Anthrax

(Publicado originalmente en 2009)

 

1984. Megaforce Records

Fue el profético y visionario pálpito que tuvo Jon Zazula el que permitió en gran medida que el bullante Thrash Metal pudiera emerger del underground y quedar capturado para la posteridad en un disco de vinilo. Como dueño de una de las más prestigiosas y especializadas disquerías de Rock de Nueva York, la “Rock N’ Roll Heaven”, Jonny Z recibía innumerables demos de nuevas bandas que buscaban un contrato discográfico; así a sus manos llegaron las primeras maquetas de unos desconocidos Metallica, Overkill y Anthrax y Zazula consciente de la revolucionaria calidad de aquel material y además con un gran olfato comercial, fundó junto a su esposa Marsha el recordado y gravitante sello discográfico Megaforce Records, que financió la grabación del disco debut de cada una de estas tres y ahora legendarias bandas. Y el resto es historia.

Publicado en Enero de 1984, desde su genial y gráfica portada (que años más tarde sería homenajeada/tributada por Pantera en la carátula de su tremendo disco “A Vulgar Display Of Power” de 1992), “A Fistful Of Metal” no era más que la declaración de principios de una banda que llegaría a ser absolutamente rutilante con el paso de los años hasta convertirse en uno de los “Big Four” del thrash norteamericano junto a Slayer, Metallica y Megadeth. Comandados por la fuerte personalidad del guitarrista rítmico Scott Ian y secundado por el baterista Charlie Benante que con el paso de lo años tomaría más y más protagonismo como compositor, el quinteto oriundo de la ciudad de la Estatua de la Libertad, se completaba con el pequeño y prolijo Dan Spitz en la guitarra solista, con el correcto vocalista Neil Turbin y el bajista y miembro fundador junto a Ian, Danny Lilker. Pero al poco tiempo de editado el disco comenzaron los problemas en el seno de la banda, y el vocalista Neil Turbin fue despedido y en su reemplazo llegó Joy Belladonna (sobre el cual hoy en día la banda se refiere a él como Joey “Primadonna”), y el bajista Frank Bello, siendo esta formación la que llegaría a la “cima” en 1987 con la edición del seminal “Among The Living”. Como otro dato anecdótico también se puede contar que Benante se unió a la banda justo antes de grabar “Fistful” ya que anteriormente, aunque no lo crean, el baterista del grupo era Greg D’angelo que luego saltó a la fama con los “blanditos” y muy Glam Metal, White Lion, los mismos que cantan la melosa balada ‘When the children cry’.

Producido por un desconocido Carl Canedy, “A Fistful Of Metal” suena precario y rudimentario, pero esa falta de recursos técnicos y económicos, incluso le da al disco un aire más agresivo y “under”, muy propicio para el estilo thrasher de la música que contiene. ‘Deathrider’ abre la placa con toda su potencia desatada, en un speed metal que desde ya revelaba al baterista Charlie Benante como un auténtico “pulpo” de los bombos y tambores. Los riffs acelerados y el galope incesante del bajo se acoplaban muy bien con la voz de Turbin, en plan más Heavy Metal tradicional, con esos agudos bien marcados en su interpretación. Sin respiro ni tregua mediante, ‘Metal thrashing mad’ es otra patada en el traste que te levanta del asiento con su potencia sustancial y granítica, en un tema que se convertiría en un de los primeros himnos clásicos de la banda. El tercer corte es una versión llena de esteroides de ‘I’m eighteen’, un clásico primigenio del gran maestro del shock rock Alice Cooper. Según el propio Scott Ian, al bajista Danny Lilker le tomó 30 tomas en el estudio para poder grabar esta canción, lo que sumado a su falta de profesionalismo en reiteradas ocasiones, le costó su expulsión del grupo.

Tras el breve respiro con el cover de Alice, el grupo vuelve a su ataque frontal con la asesina ‘Panic’, en otra visceral demostración de metal a máxima velocidad la que cuenta que un excelente lead de guitarras paralelas en plan Maiden/Judas, dos de las principales influencias de Anthrax en sus primeros tiempos. ‘Subjugator’ no es de las canciones más conocidas del disco, pero no por ello se trata de un tema de menor calidad, al contrario es otro ejemplo del incendiario estado de forma del grupo al momento de grabar esta placa, si sólo basta escuchar la hiper velocidad de los bombos de Benante para darse cuenta que el grupo estaba parado sobre una carga de dinamita pura cuando grabaron el disco. ‘Soldiers of metal’ emplea unos riffs centrales muy clásicos en la onda de la NWOBHM, con ese olorcillo a Maiden por aquí y por allí pero tocados a una velocidad duplicada, algo que se reitera en ‘Death from above’, que fiel a la tónica de todo el disco, mantiene la alta velocidad en sus ritmos. Y como era habitual en los discos de los 80’s, el grupo también tenía una canción con el propio nombre de la banda, de esta forma ‘Anthrax’ destaca por sus sucesivos cambios de ritmo, pero como siempre, a gran velocidad. Y es que honestamente el grupo no saca el pie del acelerador en todo el disco, sólo escuchen ‘Across the river’, ¡una verdadera sinfonía de thrash metal a mil por hora!, redondeando un pequeño instrumental que sirve de introducción para ‘Howling furies’ que cierra el disco clamando atención. Y es que los que tuvimos la suerte de vivir en carne y hueso esa época, con el nacimiento del Thash Metal, era imposible que dejáramos pasar un disco tan rutilante como “A Fistful Of Metal”. Este álbum era igual que encontrarse en un callejón con un Mohamed Ali o un Mike Tyson, ¡al primer combo ya te tenía completamente nocaut!.

Cristián Pavez