Bruce Dickinson

(Publicado originalmente en 2011)

 

1990. Sony Music

La ambiciosa y magnifica superproducción conceptual “Seventh Son Of A Seventh Son”. Número uno en las ventas de Gran Bretaña. Cuatro singles Top Ten. La monstruosa gira mundial entre mayo y diciembre del ’88. Y una escenografía eclipsada sólo por la del “World Slavery Tour ’84-‘85”. Teloneados por Megadeth, Guns ‘n’ Roses, W.A.S.P., Ace Frehley's Comet, Helloween. Cabeza de cartel en la versión de Castle Donington más grande de la historia. El Wembley a todo reventar. Por partida doble...

¿Qué más? Iron Maiden terminó este ciclo como la superbanda del Heavy Metal, en el pináculo de su creatividad. Se escribió historia, se forjó leyenda, pero también, se derramó sangre y se agotó la energía. Casi la motivación. Adrian Smith optó por irse y Bruce Dickinson, para despejarse de la tarea, decidió salir a recreo...

Un destino fue la esgrima. Cierto, la practicaba de hacía años, pero para volver a convertirlo en un reto digno de atención exclusiva, empezó a entrenar el florete con su brazo menos hábil, el izquierdo, y terminó séptimo en la temporada ’89. Otro fue la literatura, y escribió Las Aventuras de Lord Iffy Boatrace, una aclamada sátira humorística de la alta sociedad británica. Además Bruce hizo conciertos benéficos, grabó la canción ‘Bring Your Daughter... ...To The Slaughter’ para una película y, como aún contaba con tiempo, aburrido un verano, decidió hacer su primer disco solista.

Se nota que “Tattooed Millionaire” es un relajo total porque es el doble opuesto de “Seventh Son Of A Seventh Son”, un disco de Rock ‘n’ Roll simple, pero entretenido, sin altas pretensiones más que sólo bromear un rato. Bruce Dickinson se regodea en los clichés del Hard Rock, recurriendo destempladamente a esas mismas frases hechas para atacar los vicios de la industria rockera. El tema título llega a ser insolente casi, burlándose de la escena de Los Ángeles y sus decadentes bandas Hair Metal, sus vanidades y excesos, quitándoles sus propias armas para dispararles a cara descubierta. ¿Y saben? Bruce sí que supo cómo usarlas, porque hasta hoy, 17 años más tarde, ‘Tattooed Millionaire’ sigue funcionando sorprendentemente, hasta el cowbell del verso, a diferencia de los últimos hits glam que se ridiculizaron apenas salió el fenómeno del Grunge.

Qué decir de ‘Dive! Dive! Dive!’ donde Bruce se contagia con algunos tic nerviosos de Axl Rose, o de la nunca seriamente ponderada ‘Lickin’ The Gun’, sólo que su versión en vivo del video “Dive Dive Live!” suena mucho más impúdica y arrebatada. Es curioso que en “Balls To Picasso” (1994), el sello tuviera que obligar a que Bruce escribiera una canción a lo Aerosmith, ‘Shoot All The Clows’, cuando en “Tattooed Millionaire” hizo al menos aquella y ‘Zulu Lulu’. Pero es entendible, ya que luego de su partida de Maiden, la cosa debía ponerse más grave.

A pesar de los chistes, el álbum empieza con un ‘Son Of A Gun’ de carácter oscuro y épico casi como se tratara de Iron Maiden, con quiebres de acústico a coros poderosísimos. De hecho, es sorprendente que Steve Harris le haya pedido ‘Bring Your Daughter... ...To The Slaughter’ para grabarla en “No Prayer For The Dying” en vez de esta, ya que era Maiden natural, aunque el jefe no se equivocó, porque así la doncella logró el, hasta ahora, único single número uno en su país.

Pero en fin. Si hay seriedad en “Tattooed Millionaire” es debido a que fue una instancia fundamental para el guitarrista Janick Gers. Bruce habló con él y, al saber que tenía ganas de vender sus instrumentos y retirarse, lo invitó al proyecto. ¿Qué sería de Janick si no hubiese participado? No estaría hoy lanzando su guitarra por los aires ni bailando con ella en escenario. Es sabido que gracias a este trabajo, y la resultante recomendación de Dickinson, llegó a Maiden como reemplazo de Adrian Smith. Quizás para Bruce, el álbum haya sido una rascada de narices, mas para Gers, un empujón espectacular. Además, los dos escribieron juntos ocho de las diez canciones del disco. Lo mismo para Andy Carr, músico rechazado en audiciones que el cantante rescató porque “no necesitaba un virtuoso, sino un bajista sólido de Rock ‘n’ Roll”.

“Tattooed Millionaire” también tiene un lado sensible, reflexivo y sencillamente mágico. Aquí resalta la increíble ‘Born In ‘58’, canción que bien pudo haber estado en algún disco de Bryan Adams o cualquier gran banda melódica de rock más suave. Es tan ingenua, tan sincera, tan sencilla, que emociona, que da nostalgia de recuerdos ajenos que, claro, la música logra que se sientan como propios, y eso es poderoso. Todo tiempo pasado fue mejor, y ojo que lo dice un joven Bruce en el máximo de su popularidad en Inglaterra. No había más que tele en blanco y negro ni más trabajo que romperse la espalda en las minas, pero qué días aquellos, canta la canción, criándose con gente que dio su vida por la libertad de sus hijos, una generación de hombres que al morir fue sucedida por estos millonarios con tatuajes. “My grandfather taught me how to fight / Old-fashioned stuff like wrong and right / But all around I see his morals buried in a mess of money troubles... Ahí está... Dickinson despotrica contra quienes traicionaron su sangre, contra quienes dan por sentado lo que disfrutan por el esfuerzo de otros, una frustración que adquiere su parte recogida en una composición honesta.

¿El cover? Simplemente... está. Ahí. Había espacio y ganas de grabar un tema escrito originalmente por David Bowie y regalado a Mott The Hoople, ‘All The Young Dudes’, himno del Glam Rock de los setenta. A Bruce Dickinson no le cayó del cielo como a aquella banda, pero la tomó prestada para ver si era verdad que daba tanta suerte y, justamente, con video y todo, fue hit en varios países. Así, pudo salir de gira por clubes de Gran Bretaña y Estados Unidos. ¿Qué pensará el Señor Bowie? Y Ozzy también la hizo... Por Dios.

El buen sonido se debe a que Zomba Music, la empresa que tenía los derechos de las canciones, tenía un nuevo estudio y buscaba un grupo que fuera a probarlo en una especie de marcha blanca... ¿Qué mejor para eso que el disco en solitario de Dickinson? Como productor llegó Chris Tsangarides. Todos jugaron gracias a la idea de Bruce...

Quizás el recreo fue demasiado corto para Bruce Dickinson. Cuando grabó “No Prayer For The Dying” siguió cantando con ese filo más rockero y menos operático, pero muy lejos de igualar su espectacular performance del álbum solista. Sus mejores voces raspadas están en ‘Dive! Dive! Dive!’ y ‘Tattooed Millionaire’, en ninguna otra parte. Lo pasó muy bien en su propio trabajo, pero en Maiden continuó cansado. Fracaso. Gran disco el suyo, pero no se despegó para cumplir al cien sus deberes. Volvió reventado, no quiso ser más el Air Raid Siren y trató de cambiar algo que fuera en Iron Maiden. Dijo que “Seventh Son Of a Seventh Son” tenía fallas y que no era “real”, porque la doncella se había olvidado de la música. Tal cual. Algo de aquella influencia tuvieron “No Prayer...” y “Fear Of The Dark”, pero abandonó cuando se convenció que no podía girar solo el timón dirigido por Harris.

¿Tuvo algo que ver “Tattooed Millionaire” en las decisiones futuras de Dickinson? ¿Fue el disco que lo preparó para su salida, del mismo modo que “Accident Of Birth” y “The Chemical Wedding”  pavimentaron su reunión con Maiden? ¿O es demasiada responsabilidad que se le atribuye a un mero pasatiempo? ¿O Steve Harris de verdad desmidió sus producciones a finales de los ochenta? Especulaciones más, especulaciones menos, el primer disco de Bruce modo solista se recuerda como uno de Rock ‘n’ Roll irreverente y entretenido. En eso, no hay variación ni interpretación.

Jorge Ciudad