizara su sonido y su legado, con el mismo Winter ayudando en guitarra y a cargo de la producción. Muddy, como tantas otras veces en su carrera, dijo “OK”. Y ahí comienza la historia de “Hard Again”. Una historia más bien corta, pero intensa. Corta, porque fueron sólo un par de días de grabación, en que Waters juntó a los músicos que le habían acompañado en los últimos años, para dar forma a una banda de apoyo de lujo: el único digno sucesor de Otis Span, “Pinetop” Perkins, al piano; Bob Margolin y Johnny Winter en guitarras; James Cotton en harmónica; además de “Big Eyes” Smith en la batería y el bajista de la banda de Cotton, Charles Calmese. Ni siquiera ensayaron. Las canciones que grabaron eran todas del corral Morganfield-Dixon, o adaptaciones de viejos cortes revitalizados por Mud. Contrario a lo que muchos piensan e incluso válidamente podrían suponer, Muddy prácticamente no toca guitarra en el disco, cediendo todo el terreno para un a veces tapado Margolin (cuesta acercarse a sus acordes con Cotton en un rol tan protagónico) y el justiciero Winter. Dentro de lo que el gran jefe quería lograr con este disco era recapturar la vibra de sus mejores temas de veintitantos años atrás. Para eso, ordenó que se colocara un micrófono ambiental, que registrara la comunicación entre los músicos, en un elepé que fue grabado casi íntegramente en vivo. Es por eso que se escuchan conversaciones, gritos de éxtasis, y más de alguna risa en los tracks. Y a la larga, uno no lo asocia a los años de triunfo en Chess, sino que deja aquello de lado, y asimila esta vida propia sintiéndose parte de la experiencia que es “Hard Again”. Cuando en 1976 Muddy entró a grabar estos temas, tenía 61 años. Y escúchenlo cantar ‘Mannish Boy’, la mejor grabación de blues de toda la década del setenta. Es increíble la fuerza de esta versión, con los gritos de Johnny de alguna manera empujando la performance de Waters hasta el cielo, forzándolo a tirarle su masculinidad en la cara a todo el planeta, con ese verso que con su intensidad me descascara la piel: “I’m a maaaaaaaaiiin”. Es tan demoledora que Cotton hace olvidar al Jimi Hendrix de la harmónica, Little Walter. Veintiún años existen entre una y otra ‘Mannish Boy’. Y ambas, cada una con su contingente y producción, son volcánicas. Pero yo me tomo la licencia y me quedo con ésta. Porque es en buena medida la canción que hace volar el resto de “Hard Again”. ‘Bus Driver’ es sensacional, con la humedad del más nuboso y humilde de los rostros de Chicago. Más que una canción, esta es la identidad del sonido de Muddy que sale por cada nota. Mucho más liviana, pero también adictiva, es ‘I Want to be Loved’, original de Willie Dixon, y que hace sonar a Waters mucho más luminoso que en sus mejores años. ‘Jealous Hearted Man’ sacude los parlantes de las guitarras, y cede merecido protagonismo a la harmónica y el piano, en otro corte mortal. No dejemos de mencionar que este disco suena sensacional, pero que además tiene un elemento mágico, de que no oculta que los músicos están tocando cara a cara, y no hay intención por limpiarles el rostro. Para qué, si ellos no se lo ensucian. La monumental re-invención de ‘I Can’t Be Satisfied’ así lo demuestra, con un heroico desempeño de Johnny en la acústica. Un tema desenchufado justo en el medio del disco, para aportarle equilibrio y matices a una placa que triunfa una y otra vez. Si una canción se llama ‘The Blues Had a Baby and They Named It Rock and Roll’, hay poco más que decir. El padrino defiende a su música, con una convicción tal que el silencio es el mejor reconocimiento. Además, Muddy redondea su concepto, citando a sus músicos (hasta a Otis Spann), mientras los distintos solos se cuelan por todos lados. ‘Deep Down in Florida’ le da la hondura sónica que a otros temas podía faltarles, mientras que el riff de ‘Crosseyed Cat’ seduce sin siquiera presentarse. En temas así, con 6 minutos de duración, podemos percibir como Muddy dirige a sus músicos, va presentando a quien hace un solo, y al mismo tiempo convive con el conflicto interpretativo de sus músicos, que en algunos casos improvisan y, nuevamente, terminan entonando victoriosas melodías. ‘Little Girl’, por último, representa una de las más conocidas facetas personales de Waters, y es un cierre a la altura de un disco perfecto. Lo último que creo necesario de remarcar de “Hard Again” es que simboliza otra situación común en la carrera de Muddy Waters: que no todo el mérito era de él. Que sus músicos tenían mucho que decir, aportando a un sonido que hizo escuela. Pero, por otro lado, ni en el mejor de sus días, estos músicos eran capaces de alcanzar las alturas de Muddy. Le pasó a James Cotton, por citar el ejemplo más claro. Le pasó a Pinetop Perkins, a Otis Spann, a Junior Wells, a Jimmy Rogers, e incluso a Little Walter. Todos ellos hicieron carrera, en varios casos con notables resultados. Pero nunca como cuando hacían de soporte para el gran jefe de jefes. Cerremos con una exageración, pero que bien grafica el valor de Muddy Waters en la historia de la música. Si ésta fuese justa, Muddy Waters debería aparecer en los créditos o los agradecimientos de cada uno de los discos publicados del 60 en adelante. Así de simple. Así de grande fue. Gracias a él por atreverse a cambiar los tiempos. Y creo que a todos nos pasa que una vez que descubrimos su catálogo, nos nace de manera natural otro agradecimiento. Gracias por cambiarnos la vida, viejo. Juan Ignacio Cornejo K. Tags #Muddy Waters # Hard Again # Johnny Winter Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. Ultimos Contenidos Rock Noticias Agendan shows sinfónico de Jesucristo Superstar Lunes, 20 de Marzo de 2023 Rock Galerias Armagerock VI Lunes, 20 de Marzo de 2023 Rock Galerias Lollapalooza Chile 2023 - Día 3 Lunes, 20 de Marzo de 2023 Rock Noticias Agendan el debut en Chile de Peter and the Test Tube Babies Lunes, 20 de Marzo de 2023 Rock Shows Lollapalooza Chile 2023: mar de gente Domingo, 19 de Marzo de 2023 Rock Noticias Talking Heads: ''Stop Making Sense'' vuelve a los cines Domingo, 19 de Marzo de 2023 Rock Galerias Lollapalooza Chile 2023 - Día 2 Domingo, 19 de Marzo de 2023 Rock Clásicos Depeche Mode Domingo, 19 de Marzo de 2023